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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

viernes, 3 de julio de 2020

JULIO DE TRISTEZAS, PERO LA VIDA TIENE QUE SEGUIR






NUESTRAS PLANTAS EN CASA












MI OPINIÓN SOBRE LA COYUNTURA POLÍTICA ACTUAL, EN EL SALVADOR
Comienzo diciendo que El Salvador, está tan dividido, que opinar de política es quedar bien con unos, pero echarse encima a muchos otros. Con todo y eso, no podemos quedarnos callados quienes deseamos lo mejor para el país, que tratamos de ser objetivos y no tenemos bandera ni intereses partidarios que seguir.
Hace  un año y cinco meses, El Salvador tuvo la sorpresa de unos resultados electorales sorprendentes, cuando el candidato del Partido GANA (Gran Alianza por la Unidad Nacional) se hiciera con una  victoria electoral contundente y en la que saliera electo el actual Presidente de la República.
Como lo sostuve desde los primeros días después de las elecciones, en pláticas con mis amigos cercanos, la victoria fue mayor, debido  a la influencia de los salvadoreños en el exterior que no sólo apoyaron con su dinero para levantar la imagen del candidato, sino que lograron convencer a sus familiares en El Salvador, receptores de remesas, para votar por GANA, partido que sólo sirvió de vehículo para competir en las elecciones, pues a la base estaba el Movimiento Nuevas Ideas.
Los primeros meses de gobierno como toda luna de miel,  fueron de un avance in crescendo sobre la imagen del nuevo Presidente.  Desde la toma de posesión del cargo frente al Palacio Nacional, se daba la impresión de un estilo nuevo de gobernar aparentemente más cercano al pueblo. Poco después, las ofertas de combatir frontalmente la corrupción,  de grandes obras de infraestructura a realizar, la eliminación de Secretarias adscritas a la Presidencia,  el despido de cientos de personas con puestos importantes en el anterior gobierno, las visitas oficiales a la ONU, a Europa y su apoyo para mantener las relaciones con China Popular,  el establecimiento de la CICIES con apoyo de la OEA, hicieron que la popularidad del Presidente subiera hasta alcanzar niveles históricos de popularidad nunca antes vistos. En los primeros meses, todo indicaba que las esperanzas del pueblo se habían volcado alrededor de la figura del Presidente.
Sin embargo, como no todo es perfecto, desde el principio del mandato presidencial se dieron cuestionamientos como: el despido discrecional de funcionarios, la inclusión de funcionarios al nuevo gobierno vinculados tanto al Frente como a ARENA y la poca experiencia de algunos si no de la mayoría, la posible improvisación en la agenda presidencial y la marcada falta de planificación, la disolución de la Secretaría de Transparencia y de otras secretarías importantes, la crisis de agua contaminada vinculada a ANDA, la incursión de militares el 9 de febrero a la Asamblea Legislativa, el frecuente ataque discursivo a los partidos de oposición, los vetos a decretos de la Asamblea Legislativa, etc., actuaciones que fueron creando un ambiente de tensión en el escenario político y un sentir de mucho autoritarismo por parte del ciudadano Presidente.
Después aparecieron en El Salvador, los primeros efectos de la pandemia del Covid 19 y las primeras medidas tomadas por el Ejecutivo.
El 26 de marzo del 2020, por medio del Ministerio de Salud, se decretó una cuarentena general del país, aplicable a todos los sectores de la vida nacional, comenzando con el sector público con excepción de los servicios médicos, algunos servicios públicos vitales, seguridad pública, fuerza armada y  los asociados a la industria farmacéutica, alimentación y agricultura.
En aquel contexto, se aprobó también, la dotación de un bono a la población salvadoreña de 300 dólares por vivienda  ”a las personas que no tuvieran un vínculo laboral y que se vieran afectadas económicamente por la pandemia,” y un bono de 150 dólares a los  “empleados públicos que realizaran directamente actividades al combate del COVID-19”. Y en ese período, se tomaron medidas como el cierre del aeropuerto internacional con el efecto de mucha población de salvadoreños varados en extranjero, y la creación de centros de contención y confinamiento. 
