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Los Estados Unidos de América lo queramos o no, han sido ejemplo en esta materia. Y aunque tienen un sistema bipartidista, la polarización que en momentos de campaña parece aflorar con vehemencia, logra ser superada mediante entendimientos en temas de utilidad pública o de gran implicación para el conglomerado.
En el caso salvadoreño, nuestra “clase” política camina hacia la democracia, como el cangrejo, dando pasos para los lados y no para adelante; y a veces, si se da un paso para adelante, pronto se dan dos para atrás.
Veamos algunos ejemplos:
Después de 16 días de estar acéfala la Corte Suprema de Justicia, el 15 de julio pasado, los diputados por fin eligieron a los magistrados de la Sala de lo Constitucional, a una magistrada de la Sala de lo Civil y a los ocho suplentes. En esta tarea tuvo que intervenir el Presidente de la República ayudándoles a los diputados a hacer la plana, o más bien a las cúpulas de los partidos, que son los que parecen decidir estas cosas.
En cuanto a los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, la tarea estuvo más fácil al lograr ponerse de acuerdo las fuerzas políticas para elegir a los cinco magistrados propietarios y a los cinco suplentes. Sin embargo, se atropelló también el espíritu de la Constitución al no respetar el mandato de que: “Tres magistrados deben ser nombrados a propuesta de los partidos políticos que obtengan los primeros tres lugares en la última elección presidencial”.
En la situación actual, al no haber participado tres partidos en las elecciones, sino sólo dos, los candidatos debían ser propuestos sólo por el FMLN y ARENA. Sin embargo, el tercer candidato propietario y el suplente fueron propuestos por el PCN y el PDC y elegidos como fruto de la aritmética legislativa.
El resultado de esa elección fue más de lo mismo, con mayoría por parte de la derecha, que probablemente seguirá manipulando los procesos electorales, como lo ha sabido hacer en el pasado.
En cuanto al Fiscal de la República, se han cumplido cuatro meses y varios días de estar vacante el puesto titular del Ministerio Público, a pesar de las excusas de los dirigentes de los partidos y de la Comisión Política de la Asamblea para no elegirlo.
La elección del fiscal, constituye un nudo que saca a flote los intereses partidarios. Hay quienes piensan que el ex partido de gobierno desea asegurar un funcionario que no escarbe mucho sobre las actuaciones pasadas en temas como: corrupción y violación a derechos humanos.
¿Y qué se puede decir del FMLN? Pues a mi modo de ver, ha caído en la trampa de la negociación “suma cero”, es decir que espera ganar de manera absoluta, motivado por la fuerza que le da la participación en el gobierno, de la que como es normal se siente fortalecido.
En días recientes, aparecieron sonrientes los jefes de fracción y miembros de la Comisión Política de ARENA y del FMLN, indicando que pronto se pondrían de acuerdo y llevarían a cabo la elección. Esas caras alegres pronto se volvieron un tanto flácidas demostrando que los partidos denominados más grandes, no son capaces de salir de sus trincheras y llegar a un acuerdo concertado. Ha tenido que ser la intervención del Presidente como se ha anunciado, la que mediará de nuevo, tal vez un tanto en contra de lo que los líderes del Frente esperaban,y con la satisfacción de ARENA que sabe que puede obtener mayores réditos respecto a sus demandas para el Ejecutivo.
Por otra parte, el PCN que es la tercera fuerza en la Asamblea, comenzó a reclamar desde hace unas semanas, por el posible arreglo a solas del FMLN y ARENA para tratar el tema de la elección del Fiscal. Este partido amenazó con bloquear el proceso en la Comisión Política si en la negociación no participaba el Presidente Funes y que podría romper la alianza de derecha, conformada por ese partido, ARENA y el PDC. Esta es la conocida táctica del "Partido Taxi " que trata de sacar ventajas o dádivas a su favor sin tener una fuerza ganada en las urnas. No sería remoto que este partido pronto comience a coquetear con el FMLN y le apoye en algunas votaciones, pues sabe que ARENA al no ser partido de gobierno ha perdido parte del poder que ostentó en los últimos decenios.
Volviendo al tema de la elección, me uno a los que se preguntan, si entre la lista votada por los abogados no existen personas capaces, con un historial limpio y que además de los otros requisitos que establece la Constitución de la República, sean de moralidad y competencia notorias.
Lo que está claro, es que la no elección en tiempo, es una clara violación a la Constitución de la República, que en su artículo 131, ordinal 19°, establece: Elegir al Fiscal entre otros funcionarios, en el tiempo previsto.
Por otra parte, la falta de elección mantiene en el cargo a un Fiscal Adjunto desarrollando un ejercicio indefinido de funciones de titularidad que no le corresponden, y que según entendidos en la materia constituye un fraude a la Constitución.
