VISTAS DEL VOLCÁN QUEZALTEPEC, DE SAN SALVADOR, DE ANTIGUO CUSCATLÁN Y DE SANTA TECLA, DESDE EL BOULEVARD MONS. OSCAR A. ROMERO
Con un click aumenta la imagen
LAS SIETE PLAGAS DE EGIPTO ACOSAN A EL SALVADOR
Los que venimos de bregar en la realidad salvadoreña
desde hace mucho, sabemos que nuestro país ha vivido épocas difíciles en el
transcurso de su relativa corta historia.
Todo comenzó desde la Colonia, cuando extranjeros se
posesionaron del patrimonio ancestral de los pueblos originarios y apareció la
discriminación por parte de los peninsulares y criollos hacia los indígenas,
ladinos y otros grupos raciales.
Más tarde, cuando El Salvador como otros estados independientes
optaron por su separación de la Federación Centroamericana se vieron inmersos
en guerras fratricidas, efecto de la pugna entre liberales y conservadores.
En los años ochenta del siglo diecinueve, las políticas
liberales implementadas sirvieron para despojar a los indígenas de sus tierras
comunales y condenarlos a la explotación.
Llegado el siglo veinte, se profundizó la falta de
libertad política y continuó la explotación de los campesinos pobres, mientras
se fortalecía la oligarquía cafetalera.
En la década de los treinta, la cruda pobreza efecto de la
gran depresión económica y la elevada represión política, incidieron en que decenas
de miles de campesinos fueran asesinados por la dictadura militar.
A mediados del siglo veinte, se operó una masiva emigración
de campesinos salvadoreños a otros países de Centroamérica en busca de tierras para
trabajar.
En 1969 se produjo la guerra entre El Salvador y Honduras
con grandes efectos negativos sociales y económicos para la población.
Más tarde, en los
sesentas, ochentas y dos mil uno, fuertes terremotos causaron centenas de
víctimas y destruyeron muchas viviendas e infraestructura social y productiva.
En los ochentas, se produjo el conflicto armado interno
que dejó unos ochenta mil muertos, cientos de miles de desplazados, decenas de
miles de migrantes y mucha infraestructura dañada.
Llegado el siglo veintiuno, la situación es un tanto distinta,
pero no menos grave. Se trata de un conflicto social profundo y un estancamiento económico que nos recuerda las
siete plagas de Egipto. Los problemas más sentidos por la población son los
siguientes:
1.
La violencia generalizada.
2.
Enfermedades infecciosas con efectos tremendos en la
salud de decenas de miles de personas, como el dengue y la
chikungunya.
3.
La falta de
inversión, de oportunidades de empleo y el alto costo de la vida.
4.
Un Estado desfinanciado, incapaz de atender las necesidades
más urgentes de la población y con inadecuados manejos de los fondos públicos.
5.
La corrupción en altas esferas del Estado.
6.
El narcotráfico.
7. La trata de personas y los delitos de violación a menores.
7. La trata de personas y los delitos de violación a menores.
Lo anterior, nos sitúa de cara al 2015, año en que debieran
haberse cumplido los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que fue un compromiso adquirido en el año dos
mil, por los mandatarios de países desarrollados y en desarrollo. Sin embargo,
frente al logro de algunos de tales propósitos como erradicar la pobreza
extrema, combatir el paludismo y otras enfermedades, nuestro país lejos de
avanzar parece que retrocede.
Con razón Monseñor José Luis Escobar Alas, Arzobispo de
San Salvador, expresó no hace mucho, que El Salvador está a punto de ser un
estado fallido.
Y aunque los políticos de turno, miran el vaso medio
lleno porque les interesa, la mayoría de la población, lo miramos muy vacío. Y es que no creemos que el país salga adelante,
sin el trazo de un nuevo horizonte como un nuevo acuerdo de nación, sin cambios
profundos en las estructuras de poder del estado como los partidos políticos y
sin un compromiso de las fuerzas vivas por generar oportunidades para todos y
nuevas formas de convivencia social.
OCURRENCIAS DEL MES
1.
Un perro que ladra mucho es un perro ladrón.
2.
Las mujeres de El Congo son más con
ganas que las otras.
3.
¿Existe alguna relación entre diputado y
disputado?. Claro que sí, pues en El Salvador los puestos de diputados son los
más disputados por los partidos políticos.
4.
Dicen que a los diputados en tiempos del
PCN se les llamaba chivos porque sólo
agachaban la cabeza para aprobar las leyes. Ahora les llaman golondrinas viajeras
porque no hacen más que viajar y gastarse los dineros del pueblo.
5.
Algunos diputados de ARENA, del PCN y del PDC tienen tanto poder y tanto tiempo
de estar en el cargo, que ya no son padres, sino zares de la patria.
6.
Algunos piensan que Paco Flores fue
brillante de presidente; otros piensan que fue tan oscuro como hoy.
7.
¿Cuál es el colmo de un pastor evangélico
salvadoreño? Respuesta: Tener un pastor alemán que cuide su iglesia.
8.
¿Por qué a las señoras de antes las
llamaban, la niña Chela, la niña Salvadora, etc.? Porque cuando llegaban al
matrimonio eran niñas de verdad.
9.
¿Por qué en la Zona Norte de El Salvador
hay o había tanta gente chele? Probablemente, porque además de los españoles
aventureros, por allí pasaron los misioneros españoles regando la abundante semilla,
ante la emigración de los indígenas.
10. Hay quienes
tienen el pie grande, otros el pie pequeño y algunos el pie de atleta.