A raíz de las acciones tomadas por el gobierno, se produjeron concentraciones desordenadas de población para obtener el bono en los ENADES y en los bancos, dotación de fertilizantes para los agricultores, movilizaciones en los centros penales, despliegues de los cuerpos de seguridad y de la Fuerza Armada y manifestaciones de protesta, en las que grupos de población salieron a las calles, sin mayores medidas de protección.
Cumplidos los plazos de la primera cuarentena, se fueron decretando otras, especialmente por el Ejecutivo, en el entendido que se  trataba de emergencia nacional, hasta llegar a casi unos tres meses de confinamiento de la población en sus casas.
El Presidente de la República, realizó varias cadenas nacionales en todos los medios masivos de radio y televisión para dar su visión sobre la pandemia, acusar a los órganos de Estado y partidos políticos de oposición como los principales obstaculizadores para el funcionamiento efectivo de las cuarentenas  y de las medidas aplicadas.
Más tarde, iniciada la estación lluviosa aparecieron dos tormentas con grandes desastres,  lo que ocasionó seguramente nuevos contagios en la población, habiendo llegado a la saturación de los hospitales públicos.
Varios decretos procedentes de la Asamblea Legislativa fueron vetados por el Presidente de la República, llegando a una etapa de casi limbo jurídico por falta de decretos de ley, consensuados por el Ejecutivo y la Asamblea Legislativa.
La propagación del virus a esta fecha es alarmante.  Lo anterior, demuestra que ha habido muchos errores en las decisiones tomadas desde los Órganos del Estado responsables de velar por el bien común, orientar y atender a la población afectada, pero sobre todo, demuestra la incapacidad, la falta de conciencia y educación de la mayoría de la población para evitar el contagio.
Mientras tanto, a nivel político los Órganos del Estado, especialmente el Ejecutivo y la Asamblea Legislativa,  han ocupado la misma pandemia como medio para hacer ver que están haciendo mucho por la población, con pleitos interminables que desde el sentido común nos demuestran que se está sacando raja política para lograr más adherentes, frente a las próximas elecciones que aunque serán hasta el 28 de febrero del 2001, para ellos están muy cerca.  
Tan cierta es esa histeria por las próximas elecciones, que algunos alfiles que han venido actuando cerca del mismo Presidente, están dejando sus cargos en el Ejecutivo  para participar como diputados y alcaldes en las próximas elecciones en donde esperan tener seguramente unos aguerridos diputados y diputadas.
Y es que está a la vista que como parte del juego en el ajedrez político del nuevo partido en el Gobierno, el principal objetivo es llegar a tener el control de la Asamblea Legislativa después de las próximas elecciones. Lo que permitirá en su momento, poder nombrar a funcionarios de las entidades públicas, especialmente del Órgano Judicial, de la Fiscalía General de la República, del Tribunal Supremo Electoral , de la Corte de Cuentas, de la Procuraduría General de la República y por supuesto, de los organismos responsables de la transparencia en el Estado. De esa manera, el Ejecutivo tendría facultades casi totales para realizar los cambios y disponer del poder suficiente para administrar el Estado,  sin trabas y contrapesos.
Si, lo dicho no es cierto, al menos lo parece y la población salvadoreña lo debe saber, antes de las próximas elecciones para que con conocimiento de causa se actúe en consecuencia. Ojalá nos equivoquemos en nuestra apreciación, pero dicen que lo que está a la vista, no quiere anteojos. 
Después de tantos años que he visto las actuaciones de los políticos, aprendí que no debo quemar mis manos por ningún partido o candidato,  hasta no ver sus actuaciones. De allí, que si los políticos requieren del pueblo, antes deben demostrar que actúan dentro de los límites que da la misma ética política, que consisten en que por encima de los intereses personales deben prevalecer los intereses de toda la sociedad o de lo que se denomina el bien común. Por lo tanto, que no se aprovechen los políticos de todo color y tendencia, de la pandemia para disfrazar sus verdaderos objetivos, para ganar simpatías y lo que es peor para engañar al pueblo.




