NUESTRAS PLANTAS EN CASA
MI OPINIÓN SOBRE LA COYUNTURA POLÍTICA ACTUAL,
EN EL SALVADOR
Comienzo diciendo que El Salvador, está
tan dividido, que opinar de política es quedar bien con unos, pero echarse
encima a muchos otros. Con todo y eso, no podemos quedarnos callados quienes deseamos
lo mejor para el país, que tratamos de ser objetivos y no tenemos bandera ni
intereses partidarios que seguir.
Hace
un año y cinco meses, El Salvador tuvo la sorpresa de unos resultados
electorales sorprendentes, cuando el candidato del Partido GANA (Gran Alianza
por la Unidad Nacional) se hiciera con una
victoria electoral contundente y en la que saliera electo el actual Presidente
de la República.
Como lo sostuve desde los primeros días después
de las elecciones, en pláticas con mis amigos cercanos, la victoria fue mayor,
debido a la influencia de los
salvadoreños en el exterior que no sólo apoyaron con su dinero para levantar la
imagen del candidato, sino que lograron convencer a sus familiares en El
Salvador, receptores de remesas, para votar por GANA, partido que sólo sirvió
de vehículo para competir en las elecciones, pues a la base estaba el
Movimiento Nuevas Ideas.
Los primeros meses de gobierno como toda
luna de miel, fueron de un avance in
crescendo sobre la imagen del nuevo Presidente. Desde la toma de posesión del cargo frente al
Palacio Nacional, se daba la impresión de un estilo nuevo de gobernar
aparentemente más cercano al pueblo. Poco después, las ofertas de combatir
frontalmente la corrupción, de grandes
obras de infraestructura a realizar, la eliminación de Secretarias adscritas a
la Presidencia, el despido de cientos de
personas con puestos importantes en el anterior gobierno, las visitas oficiales
a la ONU, a Europa y su apoyo para mantener las relaciones con China
Popular, el establecimiento de la CICIES
con apoyo de la OEA, hicieron que la popularidad del Presidente subiera hasta
alcanzar niveles históricos de popularidad nunca antes vistos. En los primeros
meses, todo indicaba que las esperanzas del pueblo se habían volcado alrededor
de la figura del Presidente.
Sin embargo, como no todo es perfecto,
desde el principio del mandato presidencial se dieron cuestionamientos como: el
despido discrecional de funcionarios, la inclusión de funcionarios al nuevo
gobierno vinculados tanto al Frente como a ARENA y la poca experiencia de
algunos si no de la mayoría, la posible improvisación en la agenda presidencial
y la marcada falta de planificación, la disolución de la Secretaría de
Transparencia y de otras secretarías importantes, la crisis de agua contaminada
vinculada a ANDA, la incursión de militares el 9 de febrero a la Asamblea
Legislativa, el frecuente ataque discursivo a los partidos de oposición, los
vetos a decretos de la Asamblea Legislativa, etc., actuaciones que fueron
creando un ambiente de tensión en el escenario político y un sentir de mucho
autoritarismo por parte del ciudadano Presidente.
Después aparecieron en El Salvador, los
primeros efectos de la pandemia del Covid 19 y las primeras medidas tomadas por
el Ejecutivo.
El 26 de marzo del 2020, por medio del
Ministerio de Salud, se decretó una cuarentena general del país, aplicable a
todos los sectores de la vida nacional, comenzando con el sector público con
excepción de los servicios médicos, algunos servicios públicos vitales,
seguridad pública, fuerza armada y los
asociados a la industria farmacéutica, alimentación y agricultura.
En aquel contexto, se aprobó también, la
dotación de un bono a la población salvadoreña de 300 dólares por vivienda ”a las personas que no tuvieran un vínculo
laboral y que se vieran afectadas económicamente por la pandemia,” y un bono de
150 dólares a los “empleados públicos
que realizaran directamente actividades al combate del COVID-19”. Y en ese
período, se tomaron medidas como el cierre del aeropuerto internacional con el
efecto de mucha población de salvadoreños varados en extranjero, y la creación
de centros de contención y confinamiento.
A raíz de las acciones tomadas por el
gobierno, se produjeron concentraciones desordenadas de población para obtener
el bono en los ENADES y en los bancos, dotación de fertilizantes para los
agricultores, movilizaciones en los centros penales, despliegues de los cuerpos
de seguridad y de la Fuerza Armada y manifestaciones de protesta, en las que
grupos de población salieron a las calles, sin mayores medidas de protección.
Cumplidos los plazos de la primera
cuarentena, se fueron decretando otras, especialmente por el Ejecutivo, en el
entendido que se trataba de emergencia
nacional, hasta llegar a casi unos tres meses de confinamiento de la población
en sus casas.