11. A aquel
hombre le gustaban tanto los perros que un día lo vieron bien enchuchado.
12. Los
jóvenes de antes disfrutaban yendo a lugares públicos para encontrarse y ver a
las chicas. Los jóvenes de ahora parece que prefieren encontrarlas y verlas en
las fotos de Facebook o mediante la pantalla de su computadora.
13. Hace
unos quince años las familias salvadoreñas tenían mucho de qué hablar al
reunirse en casa, ahora casi todos los chambres los conocen más rápido por la
vía del Facebook, WhatsApp o del twitter.
14. Los
bebés del mañana ya no jugarán con muñecos reales sino con cibernéticos.
15. ¿Qué
sería para una mujer experimentada un hombre muy bien dotado? Posibles
respuestas: a) alguien muy guapo; b) alguien que tiene una inteligencia fuera
de lo común; c) alguien a quien la naturaleza le ha dado la mejor arma para el
amor.
16. La
pupusa salvadoreña vendría a ser como la pizza italiana; y una tortilla enrollada
con chorizo de Cojute sería como un hot dog gringo.
17. Le
pregunta un niño de quinto grado a otro del mismo grado, si sabe que son los
vientos alisios. Claro, responde el segundo, son los vientos de Alicia y que
son algo olorosos.
18. Que un
hombre sea despechado tal vez no sea mucho problema, pero que lo sea una mujer,
eso sí me parece terrible. Aunque con la cirugía moderna o una serenata todo se
resuelve.
19. Los
latinos, como llaman los gringos a los latinoamericanos, debieran hablar latín
y no español.
20.
En El Salvador, si aparece un hijo nuevo
en el hogar y es muy chelito comparado con sus padres, se piensa en el fontanero
o en el sereno; y si es muy negrito, se piensa que a lo mejor la mamá miraba
mucho fútbol por la tele.
21.
El colmo de un sastre es que su hijo se
le haga botones.
22.
Cuando alguien regresa a un sitio
después de varios años, siente que el sitio ha cambiado. No cae en la cuenta
que es él o ella la que también ha cambiado y tal vez mucho más.
23.
Decía la noticia hace unos días, que una
mujer acababa de implantarse un tercer seno. Me pregunto si será que a ella le
gusta mucho la trigonometría y las funciones de seno y coseno o es que le gusta
mucho lo obsceno.
Ramiro Velasco, septiembre de 2014
UNA PÁGINA SOBRE LEONOR, MI ESPOSA
Nació arrullada por los vientos de la serranía y los zenzontles
en la propia zona cafetalera de Chalchuapa, Municipio de Santa Ana.
De niña y de jovencita tenía el pelo rubio como los
jilotes de julio, mes en que vino al mundo; sus ojos eran un tanto achinados
como los de muchos salvadoreños.
Terminada su educación básica, estudió en la Escuela
Normal Capitán Gerardo Barrios de Santa Ana de la que se graduó al finalizar la
década de los sesenta. Allí la apodaban Marisol por su pelo rubio como el de
aquella artista española.
Una vez graduada de maestra, ingresó a la Unidad de
Evaluación de Televisión Educativa en la Ciudad Normal. Fue entonces que la
conocí junto a un grupo de jóvenes maestras. Ella sobresalía en el grupo por su
estatura, su calidad en el trabajo y el don de gentes que siempre la han
caracterizado.
Un 11 de noviembre, bajo la luz de la luna me dijo que
aceptaba mi propuesta de noviazgo y unos meses más tarde nos unimos en
matrimonio, casándonos únicamente por lo civil, pues yo no creía entonces mucho
en eso del matrimonio religioso. Unos diez años más tarde, tal vez por los
ruegos de mi madre, nos casamos por lo religioso, en la humilde Iglesia El
Congo, habiendo oficiado la ceremonia mi ex compañero, el Sacerdote José Luis
Gamero +QDDG, un cura humilde, pero a la vez un gran músico organista.
Unos años más tarde, Leonor se graduó de Licenciada en
Ciencias de la Educación y ocupó cargos técnicos, en el Ministerio de Educación
y en la Academia de Seguridad Pública, institución donde se desempeñó como Jefe
de la Unidad de Estudios.
Ella siempre se ha caracterizado por su humildad y
sencillez; sin embargo, tuvo oportunidad de viajar por varios países de América
Latina como Colombia, Perú, México, Centroamérica, así como de Europa y de
África y fue becada por unos meses a la denominada Tierra Santa.
Ahora que sus tres hijos, dos señoritas y un hombre son un
tanto mayores, cuenta con tres nietos que hacen revivir su papel de madre
cuando le llaman con gran cariño “Mamá Leo”.
Recientemente Leonor, se ha visto afectada por una
enfermedad que le ha restado parte de la vitalidad de antes, pero para suerte
de los suyos, se ha ido recuperando poco a poco.
En la actualidad, sigue su rutina diaria viendo su novela
favorita, las principales noticias y resolviendo el crucigrama del día y sobre
todo, leyendo su libro favorito. Y en el caso de que no llegue la empleada, se
le ve en la cocina preparando deliciosos platillos.
Cuando surge alguna duda sobre temas de gramática o de cultura
general, allí está Leonor como una biblioteca viviente que tiene casi siempre
la respuesta correcta a cualquier pregunta.
Vivir cerca de Doña Leo como le decimos cariñosamente, ha
sido un regalo del cielo que esperamos perdure por mucho tiempo más.
Ramiro Velasco