IMÁGENES DE NUESTRA GENTE
¿Y QUE SE
HAN CREÍDO LOS DIPUTADOS DEL FRENTE Y DE ARENA?
La
Constitución de la República de El Salvador, en su artículo 186 establece que “los
Magistrados de la Corte Suprema de Justicia serán elegidos por la Asamblea
Legislativa para un período de cinco años, y por ministerio de ley continuarán
por períodos iguales, salvo que al finalizar cada uno de los períodos, la
Asamblea Legislativa acordare lo contrario, o fueren destituidos por causas
legales”.
Para junio
del año 2015 se esperaba elegir a dos magistrados para lo Contencioso
Administrativo, uno para lo Civil y dos para lo Penal.
Lo anterior
significa que antes de que los
magistrados entraran en funciones, es decir como fecha límite el 30 de junio
pasado, tales funcionarios deberían
haber sido electos en la forma que también establece la constitución.
Significa
que han pasado más de dos meses y los
diputados de la Asamblea Legislativa siguen tan campantes y frescos; siendo los
principales responsables de tal incumplimiento los diputados de los dos grandes
partidos, el FMLN y ARENA que son los que tienen mayor nivel de decisión, según
la cantidad de votos para alcanzar la mayoría calificada.
Los
partidos citados se han pasado en dimes y diretes, con falacias que esconden lo
que hay a la base que es el interés del partido que representan, antes que el
interés del pueblo salvadoreño.
Uno de los
puntos principales de la discordia es la carta principal del Frente en la
persona del Licenciado Jaime Martínez, como si no hubiera más personas
competentes dentro de los candidatos presentados por el Consejo Nacional de la
Judicatura y la negativa rotunda de ARENA de no aceptar a tal candidato en la
nómina de los considerados mayormente elegibles.
Junto a los diputados de ambos partidos están las
cúpulas partidarias que se suman a una posición rígida para sostener que “este
macho es mi mula”, olvidándose que el principal mensaje del pueblo salvadoreño en
las elecciones pasadas de diputados de este mismo año al darles unos resultados
bastante parejos , fue que los dos partidos grandes deberían ponerse de acuerdo
en los temas de interés nacional en la forma más honesta y transparente que sea
posible.
En rigor,
la Asamblea ha transgredido la ley del más alto nivel que es la Constitución de
la República y en sentido estricto deberían ser sancionados, sin que haya
argumento que les libere de culpa.
¿Y dónde
queda tanta promesa de los candidatos a diputados en las elecciones pasadas,
especialmente los “nuevos” que nos vendieron la idea en las elecciones que
ellos estaban listos para hacer política de manera diferente?. ¿En qué se
diferencian de los diputados de siempre plegados a línea del partido, es decir
al interés de las cúpulas partidarias?
Sería
bueno, que la ciudadanía les demostremos nuestro repudio por el incumplimiento
de la ley y que hagamos una campaña a lo mejor en las redes sociales o por
otros medios, para decirles de manera contundente: “Diputados de ARENA y del
FMLN: acaben de una vez por todas con la polarización y elijan lo antes posible
a los magistrados de la Corte Suprema, y
en tiempo, a los funcionarios del Concejo Nacional de la Judicatura y del
Fiscal General de la República que deben ser electos en este año. Recuerden que
no están manejando su finca y que la institución del estado que representan
debe manejarse con la seriedad y respeto debidos, de acuerdo a los intereses
del pueblo salvadoreño y no de acuerdo a los intereses de su partido.
Si el
pueblo no se manifiesta, estos señores seguirán haciendo de las suyas.
A CUÁNTOS HA
INSPIRADO EL AMOR
Son
incontables las canciones, los poemas, las pinturas y tantas otras
manifestaciones del arte que se han inspirado en el amor.
Pero
centrándonos sólo en la música, las canciones de amor de ayer y de hoy son
innumerables. Y como en el pasado los hombres eran mayoría en lo que a compositores
e intérpretes de música se refiere, pues las canciones estaban dirigidas
especialmente al amor de un hombre por una mujer.