El Presidente de la República, realizó
varias cadenas nacionales en todos los medios masivos de radio y televisión
para dar su visión sobre la pandemia, acusar a los órganos de Estado y partidos
políticos de oposición como los principales obstaculizadores para el funcionamiento
efectivo de las cuarentenas y de las
medidas aplicadas.
Más tarde, iniciada la estación lluviosa
aparecieron dos tormentas con grandes desastres, lo que ocasionó seguramente nuevos contagios
en la población, habiendo llegado a la saturación de los hospitales públicos.
Varios decretos procedentes de la
Asamblea Legislativa fueron vetados por el Presidente de la República, llegando
a una etapa de casi limbo jurídico por falta de decretos de ley, consensuados
por el Ejecutivo y la Asamblea Legislativa.
La propagación del virus a esta fecha es
alarmante. Lo anterior, demuestra que ha
habido muchos errores en las decisiones tomadas desde los Órganos del Estado
responsables de velar por el bien común, orientar y atender a la población
afectada, pero sobre todo, demuestra la incapacidad, la falta de conciencia y
educación de la mayoría de la población para evitar el contagio.
Mientras tanto, a nivel político los Órganos
del Estado, especialmente el Ejecutivo y la Asamblea Legislativa, han ocupado la misma pandemia como medio para
hacer ver que están haciendo mucho por la población, con pleitos interminables
que desde el sentido común nos demuestran que se está sacando raja política
para lograr más adherentes, frente a las próximas elecciones que aunque serán
hasta el 28 de febrero del 2001, para ellos están muy cerca.
Tan cierta es esa histeria por las
próximas elecciones, que algunos alfiles que han venido actuando cerca del
mismo Presidente, están dejando sus cargos en el Ejecutivo para participar como diputados y alcaldes en
las próximas elecciones en donde esperan tener seguramente unos aguerridos
diputados y diputadas.
Y es que está a la vista que como parte
del juego en el ajedrez político del nuevo partido en el Gobierno, el principal
objetivo es llegar a tener el control de la Asamblea Legislativa después de las
próximas elecciones. Lo que permitirá en su momento, poder nombrar a
funcionarios de las entidades públicas, especialmente del Órgano Judicial, de la
Fiscalía General de la República, del Tribunal Supremo Electoral , de la Corte
de Cuentas, de la Procuraduría General de la República y por supuesto, de los
organismos responsables de la transparencia en el Estado. De esa manera, el
Ejecutivo tendría facultades casi totales para realizar los cambios y disponer
del poder suficiente para administrar el Estado, sin trabas y contrapesos.
Si, lo dicho no es cierto, al menos lo
parece y la población salvadoreña lo debe saber, antes de las próximas
elecciones para que con conocimiento de causa se actúe en consecuencia. Ojalá
nos equivoquemos en nuestra apreciación, pero dicen que lo que está a la vista,
no quiere anteojos.
Después de tantos años que he visto las
actuaciones de los políticos, aprendí que no debo quemar mis manos por ningún
partido o candidato, hasta no ver sus
actuaciones. De allí, que si los políticos requieren del pueblo, antes deben
demostrar que actúan dentro de los límites que da la misma ética política, que
consisten en que por encima de los intereses personales deben prevalecer los
intereses de toda la sociedad o de lo que se denomina el bien común. Por lo
tanto, que no se aprovechen los políticos de todo color y tendencia, de la
pandemia para disfrazar sus verdaderos objetivos, para ganar simpatías y lo que
es peor para engañar al pueblo.
Con el ánimo, no de establecer
comparaciones para la coyuntura actual, sino para que aprendamos de la
historia, les coloco el siguiente escrito que publiqué en este mismo blog, en el
año 2013. Que cada quien, saque sus propias conclusiones.
¿PRESIDENTE
FUNES, ESTADISTA O JEFE DEL EJECUTIVO?
La esperanza por un gobernante diferente
fue muy grande para un sector importante de la población al elegir
al Presidente Mauricio Funes, en el año 2009.
La población esperaba un gobernante que
además de responder a los grandes desafíos de un país atrasado y con serios
retrocesos a nivel social, económico y político, pudiese también ayudar a
trascender la polarización de dos posiciones que a veces parecen
irreconciliables, la de ARENA y la del FMLN.
El sector que tal vez esperaba algo más
con la elección de Funes, fue buena parte de la clase media que tuvo
que marcar la bandera del Frente, para llevar a un “moderado” y a un ciudadano
con muy buenos antecedentes profesionales a la presidencia, aunque por esas
cosas de la política, se tuviera que poner el chaleco de aquel partido.
