ZONA RURAL NOR ORIENTE DE SENSUNTEPEQUE
EL ABUELO FERNANDO VELASCO
Los Velasco de la zona rural habitaban
especialmente los cantones: Chunte, Nombre de Dios, Río Grande y San Gregorio al noreste de Sensuntepeque, Cabecera del Departamento de Cabañas y el Cantón Copinolapa, al oeste.
Nuestros abuelos, Fernando Velasco y su esposa
María Estanislao Bonilla habitaban en el Cantón Chunte (María Auxiliadora) que distaba unos doce kilómetros de Sensuntepeque.
Fernando era de pequeña estatura como la mayoría
de los Velasco. Tenía unos ojos azules como el cielo, la piel blanca y
generalmente usaba barba. Su esposa, era morena, de pequeña estatura y con
características más indígenas. Pero aquella mujer era toda dulzura y amor.
Procrearon 6 hijos: Isabel, Gerardo (mi padre),
Antonio, Teófilo, Rosa y Roque.
Por la casa de los abuelos, pasábamos en nuestros caballos, mulas o a pie,
cada vez que viajábamos a Sensuntepeque desde el Cantón San Marcos o al regreso
de dicha ciudad, al cantón. Y por supuesto que una parada para tomar agua, un
café con pan, o comer de aquellas naranjas tan dulces del patio de los abuelos o
pedazos de caña puestos en un huacal,
era algo obligatorio.
Como el viaje duraba entre cinco y seis horas, mi
padre casi nunca desensillaba las bestias en casa de los abuelos, que a lo más
comían algo de zacate y la visita era muy rápida. De allí aquella frase de la
abuelita que nos decía “siempre van en las precisiones” y en verdad nunca nos
quedamos a pernoctar.
La casa y cocina de adobe y corredores de los
abuelos, construida a la orilla de la
calle o camino real, estaba situada entre la capilla y la Quebrada del Sitio.
Allí el clima era mucho más agradable que en nuestro cantón San Marcos ubicado
en la cercanías del Río Lempa, el Río Gualquiquira y la frontera con Honduras,
donde el calor era a veces insoportable en horas del mediodía, pero muy
agradable por la madrugada, tal vez por las brisas que llegaban desde el Cerro
El Congolón y otras montañas de Honduras.
Me contó mi padre, Gerardo, que de jovencitos él y
sus hermanos desaparecían en el mes de enero y febrero, cuando capturaban a jóvenes
campesinos para hacer la “platada” en el cuartel de Sensuntepeque. A veces se
perdían hasta dos meses en los montes y fue allí donde Gerardo para espantarse
los mosquitos y zancudos, aprendió el fumado de cigarro que lo acompañaría por
muchos años.
Los abuelos paternos, casi nunca fueron de visita
al Cantón San Marcos. Parece que fueron únicamente cuando mi padre Gerardo
contrajo matrimonio con mi madre Eugenia del Socorro Barrera.
La familia Velasco en Chunte, siempre fue bastante
humilde y casi no tenían terrenos, cuando los conocí. Según mi padre, tuvieron
que vender sus propiedades en una época de crisis que me imagino, fue por los
años de mil novecientos veintinueve, cuando se dio la gran depresión mundial y un
poco más tarde, la dictadura militar del Presidente Maximiliano Hernádez
Martínez.
El abuelo Fernando era un hombre emprendedor y
sabía los oficios de carpintero, hacía tambores, hamacas, atarrayas y
especialmente el arte de empedrar las casas sin utilizar cemento, sino sólo tierra
y jugando con los desniveles y los lados de las piedras.
Mi abuelo Sotero Barrera contrató a Fernando, para
que le empedrara muchos metros cuadrados alrededor de su casa en el Cantón San
Marcos. Fernando Velasco, llevó de ayudante a su hijo Gerardo (mi padre) y fue
entonces que Gerardo conoció a Eugenia la hija menor (mi madre) a quien no le
quitó la vista hasta que le concedieron su mano.
Por supuesto que el abuelo Sotero le hizo las mil
y unas pruebas al joven Gerardo que ya al final, le convenció como su yerno.
(De eso hablaré en otro escrito).
Al tío que más conocimos fue Teófilo, que vivía
casi contiguo a la casa de los abuelos. Su familia estaba constituida por su
esposa y sus hijos: Balmes, Yolanda,
Sarbelio, Gloria, Wilfredo, Miriam, Gilma y Rogelio. Los hijos hombres mayores
y el tío Teófilo, visitaron varias veces a mi padre y la familia en San Marcos,
bañando y pescando en el Lempa y el río Gualquiquira.
La figura apacible de los abuelos Velasco-
Bonilla, nos quedó grabada en la mente de mis hermanos y hermanas, como si
hubiésemos vivido con ellos toda una vida, a pesar de compartir con ellos sólo momento
muy cortos en nuestros rápidos viajes.
La familia Velasco originaria de Chunte, se cuenta
por decenas y se ha extendido no sólo en Sensuntepeque, sino en otras ciudades
de El Salvador.
EN SERIO Y EN BROMA
-La ideología es una venda que se coloca en los
ojos del pensamiento, cuando se analiza la realidad.
- Será que
mis intereses han cambiado mucho, pero la mayor parte de entrevistas en los
medios masivos de comunicación me parecen tan sosas…Por supuesto que hay algunas
excepciones.
- Comparto
aquella visión aristotélica de que los mejores individuos son los que
debieran gobernar la polis. ¿Y en nuestro país gobernarán los mejores, los
más sabios, los más éticos, los mejor preparados, los más justos?
- Si Dios o la naturaleza nos trajo a este mundo,
es para tratar de ayudar a los demás.
Imaginemos como sería de distinta la sociedad, si los que toman
decisiones y buena parte de la población pensara de esta manera.
- Aquella iglesia era tan pequeña que dicen que
no cabía el Altísimo.
- No sé por qué las personas mayores tendemos a
guardar cosas que no utilizamos. De allí la buena práctica de tirar al cesto lo
que ya no nos sirve, al menos dos veces al año.
- Si en algún momento pensamos que la muerte
estaba lejana para nosotros, ahora con tanto fallecido, comprobamos que si nos
infectamos del virus, podemos engrosar el número de los difuntos en nuestro
país. Y Dios no lo permita.
- Si por suerte el Covid 19 no ha
tocado a tu familia, lamentablemente lo ha hecho con los hogares de tus amigos y más con los amigos de los
amigos.
- Esto le escribí a una amiga, después de dos
días de la muerte de su padre: La vida tiene que seguir, a pesar de las
tristezas.
- Oigo los vendedores de diarios y los bolitos en
la calle en gran jodarria. Creo que en medio de todo, esa gente tiene más defensas
en su organismo que los que andamos con grandes cuidados o son portadores asintomáticos.
- Ahora se acabaron las gripes o los fuertes
catarros. Si alguien aparece con temperatura y estornudando, lo consideran con
covid y le dan tratamiento como si
estuviese infectado. Qué triste.
- Oí esta semana, a una distraída presentadora de
noticias, que el Alianza había nombrado como presidente a Fito Zelaya, en vez
de decir el apellido del otro Fito.
- Aquel señor que con la pandemia pasó metido en
su casa, no tuvo más remedio que dedicarse a la tapicería. -¿Arregla muebles?,
le dijeron. –No, contestó. Me paso echando los tapis.
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