Desde el
punto de vista de la teoría de género habrá sus argumentos y se dirá que los
hombres se expresan así de un ser como la mujer, con el fin de proyectar su
sentido machista y de dominación sobre la mujer. Pero yo no comparto ese punto de vista. Creo
que en la mayoría de casos, las canciones de amor reflejan el sentimiento por
alguien que viene a ser un complemento en la vida y que en un momento en que se
elevan las emociones, lleva a los autores a expresar cosas muy bellas y hasta
fantásticas, según el grado de inspiración del momento.
Yo diría que
en España y en América Latina por decir un número, más de un 90 por ciento de
las canciones tienen de fondo el tema del amor. Y es que los latinos somos tal
vez más sensibles o tenemos más desarrollada esa parte de la personalidad
llamado dominio afectivo.
Eso lo
pude comprobar mientras estudiaba en el Instituto Internacional de
Planificación de la Educación (IIPE) en Francia. Al instituto llegaban
estudiantes de países en desarrollo de los cinco continentes para el curso
anual de nueve meses y al menos en la promoción de mil novecientos ochenta- mil
novecientos ochenta y uno, se fijó una semana determinada para tener la noche cultural
de cada continente.
De América
Latina, los participantes al curso eran tres mujeres y yo de hombre. Ellas casi
que descargaron en mí la responsabilidad de la organización de la noche
latinoamericana. Por lo que gustoso tomé la iniciativa de organizar la velada dándole
un giro musical. Por gestión de una colega boliviana, se unió a nosotros un
grupo de música andina que le dio mucho realce a nuestra presentación.
Me tomé el
trabajo de arreglar algunas estrofas en francés para la ocasión con música de
“Guantanamera”, de “Panameña, Panameña” y de “Cielito Lindo” y me convertí en el
animador de la noche, haciendo cantar al menos a la mitad de participantes del
curso y miembros de la administración, pues la otra parte del grupo sólo
entendía inglés. Aquella noche proyectamos imágenes de varios países, escuchamos
música andina y al final terminamos todos, bailando música alegre latinoamericana.
En los
días siguientes de aquel evento, algunos africanos francófonos me hacían ver tarareando
un poco las canciones latinoamericanas, que les parecían muy llenas de
sentimiento y me daban a entender que los latinos somos muy románticos,
contrario a lo que advertí de ellos que son menos sentimentales.
Y es que lo
romántico se ha desarrollado en nuestros ambientes impulsado más por el lado de
la música. Así los abuelos que vivieron
en los años de mil novecientos veinte, treinta y cuarenta, se vieron impactados
por la música de marimba y la música mexicana en las inspiraciones de Agustín
Lara, de Fernando Valadés, de Roberto Cantoral y de tantos otros compositores
latinoamericanos; así como con la ejecución musical de tríos como Los Panchos,
Los Tres Ases, los Tres Caballeros, etc.
Los que
somos mayores de cincuenta y sesenta años, crecimos también arrullados por la
música de tríos y en la época de los sesenta y setenta, denominada por algunos,
como la época de oro de los grupos musicales populares, cantamos y bailamos con
tantas canciones románticas de origen latinoamericano y español, cuyo tema
principal era el amor.
Y en la
época actual muchos jóvenes y niños influidos por sus padres, escuchan sobre
todo los fines de semana, especialmente en la radio, canciones de tipo
romántico de esas que llamamos viejas pero buenas que no pasan de moda y que
también se han encargado de revivir algunos cantantes jóvenes contemporáneos.
Con esa
influencia musical, no se puede esperar más que seamos románticos y que para
nosotros el amor de pareja sea parte importante de nuestras vidas y siga
inspirando a tantos artistas.
Y para
demostrarles que yo también soy romántico, les dejo recomiendo leer el poema
“Qué es el amor” que escribí hace algunos años y que publiqué en este mismo
blog. Acá la dirección del artículo: http://ramirovelasco.blogspot.com/2010/02/otra-pagina-sobre-lo-nuestro.html
¿POR QUÉ ALGUNOS HOMBRES SALVADOREÑOS SE ORINAN EN LA CALLE DE LAS
CIUDADES Y PUEBLOS?
Estuve a
punto de titular este escrito: ¿Por qué algunos hombres campesinos salvadoreños
se orinan en la calle de las ciudades y pueblos?. Pero lo mantengo así, porque
esa mala costumbre la he visto también en personas que se dicen citadinos.
