FLORES DE NUESTRO JARDÍN
LOS
POLÍTICOS CHUCOS
En este
blog acuñamos desde hace unos siete años, el concepto de “política chuca”
tomado del caló salvadoreño que hace referencia a lo sucio, pestilente y
detestable. Y afirmamos que la política en El Salvador ha sido tradicionalmente
así, “chuca”, no porque lo sea por definición, sino porque quienes la han
practicado en el país, generalmente se han
comportado no pensando en el bien común de la sociedad, sino en sus
ambiciones personales y egoístas, caracterizadas por lo que nuestro pueblo
conoce como la “vivonada o la animalada”.
Ver páginas de mis escritos anteriores sobre
este tema: http://ramirovelasco.blogspot.com/2009/01/algo-ms-de-costumbrismo-en-el-salv y
Y es que
lo chuco de la política tradicional salvadoreña, es todo lo contrario a los
valores éticos que ya Platón proponía en el siglo V antes de Cristo, al señalar que: “ el objetivo de la vida del
hombre no puede reducirse a la satisfacción de sus necesidades materiales; más
allá de éstas, el hombre debe ser objeto de un desarrollo completo de su
personalidad, de acuerdo con las partes más elevadas de su alma, la irascible y
la racional, con el fin de alcanzar una felicidad identificada con la armonía de
su vida” Tomado del sitio: http://www.webdianoia.com/platon/platon_fil_etica.htm
O como lo
señala otro autor, “Los valores fundamentales de la ética no son solamente
formas de actuar correctas, sino también determinan la capacidad de una persona
para distinguir entre lo que es correcto o que es
incorrecto y tomar las decisiones que resulten más convenientes
para sí mismo y para el beneficio de la comunidad.
Los
valores de la ética deben ser inculcados desde los primeros años de la
infancia, ya que mientras más temprano se desarrollen principios éticos en las
personas, más arraigados tendrán estos patrones de comportamiento durante la
vida adulta, lo que contribuye de una forma significativa a construir una mejor
sociedad.” Tomado de: http://www.cuales.fm/cuales-son-los-valores-eticos/
Pero qué paradoja, la misma mata de políticos chucos
incrustada en la Asamblea Legislativa, viene proponiendo desde hace años la
lectura de la biblia en las escuelas y aprobaron el mes de febrero pasado, un
decreto para que se introduzca de nuevo en la enseñanza a nivel nacional, la
materia de Moral, Urbanidad y Cívica que se impartía antes de la Reforma de
1968. Como si la enseñanza por decreto fuera más importante que los hechos y el
testimonio de una vida y una cultura de lo honesto y ético que comienza en el
hogar, pero que debe ser regla de vida de los que tienen poder político o algún
otro tipo de autoridad en la sociedad.
Lo que
afirmamos de la política chuca hace tanto tiempo, con referencia a la
corrupción y de otras prácticas deshonestas de los políticos, no era pura invención
nuestra. Era un secreto a voces que no
se llegó a comprobar, porque el sistema de control y fiscalización de la
corrupción estaba también en manos de corruptos o de “aves de paso” que nunca
aplicaron las leyes o se dejaron sobornar para no aplicarla, como parte de una
cultura de encubrimiento e impunidad.
Que en El
Salvador los políticos han sido en su mayoría un miasma, lo demuestran algunos hechos
de enriquecimiento ilícito o de manejos turbios de los recursos del estado,
llevados a cabo por funcionarios salvadoreño. Tal es el Caso Flores Pérez, en
el que como ha sido aceptado por los implicados, se malversó millonarias
cantidades de dinero que en parte se destinaron al partido de gobierno en el
período 2003- 2004, pero que no se pudieron seguir comprobando ante el deceso
del ex mandatario.
En la
misma línea, han salido a la luz pública
apenas algunos indicios de otros funcionarios de alto nivel entre ellos, Ex
Presidentes de la República, que están siendo investigados en el último año, por
parte de la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia, siguiendo la Ley
de Enriquecimiento Ilícito de funcionarios y empleados públicos que data de 1959,
que aunque es como buscar una aguja en un pajar, ya es algo siquiera.
Pero cada
día, aparecen datos extraños que aunque esporádicos, dan una idea de lo
escabroso de ese escenario de la corrupción. A manera de ejemplo, solo citemos dos
ejemplos acaecidos en estos días:
a)
La noticia del 4
de marzo en curso, publicada por la Prensa Gráfica en la que se da a conocer
que la Corte Suprema de Justicia hizo público que “la Presidencia de la
República del Gobierno del FMLN, ha contestado que no encuentra la información
sobre los viajes del ex presidente Funes” para darle cumplimiento a una orden
dentro de un proceso de amparo que actualmente tramita la misma Corte. Y que
fue reafirmada por el mismo Secretario de Participación Ciudadana Marcos
Rodríguez.
b) La noticia del Faro del 3 de marzo en curso, en la que
se informa que: “Diez días
antes de terminar su mandato, Mauricio Funes registró a su nombre más de medio
centenar de armas haciendo uso de un permiso especial que le concede la ley.
Cuando dejó el cargo, Funes poseía 92 armas de fuego, aunque solo declaró a
Probidad una de ellas. Una fuente estatal sostiene que actualmente mantiene
registradas 86. El ex presidente lo justifica aludiendo razones de
seguridad.
Estos
pocos datos dan una idea de cómo algunos funcionarios que hace poco tiempo dirigían al país, llegaron para “componerse”
a como diera lugar. Pero este mal que no es nuevo, pues lo vivió la sociedad
salvadoreña desde siempre, se acentuó a partir de 1989 con los gobiernos de
ARENA y ha continuado también en los dos últimos “gobiernos del cambio”.
Menos mal
que por fin en El Salvador están apareciendo señales, especialmente por el lado
de la Corte Suprema de Justicia y específicamente por la Sección de Probidad, del
iceberg de la corrupción, que demuestran
que la mayoría de políticos salvadoreños han sido y siguen siendo “chucos”.
Pero no
basta eso, la sociedad pide que tales males se castiguen y que se apliquen las
leyes que están escritas y que hasta la fecha pareciera que de nada han
servido.