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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

domingo, 10 de octubre de 2010

NUEVOS HECHOS DE LA REALIDAD SALVADOREÑA


QUEBRADAS DE CABAÑAS, EL SALVADOR





Fotografías de Ramiro Velasco


RELACIONES ENTRE EL SALVADOR Y CUBA


PARTE A.- CUBA Y EL SISTEMA SOCIALISTA. UN VISTAZO DESDE MI PERSPECTIVA HISTÓRICA

A principios de la década de los sesenta, siendo niño y de vacaciones en  mi Cantón, recuerdo haberme despertado a las cinco de la mañana al escuchar aquellas arengas que propalaba “La voz de  América”, la radio piloto contrainsurgente del Gobierno de los Estados Unidos de América.
Junto a las noticias y comentarios sobre la Isla, recuerdo las letras entonadas con la melodía de “Guantanamera”, describiendo las crueldades del nuevo sistema comunista y del “barbudo”  Fidel Castro.
La influencia de aquellos programas en toda América y en el mundo, fue tremenda. 
A la propaganda demoledora de los Estados Unidos contra aquel nuevo sistema, en plena Guerra Fría, se unía el coro de los grupos conservadores en El Salvador entre ellos, los oligarcas, los militares y la Iglesia Católica dirigida por Obispos anticomunistas,  como ya lo he expuesto en otras entregas de este blog.
De ahí que el pueblo sencillo y especialmente el campesinado, como el de la Zona Norte del país, de donde provengo,  llegaran a identificar a Fidel y a su Grupo, como el mismo diablo.
Menos mal que me tocó estudiar en San José de la Montaña a partir de 1965, en una época de apertura en la formación de los seminaristas y  con jesuitas que no eran comunistas como se les tildó por mentes reaccionarias, sino hombres comprometidos con el pueblo y muchos de ellos, verdaderos hombres de avanzada en las ciencias sociales.
Con mis estudios de filosofía logré al menos aproximarme a la base filosófica del marxismo, valorando aportes como los de Hegel en la construcción del mismo.
Llegado a la Universidad de El Salvador, pude constatar una visión marxista con mucho tinte ideológico. Recuerdo haber leído textos de introducción al marxismo muy buenos por cierto, así como mamotretos sobre los planes quinquenales en la URSS y otras cosas que no me decían gran cosa.
Al final, pude constatar la gran utilidad teórica del marxismo para el análisis de problemas sociales y económicos de nuestra sociedad y de la sociedad Latinoamericana con los aportes de la Teoría de la Dependencia que con el correr del tiempo vino a menos.
Con la llegada de profesores demócrata-cristianos a la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales a mediados de los setenta, como Adolfo Rey Prendes (QDDG), Pablo Mauricio Alvergue, Rubén Zamora, Francisco Díaz y otros, el enfoque fue más pluralista en el estudio de la ciencia política.
En mis últimos años de estudio en la carrera de Relaciones Internacionales, debo confesar que no aceptaba que los países del mundo estuvieran condenados  a convertirse en socialistas, como resultado inexorable de la historia. Por eso, en las discusiones de clase fui siempre crítico constructivo y con una visión ecléctica, por lo que tal vez algunos de mis compañeros pudieron haberme considerado un tanto conservador.
Mi visión por convicción no podía ser determinista, respecto al proceso histórico mundial, en el sentido que tenía que transitarse de manera automática del modo de producción capitalista al socialista, hasta llegar al comunismo. Y ello a pesar del traslado, comprobado de muchos países, del bloque capitalista al bloque socialista, durante los años sesenta y parte de la década de los setenta; así como de acontecimientos importantes como la Revolución Cubana, la gesta heroica del Mártir Che Guevara, la llegada de Salvador Allende a la Presidencia de Chile y más tarde, la Revolución Sandinista.
Los hechos acaecidos de 1989 a 1991 y  que de manera figurativa se ha dado en llamar la Caída del Muro de Berlín, han tenido un peso significativo en la historia de la humanidad y especialmente en lo que se refiere al socialismo.
La mayor parte de los países socialistas que conformaban el Bloque Soviético han buscado sus propias formas de reestructuración política, alejándose en la mayoría de casos de la ideología política marxista y han apoyado en muchos casos, la ideología liberal o de centro izquierda.
Sin embargo, un país relativamente pequeño como Cuba ha desafiado al sistema capitalista y a la potencia hegemónica, al mantener casi intacto su modelo de socialismo hasta la fecha, al estilo de los patrones de la guerra fría.
Con estos hechos históricos como telón de fondo, se presenta ahora en la realidad salvadoreña, el acercamiento del Gobierno Salvadoreño al Régimen Cubano, a lo que me referiré en la Parte C de este escrito.