La primera
respuesta a la pregunta que se formula, pudiera ser por la falta de servicios
sanitarios al alcance de la gente. Y eso fue cierto hace unos veinte y cinco
años, especialmente en las ciudades y pueblos, cuando ni en las iglesias, mercados,
gasolineras y menos en los comedores y otros negocios privados se contaba con tales
servicios a pesar de las grandes aglomeraciones.
De ahí que
especialmente en las esquinas de las iglesias y parques especialmente por las
noches los malos olores y otras sorpresas al caminar fueran algo muy común.
Sin
embargo, a la fecha, se puede decir que se cuenta con una disponibilidad mínima
de sanitarios en los cascos o centros históricos de los pueblos, como
iniciativa especialmente de las municipalidades y de algunas iglesias; pero
para un país tan poblado como el nuestro, hacen falta todavía más servicios sanitarios
e iluminación, especialmente en los lugares en que más se aglomera la gente.
Pero hay un
dato revelador y es que aún en los tiempos de mayor atraso en cuanto a
disponibilidad de sanitarios, eran los hombres los incontinentes, mientras que
las mujeres por lo general se aguantaban hasta llegar a su casa.
Y es que
todo se debe a una mala crianza o visto de otro modo, a la falta de educación,
o mejor, a una fea costumbre que se ha
ido arraigando desde tiempos inmemoriales.
Por
supuesto que el grueso de los que cometen dichos actos son campesinos llegados
a la ciudad buscando mejores oportunidades y trabajadores de diversos servicios
que se desempeñan en la construcción,
motoristas, vendedores informales y tanta gente que deambula de un lado para
otro. Este tipo de gente, no perdona lugares como los postes de la calle, los
árboles y la entrada a un jardín o a un predio baldío para hacer de las suyas.
A ese tipo
de personas las he encontrado varias veces in fraganti, a pocos metros de la
entrada de mi casa en una pequeña esquina que da hacia un predio baldío o cerca
de alguna planta en la misma acera. Por su puesto que ante un grito de mi
parte, pidiéndoles que no lo hagan allí, ya no quedan muy dispuestos de
volverlo a hacer y hasta me piden disculpas.
Y es que la
costumbre se adquiere desde que los niños varones van por la calle y se les
antoja que desean hacer pipí. En ese caso, muchas veces los padres o madres se
lo permiten como una cosa natural, mientras que a las niñas se les restringe y
se les indica que lo harán hasta llegar a la casa o a otro sitio donde haya un
sanitario.
La
costumbre es tan común, que los gobiernos municipales al menos en San Salvador,
quisieron implantar multas para los culpables que se encontraran cometiendo tal
falta, pero que yo sepa, tales disposiciones son letra muerta, porque tales
ordenanzas no se cumplen en nuestro ambiente.
Para evitar
esa fea costumbre, no hay mejor remedio que la educación, que debiera comenzar
en casa y continuar en las escuelas. Si desde allí los niños y jóvenes tomaran
conciencia sobre lo inadecuado de tal comportamiento, los cambios los veríamos
en las nuevas generaciones.
Me dirán
que en otros países el problema casi no existe debido a leyes más fuertes y a
la acción de la policía. Yo les contesto que en países como el nuestro, las
leyes se aplican muy poco y la policía se enfrenta a problemas tan serios que
faltas como las expuestas, pierden toda importancia a la hora de castigar a los
incontinentes.
Lo que sí
puede ayudar en el mientras tanto, es el castigo de la misma comunidad. Es
decir, que la ciudadanía debe recriminar a los incontinentes abusivos, puesto
que la desaprobación social ante un comportamiento inadecuado, puede en muchas
ocasiones, ser tan fuerte para el transgresor de una norma que una acción
punitiva.
En otras
palabras, con educación y el convencimiento de los grupos sociales contra esas
malas costumbres, ese tipo de comportamiento puede cambiar para una convivencia
más civilizada.
En todo
caso, las municipalidades, los centros deportivos, las gasolineras y las
iglesias deberían contar con servicios sanitarios abiertos y gratuitos al
público. Y no debiera permitirse que se abra un almacén, ferretería o negocio
grande, sin sanitarios disponibles para el público. Y a nivel educativo, los
maestros deben de insistir en los estudiantes sobre lo feo de tales costumbres.
Si después
de esas medidas continúan los incontinentes haciendo de las suyas, es la
ciudadanía decente la que les debe reprobar tales comportamientos.