IGLESIA DE PROVIDENCIA CUMPLE CIEN AÑOS
En el Cantón Nombre de Dios de Sensuntepeque, se yergue la Iglesia de Providencia que vista por el lado norte de Dolores y el costado oriente de Sensuntepeque, aparece con su silueta blanca como prendida de la montaña.
La obra comenzó a levantarse a principios de los años mil novecientos. En ella, pusieron todo su empeño, familias ilustres como los Barrera, de entre los que se destaca Sotero Barrera, padre del benemérito sensuntepecano, Benjamín Barrera y Reyes, Segundo Obispo de Santa Ana.
Construir la Iglesia, el convento y el atrio fue toda una hazaña; pues por la aridez del sitio, había que acarrear el agua desde una fuente no muy cercana y llevar otros materiales a lomo de caballo.
La Iglesia fue dedicada a la Virgen de Lourdes que en 1858, según la tradición católica se apareció en los Pirineos Franceses, a la niña Bernardita Soubirous. Por eso, al fondo del altar mayor, se encuentra una gruta en la que aparecen las imágenes de la Virgen y de la pequeña santa.
En el convento de aquella Iglesia, los Misioneros Josefinos recibieron por primera vez, al joven Benjamín Barrera y lo acogieron en su Congregación, hasta su nombramiento como Obispo.
El 19 de abril de 1916, los Josefinos se hicieron cargo de la extensa Parroquia de Sensuntepeque, siendo Obispo D. Antonio Adolfo Pérez y Aguilar. Entre los sacerdotes, estaban: Ezequiel Díaz que era el Párroco, Mariano Macías, Mariano Villegas y Camilo Gutiérrez. (Actualmente la casa “Sociedad Garibay-Gutiérrez, situada en Sensuntepeque, lleva el nombre del Padre Camilo Gutiérrez y del Sacerdote Rafael Garibay). La misión de los Padres Josefinos en Sensuntepeque finalizó el 11 de septiembre de 1920, al tomar posesión de la parroquia, el Reverendo Padre Pablo Delgado.
El templo de Providencia era hasta hace unos años, la más grande de las iglesias rurales de la zona y ha sido siempre muy visitado por peregrinos de lugares vecinos, tanto de Sensuntepeque, de Victoria, de Dolores y de comunidades de Honduras.
La celebración del once de febrero fue siempre una fiesta a la que concurrían diversas personas de Sensuntepeque, como tenderos, fotógrafos, músicos, etc.
A principios de los años noventa, por gestión del Padre Juan Mendoza, oriundo de aquel lugar y de otros lugareños, se construyó una calle para vehículos automotores, que conectaba Sensuntepeque por el lado de los llamados Filos de Providencia. En la actualidad la calle es más transitable por el lado de San Gregorio.
Nuestro reconocimiento imperecedero a quienes hicieron de Providencia, un lugar más atractivo para la veneración de la Virgen y para la convivencia de las comunidades aledañas.
AQUELLOS OJOS VERDES
Caía la tarde
en el querido pueblo,
con calles que cruzan los cerros,
y donde aún quedan rasgos
de la vieja España.
Sin pretenderlo,
salí a la calle,
y me encontré con ella.
Era de mediana estatura.
Su piel muy blanca,
y su ojos verdes,
como las hojas más frescas
de la campiña.
Platicamos del viento
que hace sus travesuras…
Y que llegado febrero,
ella se iría de nuevo a clases,
y yo, a mi pequeño encierro.
Pronto llegó la noche
y llegó febrero,
y sin muchas palabras
nos despedimos…
En todos los diciembres,
la busqué afanoso; mas nunca
la volví a encontrar.
Tal vez, se fue con los vientos
que llegaban de Honduras,
en su camino hacia el mar.
Pero si voy por los campos,
puedo ver de nuevo,
el verde iris de sus ojos,
escondido entre las ramas
de la floresta;
y escuchar clara su voz,
con el arrullo
de las tortolitas.
¿TENDRÁ SOLUCIÓN EL PROBLEMA DE LAS VENTAS CALLEJERAS?Publicado en “Periódico La Macana”, Sección “La Porcaya”
Llegar a disminuir las ventas callejeras constituye una meta que debiera ser prioritaria en las agendas municipales del Departamento de Cabañas, especialmente en las ciudades de Sensuntepeque e Ilobasco, donde el problema es mayor. Sin embargo, pareciera que al tema no se le da la importancia que merece.
