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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

viernes, 30 de octubre de 2015

UN OCTUBRE LLUVIOSO QUE NOS DEJA


FLORES EN NUESTRAS CALLES EN RECUERDO DE NUESTROS DIFUNTOS



































UNA MAYOR CONCIENCIA POR ACTOS DE CORRUPCIÓN EN EL SALVADOR

Sobre la corrupción en la Administración Pública escribimos una página hace 2 años, en agosto de 2013. Entonces señalábamos algunos avances sobre la acción punitiva de tales prácticas, más por la prensa que por las instituciones del Estado creadas para tal fin.  Ver sitio: http://ramirovelasco.blogspot.com.es/2013_08_01_archive.html
Hoy de nuevo podemos afirmar que gracias a los medios de comunicación y a las redes sociales, se constata en el ambiente salvadoreño, una mayor toma de conciencia de la población sobre los actos de corrupción de funcionarios públicos, especialmente de algunos muy conocidos, como diputados, ex ministros y ex presidentes de la República.
Esa mayor conciencia de la gente, se puede constatar también en los rápidos sondeos o espacios de opinión que hacen de vez en cuando, especialmente los medios radiales y televisivos sobre este tema. Y en ellos, se advierte en el ánimo de las personas en primer lugar, su condena por tales actos y después el llamado,  a que las instancias que tienen por misión atacar la corrupción, sean más eficientes y efectivas.
En las últimas semanas, periódicos como La Prensa Gráfica y El  Faro han divulgado importante información sobre personas en concreto que siendo empleados públicos, muestran un enriquecimiento excepcional de varios millones de dólares y sobre los que la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia debe informar en su oportunidad, si tal enriquecimiento muestra alguna responsabilidad de ilícito de acuerdo a la ley.
Menos mal que la Corte Suprema de Justicia actual,  según lo comenta El Faro,  le ha devuelto algunas facultades a la Sección de Probidad, como la de pedir información a los bancos sobre funcionarios y ex funcionarios que muestren indicios de enriquecimiento ilícito, cosa que le fue prohibida por la Corte Suprema en el 2005, durante la gestión del Magistrado  Agustín García Calderón.  Debe recordarse que en aquel momento era Jefe de Probidad José Eduardo Cáceres, que de manera muy  noble y valiente renunció a dicho cargo, ante aquel atropello.
La decisión de la Corte Suprema de Justicia ha permitido que en la Fiscalía se abra expediente al Diputado Reynaldo Cardoza para investigar el posible enriquecimiento ilícito y que la Sección de Probidad entregue este año, a solicitud del Instituto de Acceso a la Información, las auditorías a las declaraciones de patrimonio de los ex presidentes  Francisco Flores, Elías Antonio Saca y Mauricio Funes. 
Como se sabe, existen en El Salvador, varias leyes que tienen que ver con el ataque a los actos de corrupción como las siguientes: Ley de Enriquecimiento Ilícito (1959 y reformas hasta 1992; Ley de la Corte de Cuentas de la República (1995 y reformas posteriores);   Ley de Ética gubernamental (2008); y  Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública (2010).
Debe decirse que en El Salvador, existen varias instituciones creadas con el fin de fiscalizar el manejo de los recursos del estado y establecer responsabilidad administrativa y patrimonial, como la Corte de Cuentas de la República; como la Fiscalía General de la República para enjuiciar y castigar a los responsables de los malos manejos de los fondos públicos; y como la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia para comprobar el enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos. También existen otras instancias creadas en años recientes,  como El Tribunal de Ética Gubernamental para contribuir a que se cumpla la Ley de Ética Gubernamental; y la Secretaría de Transparencia  y el Instituto de Acceso a la Información Pública, creados para hacer cumplir la Ley de Acceso a la Información.  