Con el ánimo, no de establecer comparaciones para la coyuntura actual, sino para que aprendamos de la historia, les coloco el siguiente escrito que publiqué en este mismo blog, en el año 2013. Que cada quien, saque sus propias conclusiones.

¿PRESIDENTE FUNES, ESTADISTA O JEFE DEL EJECUTIVO?
La esperanza por un gobernante diferente fue muy grande para un sector importante de la población  al elegir al Presidente Mauricio Funes, en el año 2009.
La población esperaba un gobernante que además de responder a los grandes desafíos de un país atrasado y con serios retrocesos a nivel social, económico y político, pudiese también ayudar a trascender la polarización de dos posiciones que a veces parecen irreconciliables, la de ARENA y la del FMLN.
El sector que tal vez esperaba algo más con la elección de Funes, fue buena parte de la clase media que  tuvo que marcar la bandera del Frente, para llevar a un “moderado” y a un ciudadano con muy buenos antecedentes profesionales a la presidencia, aunque por esas cosas de la política, se tuviera que poner el chaleco de aquel partido.
En los primeros 3 años de gobierno Don Mauricio, gobernó casi alejado del partido que le sirvió de base para llegar al poder y mantuvo cierta confrontación con sus dirigentes, especialmente con los diputados del Frente y con el Vicepresidente, Salvador Sánchez Cerén, actual candidato presidencial.  Además, mantuvo, un relativo acercamiento con los grandes empresarios, a través del Consejo Económico y Social (CES) que él mismo creó en octubre de 2009 y en el que estaban representados diversos sectores como: el gobierno, la gran empresa privada, los sindicatos, universidades  y otros sectores sociales.
El relativo entendimiento del gobierno con dichos sectores se mantuvo durante casi tres años, pero se rompió con el retiro del sector empresarial a mediados de julio de 2012.
Por otra parte, durante el primer año y medio de gobierno,  la población evaluó muy bien la gestión del Presidente y en todas las encuestas su puntaje de aprobación fue muy alto, comparado con otros presidentes de América Latina (Ver encuestas de IUDOP). Sin embargo, la aprobación bajó de manera importante al cumplirse los dos años de gobierno, aunque se fue recuperando a partir del  año 2012.   
Fue tal vez por la baja en las encuestas, que el Presidente estableció como medida correctiva para ganar más popularidad, el programa radial “Conversando con el Presidente” a partir del 14 de julio de 2012. Tal programa seguramente, le ha permitido volver a los niveles  de popularidad alcanzados en el 2009 y mediados del 2010 y mantenerlos elevados a menos de un año para que termine su mandato (Ver encuestas de IUDOP).
Sin embargo, desde que tal programa ha estado en el aire, el Presidente ha desencadenado un fuerte enfrentamiento con el sector privado y con el Partido ARENA, al responder los comentarios y llamadas de los oyentes. Tal enfrentamiento ha coincidido con la campaña electoral que se inició como siempre de manera adelantada por los partidos políticos, desde principios del 2012 y que ha alcanzado niveles elevados a octubre de 2013.
La forma utilizada por el Presidente para atacar al partido ARENA, demuestra un velado apoyo al FMLN, pues utiliza la estrategia de atacar de manera directa al partido contrario y no mencionar nada en contra del partido que lo llevó al poder; comentar para la audiencia que ahora todo es muy diferente y positivo,  si se compara con lo actuado por los pasados gobiernos de ARENA; y que además sería nefasto un futuro gobierno de tal partido.
Tal actuación del Presidente, contrasta con la prohibición que hiciera a sus ministros al principio de su gestión,  en diciembre del 2010,  al prohibir que los funcionarios de primer nivel participaran en actos de tipo partidario en la campaña de diputados y alcaldes. En aquella ocasión expresó: “el funcionario de primera línea del  gabinete que quiera hacer proselitismo lo podrá hacer, pero antes que renuncie; no pueden involucrarse en campaña”.
Pero dando un giro de noventa grados, el 31 de agosto pasado, el Presidente autorizó a los funcionarios de su Gabinete que son militantes y convencionistas del FMLN para que asistieran a la XXX Convención Nacional del partido; La Convención Nacional "es un acto estrictamente partidario, no es un acto proselitista, no tiene un contenido de proselitismo electoral, no es el inicio de la campaña electoral, señaló. "Los ministros están en libertad si asisten o no para acompañar a la fórmula presidencial", compuesta por el vicepresidente, Salvador Sánchez Cerén y el alcalde de Santa Tecla, Oscar Ortiz, aseguró.
Aunque la frontera conceptual establecida por el presidente para diferenciar entre campaña electoral y actos proselitistas es muy estrecha, pareciera que frente a un período de campaña presidencial en el que hay dos fuertes partidos de derecha compitiendo y con elevadas posibilidades de triunfo, el Presidente ha optado por brindar su apoyo velado al partido de gobierno, el FMLN.
Lastimosamente, la oportunidad que le otorgó buena parte de la población al Presidente Funes, al elegirlo Presidente, para tomar un liderazgo de unificación nacional parece que se pierde, cuando ya sólo le quedan al gobernante unos ochos meses de gestión.
Es decir, que las grandes acciones de concertación requeridas para alcanzar un gran entendimiento nacional con los diversos sectores sobre temas prioritarios como: seguridad, empleo, el tema fiscal, endeudamiento externo, inversión y otros, quedarán pendientes a saber para cuanto tiempo más.
En otras palabras el Señor Presidente, que pudo convertirse en un verdadero Jefe de Estado, parece que pasará a la historia como otro Jefe más del Ejecutivo. Y esto es mejor decirlo ahora  y no cuando él haya concluido su mandato.
Ramiro Velasco, octubre de 2013