El incremento de vendedores y vendedoras en las calles, tomó mayor auge en Sensuntepeque, al cerrarse el mercado para su reconstrucción por parte del Concejo Municipal, presidido por Don Víctor Orellana, en el período 2001-2003.
El mercado fue reconstruido mediante una importante suma de dinero y según opiniones de personas entendidas, no satisfizo las aspiraciones de vendedores y usuarios, debido a varios factores. Entre ellos, la poca capacidad con que cuenta el local actual para albergar a los vendedores; la falta de condiciones de higiene al no contar con extractores de aire viciado; el poco espacio para la descarga de mercadería; y el limitado espacio para el estacionamiento de vehículos.
En las dos últimas administraciones del partido en el Gobierno, pareciera que se hacen intentos por dar una solución al problema, pero los hechos demuestran pocos resultados positivos.
El problema ha llegado a tal nivel, que varias aceras y calles son tomadas por los vendedores, venidos especialmente de otros municipios como Cojutepeque, San Martín, Ilobasco y San Salvador, que imposibilitan el transito de vehículos y de personas, frente al mercado y en toda la zona adyacente. Con el agravante, que la invasión se va extendiendo cada vez más hacia el centro de la ciudad y otras calles.
Lo anterior además de restringir el derecho de los ciudadanos para transitar por las aceras y calles, ha creado un problema adicional, que es la competencia desleal a los locatarios del mercado que se quejan de no vender, pues los usuarios prefieren hacer sus compras en la calle, probablemente a precios un poco más baratos, aunque en un ambiente menos limpio.
Por lo general, al final de cada año los reporteros locales de los periódicos con cobertura nacional, reportan los intentos que hacen, frente al problema, las autoridades locales de Sensuntepeque, probablemente más en un afán publicitario y no para informar de soluciones reales. El año 2006 no fue la excepción. Y así, administraciones municipales del mismo partido van y vienen, pero el problema sigue igual.
Como en otras ciudades de El Salvador, al problema de las ventas ambulantes, se une el de las calles obstruidas para el tráfico vehicular, el desorden, la suciedad y la inseguridad para las personas que desean hacer sus compras con tranquilidad.
Sin embargo, una ciudad con características parecidas a las de Sensuntepeque y a la que hay que imitar, en cuanto a su ordenamiento y preservación histórica, es Suchitoto.
Por otra parte, en temas como el ordenamiento, está claro que la Municipalidad tiene una función y responsabilidad que no puede delegar a otros.
En el caso de Sensuntepeque, me imagino que los miembros del Concejo Municipal, habrán considerado algunas posibles soluciones y son conscientes que sin medidas más innovadoras, es casi imposible dar respuesta duradera al problema.
De lo que estoy convencido es que para llegar a una solución integral, debe de pensarse en otros sitios alejados del mercado actual. En ese sentido, me atrevo a plantear algunas ideas que requieren ser sopesadas y que podrían dar origen a nuevos proyectos. En el entendido que cuando propongo esto, no estoy pensando en favorecer a ningún partido político determinado, sino a los usuarios y a los habitantes de Sensuntepeque que merecen un destino mejor.
Propongo considerar lo siguiente:
w Un nuevo mercado periférico. Este podría ubicarse en un lugar alejado del estrecho centro de la ciudad, como la salida de la Colonia Los Llanitos. A este sitio, podría llegar especialmente la población de colonias y barrios del occidente de la ciudad que tienen abundante población y de los cantones aledaños. Además, el tráfico vehícular de San Salvador podría tener acceso por el lado de Guacotecti y la Calle que conduce al Cantón San Lorenzo.
w Pequeñas plazas, en puntos clave de las salidas de la ciudad, en donde se construyan puestos que dispongan de casetas bien diseñadas, así como de servicios básicos; y sobre todo, que puedan ser vendidos con facilidades de pago, a los futuros locatarios.
w Mercado sobre ruedas. Consistiría en pequeños predios autorizados y vigilados por la Municipalidad para la venta de productos de consumo básico, en días establecidos y con la promoción correspondiente.
Convendría que los señores miembros del Concejo Municipal de Sensuntepeque hagan saber a la ciudadanía, de manera pública, si tienen algún proyecto concreto para dar una solución de fondo al problema de las ventas callejeras; o si piensan dejarle esa tarea, a futuros gobiernos municipales.
