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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

martes, 8 de marzo de 2016

ENTRE LOS CALORES DEL MES DE MARZO



FLORES DE NUESTRO JARDÍN






























LOS POLÍTICOS CHUCOS

En este blog acuñamos desde hace unos siete años, el concepto de “política chuca” tomado del caló salvadoreño que hace referencia a lo sucio, pestilente y detestable. Y afirmamos que la política en El Salvador ha sido tradicionalmente así, “chuca”, no porque lo sea por definición, sino porque quienes la han practicado en el país, generalmente se han  comportado no pensando en el bien común de la sociedad, sino en sus ambiciones personales y egoístas, caracterizadas por lo que nuestro pueblo conoce como la “vivonada o la animalada”.
 Ver páginas de mis escritos anteriores sobre este tema:   http://ramirovelasco.blogspot.com/2009/01/algo-ms-de-costumbrismo-en-el-salv  y
Y es que lo chuco de la política tradicional salvadoreña, es todo lo contrario a los valores éticos que ya Platón proponía en el siglo V antes de Cristo,  al señalar que: “ el objetivo de la vida del hombre no puede reducirse a la satisfacción de sus necesidades materiales; más allá de éstas, el hombre debe ser objeto de un desarrollo completo de su personalidad, de acuerdo con las partes más elevadas de su alma, la irascible y la racional, con el fin de alcanzar una felicidad identificada con la armonía de su vida”  Tomado del sitio: http://www.webdianoia.com/platon/platon_fil_etica.htm
O como lo señala otro autor, “Los valores fundamentales de la ética no son solamente formas de actuar correctas, sino también determinan la capacidad de una persona para distinguir entre lo que es correcto o que es incorrecto y tomar las decisiones que resulten más convenientes para sí mismo y para el beneficio de la comunidad.
Los valores de la ética deben ser inculcados desde los primeros años de la infancia, ya que mientras más temprano se desarrollen principios éticos en las personas, más arraigados tendrán estos patrones de comportamiento durante la vida adulta, lo que contribuye de una forma significativa a construir una mejor sociedad.”  Tomado de: http://www.cuales.fm/cuales-son-los-valores-eticos/
Pero qué paradoja, la misma mata de políticos chucos incrustada en la Asamblea Legislativa, viene proponiendo desde hace años la lectura de la biblia en las escuelas y aprobaron el mes de febrero pasado, un decreto para que se introduzca de nuevo en la enseñanza a nivel nacional, la materia de Moral, Urbanidad y Cívica que se impartía antes de la Reforma de 1968. Como si la enseñanza por decreto fuera más importante que los hechos y el testimonio de una vida y una cultura de lo honesto y ético que comienza en el hogar, pero que debe ser regla de vida de los que tienen poder político o algún otro tipo de autoridad en la sociedad.
Lo que afirmamos de la política chuca hace tanto tiempo, con referencia a la corrupción y de otras prácticas deshonestas de los políticos, no era pura invención nuestra. Era un secreto a voces  que no se llegó a comprobar, porque el sistema de control y fiscalización de la corrupción estaba también en manos de corruptos o de “aves de paso” que nunca aplicaron las leyes o se dejaron sobornar para no aplicarla, como parte de una cultura de encubrimiento e impunidad.
Que en El Salvador los políticos han sido en su mayoría un miasma, lo demuestran algunos hechos de enriquecimiento ilícito o de manejos turbios de los recursos del estado, llevados a cabo por funcionarios salvadoreño. Tal es el Caso Flores Pérez, en el que como ha sido aceptado por los implicados, se malversó millonarias cantidades de dinero que en parte se destinaron al partido de gobierno en el período 2003- 2004, pero que no se pudieron seguir comprobando ante el deceso del ex mandatario.
En la misma línea, han  salido a la luz pública apenas algunos indicios de otros funcionarios de alto nivel entre ellos, Ex Presidentes de la República, que están siendo investigados en el último año, por parte de la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia, siguiendo la Ley de Enriquecimiento Ilícito de funcionarios y empleados públicos que data de 1959, que aunque es como buscar una aguja en un pajar, ya es algo siquiera.
Pero cada día, aparecen datos extraños que aunque esporádicos, dan una idea de lo escabroso de ese escenario de la corrupción. A manera de ejemplo, solo citemos dos ejemplos acaecidos en estos días:
a)      La noticia del 4 de marzo en curso, publicada por la Prensa Gráfica en la que se da a conocer que la Corte Suprema de Justicia hizo público que “la Presidencia de la República del Gobierno del FMLN, ha contestado que no encuentra la información sobre los viajes del ex presidente Funes” para darle cumplimiento a una orden dentro de un proceso de amparo que actualmente tramita la misma Corte. Y que fue reafirmada por el mismo Secretario de Participación Ciudadana Marcos Rodríguez.
b)      La noticia del Faro del 3 de marzo en curso, en la que se informa que: “Diez días antes de terminar su mandato, Mauricio Funes registró a su nombre más de medio centenar de armas haciendo uso de un permiso especial que le concede la ley. Cuando dejó el cargo, Funes poseía 92 armas de fuego, aunque solo declaró a Probidad una de ellas. Una fuente estatal sostiene que actualmente mantiene registradas 86. El ex presidente lo justifica aludiendo razones de seguridad. 
Estos pocos datos dan una idea de cómo algunos funcionarios que hace poco tiempo    dirigían al país, llegaron para “componerse” a como diera lugar. Pero este mal que no es nuevo, pues lo vivió la sociedad salvadoreña desde siempre, se acentuó a partir de 1989 con los gobiernos de ARENA y ha continuado también en los dos últimos “gobiernos del cambio”.
Menos mal que por fin en El Salvador están apareciendo señales, especialmente por el lado de la Corte Suprema de Justicia y específicamente por la Sección de Probidad, del  iceberg de la corrupción, que demuestran que la mayoría de políticos salvadoreños han sido y siguen siendo “chucos”.
Pero no basta eso, la sociedad pide que tales males se castiguen y que se apliquen las leyes que están escritas y que hasta la fecha pareciera que de nada han servido.







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