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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

domingo, 2 de agosto de 2020

OTRO SEPTIEMBRE DE ZOZOBRA Y TRISTEZA



ZONA RURAL NOR ORIENTE  DE SENSUNTEPEQUE 




EL ABUELO FERNANDO VELASCO
Los Velasco de la zona rural habitaban especialmente  los cantones: Chunte, Nombre de Dios, Río Grande y San Gregorio al noreste de Sensuntepeque, Cabecera del Departamento de Cabañas y el Cantón Copinolapa, al oeste.
Nuestros abuelos, Fernando Velasco y su esposa María Estanislao Bonilla habitaban en el Cantón Chunte (María Auxiliadora) que  distaba unos doce kilómetros de Sensuntepeque.
Fernando era de pequeña estatura como la mayoría de los Velasco. Tenía unos ojos azules como el cielo, la piel blanca y generalmente usaba barba. Su esposa, era morena, de pequeña estatura y con características más indígenas. Pero aquella mujer era toda dulzura y amor.
Procrearon 6 hijos: Isabel, Gerardo (mi padre), Antonio, Teófilo, Rosa y Roque.
Por la casa de los abuelos,  pasábamos en nuestros caballos, mulas o a pie, cada vez que viajábamos a Sensuntepeque desde el Cantón San Marcos o al regreso de dicha ciudad, al cantón. Y por supuesto que una parada para tomar agua, un café con pan, o comer de aquellas naranjas tan dulces del patio de los abuelos o pedazos de caña puestos en un huacal,  era algo obligatorio.
Como el viaje duraba entre cinco y seis horas, mi padre casi nunca desensillaba las bestias en casa de los abuelos, que a lo más comían algo de zacate y la visita era muy rápida. De allí aquella frase de la abuelita que nos decía “siempre van en las precisiones” y en verdad nunca nos quedamos a pernoctar.
La casa y cocina de adobe y corredores de los abuelos, construida  a la orilla de la calle o camino real, estaba situada entre la capilla y la Quebrada del Sitio. Allí el clima era mucho más agradable que en nuestro cantón San Marcos ubicado en la cercanías del Río Lempa, el Río Gualquiquira y la frontera con Honduras, donde el calor era a veces insoportable en horas del mediodía, pero muy agradable por la madrugada, tal vez por las brisas que llegaban desde el Cerro El Congolón y otras montañas de Honduras.
Me contó mi padre, Gerardo, que de jovencitos él y sus hermanos desaparecían en el mes de enero y febrero, cuando capturaban a jóvenes campesinos para hacer la “platada” en el cuartel de Sensuntepeque. A veces se perdían hasta dos meses en los montes y fue allí donde Gerardo para espantarse los mosquitos y zancudos, aprendió el fumado de cigarro que lo acompañaría por muchos años.
Los abuelos paternos, casi nunca fueron de visita al Cantón San Marcos. Parece que fueron únicamente cuando mi padre Gerardo contrajo matrimonio con mi madre Eugenia del Socorro Barrera.  
La familia Velasco en Chunte, siempre fue bastante humilde y casi no tenían terrenos, cuando los conocí. Según mi padre, tuvieron que vender sus propiedades en una época de crisis que me imagino, fue por los años de mil novecientos veintinueve, cuando se dio la gran depresión mundial y un poco más tarde, la dictadura militar del Presidente Maximiliano Hernádez Martínez.
El abuelo Fernando era un hombre emprendedor y sabía los oficios de carpintero, hacía tambores, hamacas, atarrayas y especialmente el arte de empedrar las casas sin utilizar cemento, sino sólo tierra y jugando con los desniveles y los lados de las piedras.
Mi abuelo Sotero Barrera contrató a Fernando, para que le empedrara muchos metros cuadrados alrededor de su casa en el Cantón San Marcos. Fernando Velasco, llevó de ayudante a su hijo Gerardo (mi padre) y fue entonces que Gerardo conoció a Eugenia la hija menor (mi madre) a quien no le quitó la vista hasta que le concedieron su mano.
Por supuesto que el abuelo Sotero le hizo las mil y unas pruebas al joven Gerardo que ya al final, le convenció como su yerno. (De eso hablaré en otro escrito).
Al tío que más conocimos fue Teófilo, que vivía casi contiguo a la casa de los abuelos. Su familia estaba constituida por su esposa   y sus hijos: Balmes, Yolanda, Sarbelio, Gloria, Wilfredo, Miriam, Gilma y Rogelio. Los hijos hombres mayores y el tío Teófilo, visitaron varias veces a mi padre y la familia en San Marcos, bañando y pescando en el Lempa y el río Gualquiquira.
La figura apacible de los abuelos Velasco- Bonilla, nos quedó grabada en la mente de mis hermanos y hermanas, como si hubiésemos vivido con ellos toda una vida, a pesar de compartir con ellos sólo momento muy cortos en nuestros rápidos viajes.
La familia Velasco originaria de Chunte, se cuenta por decenas y se ha extendido no sólo en Sensuntepeque, sino en otras ciudades de El Salvador.




EN SERIO Y  EN BROMA
-La ideología es una venda que se coloca en los ojos del pensamiento, cuando se analiza la realidad.
-  Será que mis intereses han cambiado mucho, pero la mayor parte de entrevistas en los medios masivos de comunicación me parecen tan sosas…Por supuesto que hay algunas excepciones.
- Comparto  aquella visión aristotélica de que los mejores individuos son los que debieran gobernar la polis. ¿Y en nuestro país gobernarán los mejores, los más sabios, los más éticos, los mejor preparados, los más justos?
- Si Dios o la naturaleza nos trajo a este mundo, es para tratar de ayudar a los demás.  Imaginemos como sería de distinta la sociedad, si los que toman decisiones y buena parte de la población pensara de esta manera.
- Aquella iglesia era tan pequeña que dicen que no cabía el Altísimo.
- No sé por qué las personas mayores tendemos a guardar cosas que no utilizamos. De allí la buena práctica de tirar al cesto lo que ya no nos sirve, al menos dos veces al año.
- Si en algún momento pensamos que la muerte estaba lejana para nosotros, ahora con tanto fallecido, comprobamos que si nos infectamos del virus, podemos engrosar el número de los difuntos en nuestro país. Y Dios no lo permita.
- Si por suerte el Covid 19  no ha  tocado a tu familia, lamentablemente lo ha hecho con los hogares  de tus amigos y más con los amigos de los amigos.  
- Esto le escribí a una amiga, después de dos días de la muerte de su padre: La vida tiene que seguir, a pesar de las tristezas.
- Oigo los vendedores de diarios y los bolitos en la calle en gran jodarria. Creo que en medio de todo, esa gente tiene más defensas en su organismo que los que andamos con grandes cuidados o son portadores asintomáticos.
- Ahora se acabaron las gripes o los fuertes catarros. Si alguien aparece con temperatura y estornudando, lo consideran con covid y le dan tratamiento  como si estuviese infectado. Qué triste.
- Oí esta semana, a una distraída presentadora de noticias, que el Alianza había nombrado como presidente a Fito Zelaya, en vez de decir el apellido del otro Fito.
- Aquel señor que con la pandemia pasó metido en su casa, no tuvo más remedio que dedicarse a la tapicería. -¿Arregla muebles?, le dijeron. –No, contestó. Me paso echando los tapis.