En el Cantón Nombre de Dios de Sensuntepeque, se yergue la Iglesia de Providencia que vista por el lado norte de Dolores y el costado oriente de Sensuntepeque, aparece con su silueta blanca como prendida de la montaña.
La obra comenzó a levantarse a principios de los años mil novecientos. En ella, pusieron todo su empeño, familias ilustres como los Barrera, de entre los que se destaca Sotero Barrera, padre del benemérito sensuntepecano, Benjamín Barrera y Reyes, Segundo Obispo de Santa Ana.
Construir la Iglesia, el convento y el atrio fue toda una hazaña; pues por la aridez del sitio, había que acarrear el agua desde una fuente no muy cercana y llevar otros materiales a lomo de caballo.
La Iglesia fue dedicada a la Virgen de Lourdes que en 1858, según la tradición católica se apareció en los Pirineos Franceses, a la niña Bernardita Soubirous. Por eso, al fondo del altar mayor, se encuentra una gruta en la que aparecen las imágenes de la Virgen y de la pequeña santa.
En el convento de aquella Iglesia, los Misioneros Josefinos recibieron por primera vez, al joven Benjamín Barrera y lo acogieron en su Congregación, hasta su nombramiento como Obispo.
El 19 de abril de 1916, los Josefinos se hicieron cargo de la extensa Parroquia de Sensuntepeque, siendo Obispo D. Antonio Adolfo Pérez y Aguilar. Entre los sacerdotes, estaban: Ezequiel Díaz que era el Párroco, Mariano Macías, Mariano Villegas y Camilo Gutiérrez. (Actualmente la casa “Sociedad Garibay-Gutiérrez, situada en Sensuntepeque, lleva el nombre del Padre Camilo Gutiérrez y del Sacerdote Rafael Garibay). La misión de los Padres Josefinos en Sensuntepeque finalizó el 11 de septiembre de 1920, al tomar posesión de la parroquia, el Reverendo Padre Pablo Delgado.
El templo de Providencia era hasta hace unos años, la más grande de las iglesias rurales de la zona y ha sido siempre muy visitado por peregrinos de lugares vecinos, tanto de Sensuntepeque, de Victoria, de Dolores y de comunidades de Honduras.
La celebración del once de febrero fue siempre una fiesta a la que concurrían diversas personas de Sensuntepeque, como tenderos, fotógrafos, músicos, etc.
A principios de los años noventa, por gestión del Padre Juan Mendoza, oriundo de aquel lugar y de otros lugareños, se construyó una calle para vehículos automotores, que conectaba Sensuntepeque por el lado de los llamados Filos de Providencia. En la actualidad la calle es más transitable por el lado de San Gregorio.
Nuestro reconocimiento imperecedero a quienes hicieron de Providencia, un lugar más atractivo para la veneración de la Virgen y para la convivencia de las comunidades aledañas.
AQUELLOS OJOS VERDES
Caía la tarde
en el querido pueblo,
con calles que cruzan los cerros,
y donde aún quedan rasgos
de la vieja España.
Sin pretenderlo,
salí a la calle,
y me encontré con ella.
Era de mediana estatura.
Su piel muy blanca,
y su ojos verdes,
como las hojas más frescas
de la campiña.
Platicamos del viento
que hace sus travesuras…
Y que llegado febrero,
ella se iría de nuevo a clases,
y yo, a mi pequeño encierro.
Pronto llegó la noche
y llegó febrero,
y sin muchas palabras
nos despedimos…
En todos los diciembres,
la busqué afanoso; mas nunca
la volví a encontrar.
Tal vez, se fue con los vientos
que llegaban de Honduras,
en su camino hacia el mar.
Pero si voy por los campos,
puedo ver de nuevo,
el verde iris de sus ojos,
escondido entre las ramas
de la floresta;
y escuchar clara su voz,
con el arrullo
de las tortolitas.
¿TENDRÁ SOLUCIÓN EL PROBLEMA DE LAS VENTAS CALLEJERAS?Publicado en “Periódico La Macana”, Sección “La Porcaya”
Llegar a disminuir las ventas callejeras constituye una meta que debiera ser prioritaria en las agendas municipales del Departamento de Cabañas, especialmente en las ciudades de Sensuntepeque e Ilobasco, donde el problema es mayor. Sin embargo, pareciera que al tema no se le da la importancia que merece.