MI NEGRITA

Eres muy joven aún,
mi negrita querida.
Aún no cumples los veinte
de haber llegado a este mundo,
y has llegado a ser
una obra casi perfecta.

Recién  te encontré,
me rehuía a tocarte,
tal vez por temor a destrozarte
con mis manos medio toscas.

Pero al conocerte,
poco a poco
fui comprobando tu fineza,
y tu capacidad para responder
a todas mis exigencias.

Enamorado de ti,
llegué a perder la noción del tiempo.
Contigo pasé horas interminables,
lo que provocó el recelo
de todos los de casa.
Comentaban que por ti,
yo había perdido la cabeza.

Y es que tienes el embrujo
de la seducción;
y estás siempre dispuesta
a brindar todo lo que tienes.
Y qué bien lo haces.
Por eso presiento
que no podrás desprenderte
fácilmente de mi.

Cada vez que te veo,
me atraes con el imán
de la novedad,
y de lo inesperado.
Así que no puedo menos
que estar junto a ti,
porque de verdad
eres irresistible.

Amiga mía, sólo una cosa
me ha inquietado siempre,
y es cómo debo llamarte.
Algunos te dicen PC,
otros La Compu.
Yo te seguiré diciendo:
simplemente, mi Negrita.

Ramiro Velasco, Octubre de 2010

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PARTE B.- MI PEQUEÑA VIVENCIA EN CUBA
De entrada, debo señalar que respeto el modelo de socialismo cubano al que me aproximé rápidamente en dos visitas de quince días a la Habana, una en 1992 y la otra, en el 2004, con apoyo de dos organismos internacionales.
Por supuesto que mi vivencia es casi insignificante, si se compara con la de personas como muchos dirigentes y militantes del FMLN  que han vivido muy cerca la realidad cubana y que son admiradores y defensores de aquel sistema.
En mi primera visita, en 1992, viajar a Cuba no era fácil, comenzando por conseguir una visa a través del Consulado Cubano en México que para mí fue todo un calvario. En la Isla, el viajero podía ver  un país destrozado por la situación económica, después de la Caída del Muro de Berlín y la suspensión de la ayuda soviética. El nivel productivo era sumamente atrasado y apenas se encontraban algunos artículos para los extranjeros en los grandes hoteles y restaurantes. A nivel de servicios, los buses eran viejos y destartalados. Y la vigilancia sobre los extranjeros era extrema en las plazas y lugares públicos, por lo que ningún cubano se atrevía a hablar en lo mínimo de la situación existente. El costo de los escasos productos que un extranjero podía adquirir tenía precios erráticos con respecto al  valor del dólar estadounidense.
Diez años después, en mi segunda visita vi cambios sustantivos en diferentes niveles  de la economía y de la vida social. Países de Europa y Canadá le habían apostado a rubros como el turismo, sector en el que también se tenían experimentos de coinversión entre el Estado Cubano y sectores privados extranjeros. Se sentía un ambiente más alegre en los restaurantes, tanto que una noche terminé cantando a la par de un trío, del que tengo una dedicatoria en la portada de su disco.
Había fuertes mejoras en proyectos de vivienda, transporte público, carreteras, hoteles y hasta en algunas tiendas abiertas al público cubano. Para entonces, se sentía un mayor ambiente de libertad y la gente parecía expresarse con mayor tranquilidad.
En mis dos visitas tuve la oportunidad de participar en encuentros culturales y educativos, y de alguna manera, constaté el avance en materia educativa. Es cierto que los médicos ganaban un aproximado de sesenta dólares mensuales y que licenciados y licenciadas hacían trabajo de limpieza y atención en los hoteles, pero cubrían muy bien sus necesidades básicas de alimentación, vestido y vivienda.
En la última visita, realizada en compañía de un docente distinguido del Ministerio de Educación de El Salvador, participamos en un Foro internacional, visitamos algunos centros educativos y tuvimos oportunidad de conocer de cerca experiencias como: los “niños pioneros” en las escuelas primarias y modalidades de trabajo pedagógico innovadoras; constatamos el esfuerzo en algunas escuelas técnicas para formar a los jóvenes, a pesar de notorias carencias en equipos modernos; así como la labor docente en una escuela normal formadora de maestros.
Cada noche de nuestra estadía, al regreso de nuestras visitas, hacíamos un recuento con mi compañero de viaje, que había sido gran admirador de las ideas socialistas, sobre todo lo que habíamos visto y oído en los centros educativos, en las ventas de artesanías, en el taxi,  en los lugares turísticos, etc.
A final de nuestra visita le formulé a mi amigo, las siguientes preguntas: ¿Tú te vendrías a vivir a Cuba?, ¿Crees que podrías vivir según las reglas del sistema? Y la respuesta inmediata del compañero fue: Creo que no. Tendría que nacer de nuevo en un sistema como éste, para poder asimilarlo y sentirme bien.
Mi pobre conclusión a raíz de las cortas visitas y lo que he podido leer sobre Cuba, es que la gente es noble, sana y educada. Que el modelo cubano ha respondido a los objetivos políticos trazados hace  cincuenta años con la Revolución, pero que necesita adecuaciones profundas.
Algo que sentí que le hace falta a la población, es mayor libertad para obtener información a través de los diferentes medios de comunicación, para movilizarse y para expresarse. Considero que en plena era de la globalización, “Cuba debe abrirse al mundo y el mundo debe abrirse a Cuba”, como lo dijera el Gran Juan Pablo II.