El Gobierno por su parte creó no hace mucho tiempo, la Secretaría de Participación Ciudadana, Transparencia y Anticorrupción de la Presidencia de la República de El Salvador, sobre la que  se constata un buen avance, al menos con información de algunos casos, especialmente con apoyo de su Portal denominado “Transparencia Activa” ver sitio: http://www.transparenciaactiva.gob.sv/
Sin  embargo, queda la duda si la información que recolecta esta Secretaría, se refiere a casos mayormente vinculados a la oposición política y a tiempos pasados y no a las últimas dos administraciones de gobierno.
En septiembre pasado,  también  el Gobierno salvadoreño por medio de la Secretaría de Transparencia y organizaciones civiles, lanzó  “el Observatorio Alianza para el Gobierno Abierto, un espacio para dar seguimiento y evaluar el compromiso de transparencia adquirido en el Plan de Acción 2014-2016”.
Con la Ley de Acceso a la Información Pública de 2010, Ver sitio:
http://accesoinformacionelsalvador.org/documentos/LEYDEACCESOALAINFORMACION.pdf  se establece especialmente la información oficiosa que deben hacer pública los órganos e instituciones del Estado; se crean oficiales de información en las instituciones y el rol y funciones de los Comisionados. En dicha ley en el Art 51, se crea también, el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP).
Debe decirse que con esta ley se dio un paso muy importante y que el Instituto ha venido mostrando mucha eficiencia en su labor.
Ley de Ética Gubernamental creada en el 2006, tiene como propósito, salvaguardar el patrimonio del estado; detectar la corrupción de los servidores públicos que utilicen los empleos para enriquecerse ilícitamente, aprovechando dichos cargos para beneficio personal.
Esta ley debiera ser conocida por todo empleado público, pero especialmente, los que ocupan cargos de dirección, tanto del Gobierno Central, de la Asamblea Legislativa, del Órgano Judicial, del Ministerio Público y de las Municipalidades.
Tal vez vale la pena mencionar algunas de las prohibiciones explícitas de esta ley y cuyo incumplimiento es frecuente en El Salvador y que son las siguientes:
1. Solicitar o aceptar, directamente o por interpósita persona, dádivas, regalos, pagos, honorarios o cualquier otro tipo de regalías, por acciones relacionadas con las funciones del cargo público.
2. Prevalecerse de su cargo público para obtener o procurar beneficios privados.
3. Desempeñar simultáneamente dos o más empleos en el sector público, salvo los casos permitidos en la ley.
4. Utilizar, para beneficio privado, la información reservada o privilegiada que obtenga en función de su cargo.
5. Negarse a proporcionar información de su función pública, exceptuando las que establecen la Constitución y la ley.
6. Intervenir en cualquier asunto en el que él o algún miembro de su unidad familiar tenga conflicto de intereses.
7. Nombrar a parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, para que presten servicios en la entidad que preside o se desempeñe.
8. Discriminar a la persona en la prestación de un servicio del Estado por motivos de nacionalidad, raza, sexo, religión, ideología, opinión política, condición social o económica.
La ley mencionada, tiene deficiencias en su aplicación para imponer sanciones a los infractores y hasta la fecha no se ha conocido de casos condenatorios, cuando es evidente que muchos empleados públicos, tanto del gobierno central, de las municipalidades y de otros Órganos del Estado, infringen lo regulado en la ley.
El mismo Tribunal de Ética, cuerpo colegiado integrado por varios miembros y representativo de diferentes instituciones,  ha hecho una propuesta de reforma a dicha ley incorporando como sanciones, multas en vez de despidos de los empleados públicos;  que se pueda procesar a ex funcionarios;  y que el Tribunal pueda proceder de oficio en casos de violación a la ley.
Falta tanto por hacer para que se apliquen las leyes sobre la corrupción en El Salvador, que  junto a problemas estructurales y a la violencia, es un mal que debe ser combatido en forma permanente desde todos los niveles de la sociedad salvadoreña.










¿SERÍA BUENO CAMBIAR DE MODELO?