El incremento de vendedores y vendedoras en las calles, tomó mayor auge en Sensuntepeque, al cerrarse el mercado para su reconstrucción por parte del Concejo Municipal, presidido por Don Víctor Orellana, en el período 2001-2003.
El mercado fue reconstruido mediante una importante suma de dinero y según opiniones de personas entendidas, no satisfizo las aspiraciones de vendedores y usuarios, debido a varios factores. Entre ellos, la poca capacidad con que cuenta el local actual para albergar a los vendedores; la falta de condiciones de higiene al no contar con extractores de aire viciado; el poco espacio para la descarga de mercadería; y el limitado espacio para el estacionamiento de vehículos.
En las dos últimas administraciones del partido en el Gobierno, pareciera que se hacen intentos por dar una solución al problema, pero los hechos demuestran pocos resultados positivos.
El problema ha llegado a tal nivel, que varias aceras y calles son tomadas por los vendedores, venidos especialmente de otros municipios como Cojutepeque, San Martín, Ilobasco y San Salvador, que imposibilitan el transito de vehículos y de personas, frente al mercado y en toda la zona adyacente. Con el agravante, que la invasión se va extendiendo cada vez más hacia el centro de la ciudad y otras calles.
Lo anterior además de restringir el derecho de los ciudadanos para transitar por las aceras y calles, ha creado un problema adicional, que es la competencia desleal a los locatarios del mercado que se quejan de no vender, pues los usuarios prefieren hacer sus compras en la calle, probablemente a precios un poco más baratos, aunque en un ambiente menos limpio.
Por lo general, al final de cada año los reporteros locales de los periódicos con cobertura nacional, reportan los intentos que hacen, frente al problema, las autoridades locales de Sensuntepeque, probablemente más en un afán publicitario y no para informar de soluciones reales. El año 2006 no fue la excepción. Y así, administraciones municipales del mismo partido van y vienen, pero el problema sigue igual.
Como en otras ciudades de El Salvador, al problema de las ventas ambulantes, se une el de las calles obstruidas para el tráfico vehicular, el desorden, la suciedad y la inseguridad para las personas que desean hacer sus compras con tranquilidad.
Sin embargo, una ciudad con características parecidas a las de Sensuntepeque y a la que hay que imitar, en cuanto a su ordenamiento y preservación histórica, es Suchitoto.
Por otra parte, en temas como el ordenamiento, está claro que la Municipalidad tiene una función y responsabilidad que no puede delegar a otros.
En el caso de Sensuntepeque, me imagino que los miembros del Concejo Municipal, habrán considerado algunas posibles soluciones y son conscientes que sin medidas más innovadoras, es casi imposible dar respuesta duradera al problema.
De lo que estoy convencido es que para llegar a una solución integral, debe de pensarse en otros sitios alejados del mercado actual. En ese sentido, me atrevo a plantear algunas ideas que requieren ser sopesadas y que podrían dar origen a nuevos proyectos. En el entendido que cuando propongo esto, no estoy pensando en favorecer a ningún partido político determinado, sino a los usuarios y a los habitantes de Sensuntepeque que merecen un destino mejor.
Propongo considerar lo siguiente:
w Un nuevo mercado periférico. Este podría ubicarse en un lugar alejado del estrecho centro de la ciudad, como la salida de la Colonia Los Llanitos. A este sitio, podría llegar especialmente la población de colonias y barrios del occidente de la ciudad que tienen abundante población y de los cantones aledaños. Además, el tráfico vehícular de San Salvador podría tener acceso por el lado de Guacotecti y la Calle que conduce al Cantón San Lorenzo.
w Pequeñas plazas, en puntos clave de las salidas de la ciudad, en donde se construyan puestos que dispongan de casetas bien diseñadas, así como de servicios básicos; y sobre todo, que puedan ser vendidos con facilidades de pago, a los futuros locatarios.
w Mercado sobre ruedas. Consistiría en pequeños predios autorizados y vigilados por la Municipalidad para la venta de productos de consumo básico, en días establecidos y con la promoción correspondiente.
Convendría que los señores miembros del Concejo Municipal de Sensuntepeque hagan saber a la ciudadanía, de manera pública, si tienen algún proyecto concreto para dar una solución de fondo al problema de las ventas callejeras; o si piensan dejarle esa tarea, a futuros gobiernos municipales.