Otro paso para adelante, de nuestros políticos, pareciera ser la apertura para modificar el Código Electoral y conformar los Concejos pluralistas en las municipalidades. Esto significaría distribuir los principales cargos del Concejo Municipal y asignar una proporción mayoritaria de puestos al partido que gane la elección, pero otorgar también proporcionalmente el resto de puestos, a los demás partidos según el número de votos alcanzados. Veremos si esta aparente disposición democrática, logra concretarse o si ha sido sólo una pantomima politiquera, para justificar el retardo en la elección del fiscal.
Por otra parte, en los próximos días se espera que aparezca en la escena política, el envío del nuevo presupuesto por parte del Ejecutivo a la Asamblea Legislativa y la necesidad de aprobar recursos procedentes de préstamos externos para su financiamiento, así como probablemente una propuesta de reforma fiscal para asegurar nuevos ingresos al fisco. Lo que de nuevo pondrá a prueba, el nivel de concertación de los partidos mayoritarios.
No hay duda que el pueblo supo elegir a un Presidente que no lidera un partido político como sucedió con anteriores gobiernos y que no está dedicando tiempo a la conducción de su partido, sino que parece estar desarrollando su labor con mucha responsabilidad, como lo considera también el pueblo , dándole un elevado nivel de aceptación al cumplirse los primeros cien días de gobierno.
En cuanto a la política partidaria, estaremos atentos a observar los niveles de entrampamiento o la capacidad para dar otro pasito adelante por parte de los dirigentes de los dos grandes partidos, con soluciones más maduras que dejen atrás la confrontación y la polarización exacerbadas.
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CÓMO TE EXTRAÑO
Aquel día trece de agosto
por más que toqué a tu puerta
no abriste,
ni diste señales de vida.
A lo mejor emprendiste
cual débil mariposa,
un largo camino
por valles y montañas.
De nada sirvieron
los buenos propósitos
pegados con la saliva
de tus mentiras
y de tus engaños.
Sé que por tu instinto
podrás llegar muy lejos,
aunque en tu camino
dejes pedazos de tus alas.
No sé si volveré a mirarte
y a tocar de nuevo,
tus manos y tus mejillas…
Pero si un día vuelves,
encontrarás escritas
en el dintel de tu puerta,
tan sólo dos palabras:
te amo.
IDENTIDAD CULTURAL SALVADOREÑA
Más de alguna vez habremos escuchado que sólo hay dos elementos con los que los salvadoreños nos identificamos de manera particular, uno es escuchar nuestro himno nacional, especialmente si estamos fuera del país, y el otro, ver ganar a la “Selecta” frente a selecciones como la de México, cuando sucede un milagro.
Hablar de identidad cultural es adentrarnos en un campo bastante complejo. Existen algunos trabajos sobre el tema de la identidad salvadoreña, muy pocos por cierto. Rolando Vásquez Ruiz ha escrito un artículo interesante sobre la identidad sociocultural salvadoreña. Me gusta una de las definiciones que Rolando considera sobre identidad cultural, tomada de Enrique Gomáriz, psicólogo, sociólogo e investigador connotado, que dice: “Identidad cultural es el conjunto de formas posibles de producir y transmitir los sentidos simbólicos que caracterizan a un conjunto social y le permiten reconocerse y ser reconocido por otros”.
Rolando, por su parte, señala que la identidad salvadoreña de finales del siglo XX y XXI, es muy diferente a la de los tiempos pasados. Que en esa transformación de la identidad nuestra, han incidido la pasada guerra civil y los Acuerdos de Paz, la migración a los Estados Unidos, las urbanizaciones y la globalización.
El autor señala que lo que más ha cambiado en la historia reciente de los salvadoreños, es la cultura material. Por otra parte, trae a cuento lo que algunos científicos sociales han señalado: que la persona salvadoreña contemporánea posee una cultura débil o frágil que le hace ser permeable a otras culturas foráneas, lo que también puede explicar la tendencia a ser objeto de transculturación o desculturación, así como ser fácil presa de ideologías externas, llámense: liberalismo, neoliberalismo e inclusive socialismo. Hasta acá lo expuesto por Rolando.
En el campo de la cultura inmaterial y lo que
En el ámbito de la cultura inmaterial caben también otros elementos como las tradiciones, los mitos, las costumbres e incluso el lenguaje y otras formas de comunicación.
Otros autores señalan de manera más específica, que las tradiciones y expresiones orales como la música, danza, los usos sociales, los rituales, los actos festivos, etc., al ser trasmitidos de generación en generación y ser reconocidos por los propios colectivos sociales, pueden pasar a formar parte de la identidad. Y esos elementos identitarios descansarán principalmente en la mente humana, como depositaria de tal patrimonio, que deberá estar siempre recreándose y vivificándose.
Con ese rápido marco conceptual señalo algunos hechos o fenómenos que podemos constatar en el ambiente cultural salvadoreño y que tienen que ver con la identidad o posibles identidades de la persona salvadoreña en la actualidad.