Al leer este título por lo general  se puede pensar en cambiar el carro,  que dependiendo de los gustos y de las posibilidades financieras, se puede hacer cada año, cada diez, cada quince o cuando la chiva alcance.
En el caso de la vivienda, los cambios son más frecuentes cuando las personas alquilan y más esporádicos cuando se tiene vivienda propia. Claro, que en el caso de gente de mucho dinero se pueden dar cambios frecuentes de residencia a veces por otros motivos, como la seguridad y la búsqueda de un mayor confort.
A otras personas les da por cambiar el lugar de trabajo y si tienen suerte, con esos cambios pueden obtener mejoras de tipo salarial o de índole profesional y por supuesto, una mayor experiencia, más amigos, etc.
También es frecuente si hay pistío, cambiar de vez en cuando la posición de los muebles en la casa, la pintura de las paredes, los aparatos electrodomésticos, etc.
Y para las mujeres el cambiar de vestidos, de zapatos y de otras prendas aunque estén bastante nuevas, puede también llegar a ser usual, si se tienen los recursos y tales personas sienten que deben estar muy a la moda o se preocupan mucho por su apariencia personal.
Pero los cambios de modelo responden en gran  medida, a la personalidad de la gente y no necesariamente a la abundancia de dinero; pues hay gente muy rica que no pasa de lo mismo y gente sin mayores recursos económicos que goza con los cambios de sus cosas y lo hace a pesar de que ello signifique endeudarse o  privarse de otros bienes más esenciales.
Cambiar de modelo, depende además de cómo los individuos se han formado. Si se criaron en un ambiente de mucho dinero o en uno pobre y con muchas limitaciones. También depende de cómo sean y cómo consideran a la naturaleza y al mundo externo. Si se trata de alguien muy pragmático o si vive en el mundo de la fantasía o de la suprarealidad como los filósofos, los científicos, los artistas, los músicos  y los poetas que pueden llegar a tener una mayor conciencia sobre lo sustancial y lo que para ellos viene a ser más importante y fundamental para la realización personal.
Yo recuerdo que en los años de estudiante en la Universidad y cuando se dio el apogeo del avance del socialismo  a nivel mundial y la gesta revolucionaria de la guerrilla en El Salvador, pensar en aquel ambiente, cambiar de modelo en lo considerado suntuario, era responder a “la lógica del capitalismo que conlleva resabios como el consumismo”, etc.
En otras palabras, existe también una reticencia a los cambios de modelo en el vestido, en las cosas materiales y  en la forma de vivir, dependiendo de la actitud mental que se tenga respecto al confort y a la vida agradable y placentera.
Una actitud similar tienen las personas que tras un ideal noble abrazan  la vida de pobreza en las órdenes o congregaciones religiosas. Aunque a veces se dan excepciones y muchos que ayudan a los pobres viven en un ambiente de mucha comodidad y seguridad económica, escudando su actitud en que ellos como personas no tienen nada aunque lo tengan todo. Pero ese es otro mundo.
Pero existe otra posibilidad de cambiar de modelo y es en la vida de pareja. En ese caso, también es frecuente que una de las dos partes llegue a cansarse de su compañero o compañera de vida. De ahí que existan personas que duran muy poco manteniendo una relación afectiva y de convivencia con la misma persona. Pero hay otras, que ya sea por seguir la costumbre, por la convicción en su compromiso matrimonial religioso, por interés económico o por “cuerudez”, mantienen la misma relación y ni siquiera les pasa por la mente la posibilidad de cambiar de compañero o compañera de fórmula. Para estos casos, se ha inventado la famosa “medalla de cuero” con la que se puede condecorar a los persistentes, entre los cuales quizá me cuente yo.
Para concluir, se puede decir, que en la vida, cambiar es algo normal. Que frente a un posible cambio en asuntos importantes, siempre hay riesgos que correr. Que tal vez no vale la pena cambiar por cambiar. Que si se cambia el modelo viejo,  el nuevo debiera ser en lo posible mucho mejor en calidad, en valor y en la satisfacción personal de quien lo adquiere. De lo contrario, probablemente más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer.

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