En los primeros 3 años de gobierno Don
Mauricio, gobernó casi alejado del partido que le sirvió de base para llegar al
poder y mantuvo cierta confrontación con sus dirigentes, especialmente con los
diputados del Frente y con el Vicepresidente, Salvador Sánchez Cerén, actual
candidato presidencial. Además, mantuvo, un relativo acercamiento
con los grandes empresarios, a través del Consejo Económico y Social (CES) que
él mismo creó en octubre de 2009 y en el que estaban representados diversos
sectores como: el gobierno, la gran empresa privada, los sindicatos,
universidades y otros sectores sociales.
El relativo entendimiento del gobierno
con dichos sectores se mantuvo durante casi tres años, pero se rompió con el
retiro del sector empresarial a mediados de julio de 2012.
Por otra parte, durante el primer año y
medio de gobierno, la población evaluó muy bien la gestión del
Presidente y en todas las encuestas su puntaje de aprobación fue muy alto,
comparado con otros presidentes de América Latina (Ver encuestas de IUDOP). Sin
embargo, la aprobación bajó de manera importante al cumplirse los dos años de
gobierno, aunque se fue recuperando a partir del año
2012.
Fue tal vez por la baja en las encuestas,
que el Presidente estableció como medida correctiva para ganar más popularidad,
el programa radial “Conversando con el Presidente” a partir del 14 de julio de
2012. Tal programa seguramente, le ha permitido volver a los
niveles de popularidad alcanzados en el 2009 y mediados del 2010 y
mantenerlos elevados a menos de un año para que termine su mandato (Ver
encuestas de IUDOP).
Sin embargo, desde que tal programa ha
estado en el aire, el Presidente ha desencadenado un fuerte enfrentamiento con
el sector privado y con el Partido ARENA, al responder los comentarios y
llamadas de los oyentes. Tal enfrentamiento ha coincidido con la campaña
electoral que se inició como siempre de manera adelantada por los partidos
políticos, desde principios del 2012 y que ha alcanzado niveles elevados a
octubre de 2013.
La forma utilizada por el Presidente para
atacar al partido ARENA, demuestra un velado apoyo al FMLN, pues utiliza la
estrategia de atacar de manera directa al partido contrario y no mencionar nada
en contra del partido que lo llevó al poder; comentar para la audiencia que
ahora todo es muy diferente y positivo, si se compara con lo actuado
por los pasados gobiernos de ARENA; y que además sería nefasto un futuro
gobierno de tal partido.
Tal actuación del Presidente, contrasta
con la prohibición que hiciera a sus ministros al principio de su gestión, en
diciembre del 2010, al prohibir que los funcionarios de primer nivel
participaran en actos de tipo partidario en la campaña de diputados y alcaldes.
En aquella ocasión expresó: “el funcionario de primera línea del gabinete
que quiera hacer proselitismo lo podrá hacer, pero antes que renuncie; no
pueden involucrarse en campaña”.
Pero dando un giro de noventa grados, el
31 de agosto pasado, el Presidente autorizó a los funcionarios de su Gabinete
que son militantes y convencionistas del FMLN para que asistieran a la XXX
Convención Nacional del partido; La Convención Nacional "es un acto
estrictamente partidario, no es un acto proselitista, no tiene un contenido de
proselitismo electoral, no es el inicio de la campaña electoral, señaló.
"Los ministros están en libertad si asisten o no para acompañar a la
fórmula presidencial", compuesta por el vicepresidente, Salvador Sánchez
Cerén y el alcalde de Santa Tecla, Oscar Ortiz, aseguró.
Aunque la frontera conceptual establecida
por el presidente para diferenciar entre campaña electoral y actos
proselitistas es muy estrecha, pareciera que frente a un período de campaña
presidencial en el que hay dos fuertes partidos de derecha compitiendo y con
elevadas posibilidades de triunfo, el Presidente ha optado por brindar su apoyo
velado al partido de gobierno, el FMLN.
Lastimosamente, la oportunidad que le
otorgó buena parte de la población al Presidente Funes, al elegirlo Presidente,
para tomar un liderazgo de unificación nacional parece que se pierde, cuando ya
sólo le quedan al gobernante unos ochos meses de gestión.
Es decir, que las grandes acciones de
concertación requeridas para alcanzar un gran entendimiento nacional con los
diversos sectores sobre temas prioritarios como: seguridad, empleo, el tema
fiscal, endeudamiento externo, inversión y otros, quedarán pendientes a saber
para cuanto tiempo más.
En otras palabras el Señor Presidente,
que pudo convertirse en un verdadero Jefe de Estado, parece que pasará a la
historia como otro Jefe más del Ejecutivo. Y esto es mejor decirlo
ahora y no cuando él haya concluido su mandato.
Ramiro Velasco, octubre de 2013