En cuanto a la cultura material son innegables los cambios de nuestra geografía, transformada por la naturaleza y por la misma mano del hombre que ha depredado de manera inmisericorde nuestros recursos naturales. Para poner un ejemplo, los ríos majestuosos y las fértiles campiñas que describiera David Joaquín Guzmán en
Pero también la denominada civilización moderna ha modificado la cultura de nuestros ancestros basada en la agricultura y en las técnicas artesanales, por una producción basada en el uso indiscriminado de químicos y otras prácticas destructivas del medio ambiente.
Lo descrito y otros fenómenos, han modificado sustancialmente el paisaje cultural salvadoreño, del que nos hablaban escritores brillantes como Arturo Ambrogi (1874-1936), Alfredo Espino (1900-1928), Claudia Lars (1899-1974) o Salvador Salazar Arrué (1899-1975).
En otras palabras, los desastres naturales y la mano del hombre, han transformado el territorio salvadoreño. Y la migración ha hecho que una tercera parte de la población esté fuera del territorio nacional y rompa de alguna manera, el nexo directo con elementos de nuestra cultura material e inmaterial.
Desde el punto de vista histórico y etnográfico y retomando lo que ya algunos estudiosos han expuesto, se puede decir que en El Salvador, la población en su mayoría es mestiza y no existen comunidades representativas de indígenas o de negros, como en los otros países de Centroamérica. Que aunque las facciones de la mitad de los salvadoreños sean de tipo indígena, por razones sociológicas y hasta políticas, casi nadie se identifica con tal grupo racial. Es decir, que desde un punto de vista antropológico social, casi todos nos consideremos “mestizos” o “ladinos” y pronto muchos probablemente se considerarán medio gringos, medio canadienses, o medio australianos, etc.
El fenómeno del mestizaje hace que no seamos chicha ni limonada, sino una especie de refresco de ensalada de los que vendían en nuestros mercados. Y ese fenómeno de tener un poco de todos, es tal vez una de las razones de fondo, como lo señalan algunos autores, que explican la predisposición para asimilar prácticas en diversos campos de otros grupos extranjeros. Así, buena parte de la población se identifica con la música mexicana, con la música en inglés, con la cumbia, con el regué, etc.; otros, adoptan fácilmente las modas y algunas prácticas estadounidenses, como el gusto por la comida rápida, el vestido; otros, también se identifican con prácticas revolucionarias a lo cubano o venezolano (Como el caso de un alcalde que porta banderas extranjeras en su gorra); y a nivel deportivo es admirable la gran afición por equipos como el Barça o el Real Madrid, etc, etc.
Por otra parte, es notorio como al salvadoreño, hablo en términos generales, le caracteriza la sobrevaloración de lo extranjero, adoptando muchas veces una posición de malinchismo frente a muchos artistas, académicos, consultores, sacerdotes, pastores, futbolistas, periodistas, etc. menospreciando muchas veces, a salvadoreños con similares o mayores capacidades.
Pero no todo está perdido, creo que de lo nuestro quedan algunas costumbres en el campo gastronómico que será difícil eliminar. El consumo de nuestros frijoles, de nuestras tortillas, de nuestras pupusas hechas con diversos ingredientes, de nuestros tamales con gallina, de la yuca con chicharrón etc., delatan nuestra identidad, a tal grado que hasta muy lejos proliferan ahora lugares de venta para comer un platillo típico salvadoreño. Quién de los salvadoreños en el exterior no añora, una guacalada de shuco o de atol de elote, un poco de chilate con nuégados, una porción de pan de maíz o quesadilla de masa, una horchata o una mariscada al estilo Pema…
En el tema de tradiciones y valores, muchos rasgos que se identificaban como “nuestros” han entrado en sería crisis. Tal es el caso de la laboriosidad que nos distinguía hasta hace algunos años y que ha sufrido gran desgaste por la vida fácil de muchos que reciben remesas. Lo mismo se puede decir de la honradez que caracterizaba a nuestros padres y abuelos, ahora amenazada por la cultura de la animalada, del chantaje extorsionista y del irrespeto a la vida que es notorio en algunos grupos indeseables, que amenazan seriamente nuestra cultura.
Debe aclararse que muchos valores son difíciles de conservar en una sociedad empobrecida, fruto de las condiciones socioeconómicas de concentración de riqueza y de marginalidad existentes.
Sin embargo, no creo que todo esté perdido en el campo cultural. Es de reconocer el trabajo que se hace en las fiestas patronales de nuestros pueblos para dar realce a lo autóctono; así como reportes periodísticos televisivos y programas de radio que trasmiten música, literatura y folklore salvadoreño.
Esperamos que llegue el día en que cada medio de comunicación será consciente de mantener un programa al menos semanal que ayude a fomentar, mantener o rescatar nuestros valores culturales.
Ojalá que en esta nueva etapa histórica, los líderes de las comunidades, las organizaciones de la sociedad civil, los maestros, las autoridades locales,
Por favor, conteste la encuesta que aparece en la parte derecha del blog. Gracias
Muy buena info
ResponderEliminarMuchas gracias, estimado/a anónimo, por su comentario que nos anima a seguir en esa tarea autopropuesta de escribir sobre lo nuestro. Ramiro Velasco.
Eliminarmuy buen articulo
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