PARTE C.-LA VISITA DEL PRESIDENTE FUNES A CUBA
Que El Salvador haya sido el último país de América Latina después de Costa Rica, en restablecer relaciones con Cuba al término de la Guerra Fría, indica por un lado, el grado de atraso y sesgo político de las Administraciones pasadas, al sudar calenturas ajenas y responder a los intereses de una de las oligarquías más atrasadas del Continente; pero por otro, significa que han aparecido luces de esperanza respecto a la modernidad en el enfoque de las relaciones internacionales salvadoreñas.
Las reacciones del Partido ARENA como representativo de los intereses tradicionales de la clase adinerada salvadoreña eran de esperarse, tratándose de un partido que aún respira el odio de su Fundador por el asocio con Cuba de los que él denominó despectivamente los rojos, comunistas  y traidores a la patria.
Las críticas areneras de estos días, se agudizaron al discutirse la ratificación  del Convenio Básico de Cooperación Técnica, Científica y Tecnológica entre los dos países, en la  Asamblea Legislativa, que al final fue aprobado por el resto de partidos.
La dirigencia de ARENA también se opuso a nombrar delegados en la comitiva presidencial que visitó Cuba en la primera semana de octubre, junto a buen número de empresarios.
Debe señalarse, que el Presidente Funes pudo salir airoso de este nuevo acontecimiento ante la opinión pública nacional e internacional y convertirse en el gran ganador de la visita, al consagrarse como el mandatario que hizo posible el restablecimiento de las relaciones El Salvador- Cuba, después de cincuenta años de haber sido rotas en 1961.
Las palabras del Presidente salvadoreño fueron contundentes: “Esta visita es la reparación de un pecado histórico cometido por administraciones anteriores que definían su política exterior a partir de alineamientos ideológicos y no a partir de los intereses de la nación”
Queda pendiente la tarea de darle concreción a las declaraciones y buenas intenciones plasmadas en los convenios firmados con Cuba sobre comercio, salud, educación y cultura y los que se firmarán próximamente en beneficio de la población salvadoreña y cubana.
Si somos objetivos, podemos afirmar que Cuba ha dado muestras irrefutables de apoyo a la sociedad salvadoreña en  el pasado, a pesar de no contar con relaciones diplomáticas. Los datos hablan por sí mismos: 508 médicos salvadoreños graduados y 100 jóvenes estudiando medicina, brigadas médicas para atender a la población salvadoreña contra el dengue y brindar asistencia humanitaria en situaciones de catástrofe como el Mitch y el Huracán Ida.
Sólo las mentes cerradas por la ideología liberal a ultranza pueden negarse a aceptar una nueva realidad para que El Salvador y Cuba vuelvan a ser hermanos en la gran Patria Latinoamericana.


POR FAVOR, CONTESTE LA PREGUNTA QUE SE FORMULA A CONTINUACIÓN. SU OPINIÓN ES MUY VALIOSA. GRACIAS

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