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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

martes, 15 de julio de 2008

FILOSOFEMOS UN RATO


Zona de San Isidro, Cabañas, amenzada por la explotación minera
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¿EXISTE LA FELICIDAD? ¿DE QUÉ FELICIDAD HABLAMOS?

Temas como el presente, por lo general se los dejamos a los psicólogos o mejor a los filósofos, que siempre nos dan explicaciones profundas.

Las preguntas que formulamos ahora son importantes, porque qué razón tendrían nuestras vidas si todo fuera sufrimiento, desesperanza o un sin sentido; o dicho de otra manera, si nuestra vida fuera de infelicidad.

La corriente filosófica que tal vez mejor ha planteado esto último, probablemente es el “existencialismo” del que en otra oportunidad resumimos brevemente parte de sus premisas y mencionamos algunos de sus exponentes (Ver archivo de 9 de abril de 2007).

Uno de los autores que se ha vinculado al existencialismo es Karl Jaspers, psiquiatra y filósofo alemán nacido en 1883, cuya obra se desarrolló en Europa desde principios hasta un poco más allá de la mitad del siglo veinte.

Jaspers sostiene que el individuo o se mantiene en la resignación o da un salto al que denomina la “auténtica existencia” o “el ser en sí mismo” y que posteriormente ubica en lo que denomina la “trascendencia”; aporte éste último que influenció de manera importante a la teología moderna.

Y ya que menciono a Jaspers, hago un paréntesis, para mencionar que recuerdo haber escuchado a Ignacio Ellacuría referirse a este autor que él respetaba y admiraba mucho; aunque no podría citar nada concreto de lo mencionado por aquel maestro, hace ya mucho tiempo. Hablo del Ellacuría de finales de los años sesenta, afanoso entonces por trascender de la filosofía escolástica hacia un análisis serio del materialismo dialéctico y del existencialismo. Sé que aquel sacerdote afincado en la historia latinoamericana como filósofo y teólogo influido por Subiri más tarde, daría saltos hasta proponer sus propios planteamientos filosóficos y teológicos que le colocan entre los más respetables pensadores iberoamericanos de finales del siglo veinte. Cierro paréntesis.

Por supuesto que no pretendo meterme ahora en los intríngulis filosóficos para tratar de profundizar más en lo que la fe y la esperanza aportan a la realidad existencial de la persona y de los que Jaspers fue propulsor.

Pero si pudiéramos preguntarle a este filósofo (Jaspers) sobre la felicidad, probablemente nos contestaría de manera indirecta con una de sus frases en las que nos recuerda el verdadero sentido de la existencia humana y su realización, que es “comunicar con el otro y participar con el otro en tareas comunes que humanizan las relaciones entre los individuos”. En esa medida probablemente nos diría, estaríamos acercándonos a la felicidad.

Alejándonos un poco de Jaspers, veamos ahora, por donde andarían las respuestas a nuestras preguntas, por parte de otros filósofos.

Comienzo con Sócrates, considerado el padre de la ética y que fue condenado a muerte con cargos de predicar el ateismo y corromper a la juventud (Sócrates me infunde respeto por su gran aporte a la filosofía; y me conmueve la incomprensión de los suyos, que me hace recordar a un tal Jesús de Nazareth). Pero en relación a nuestras preguntas, traigamos a cuento una frase de él: “Desciende a las profundidades de ti mismo y logra ver tu alma buena. La felicidad la hace solamente uno mismo con su buena conducta”. (http://forodeespanol.com/open)

Después de Sócrates, vamos ahora tras el gran Maestro Aristóteles que también profundizó sobre este tema. Él, probablemente nos diría que la felicidad es una actividad de acuerdo con la virtud, entendiéndose la virtud como la excelencia. Él reconoce que puede existir la felicidad en este mundo, pero para que exista, debe partirse de la sabiduría como virtud ética.

Cambiando de línea de pensamiento, veamos que nos dirían los Estoicos, cuyo movimiento se difundió en Grecia y posteriormente en Roma (siglo IV ac). Ellos plantearían que para lograr la felicidad se debe alcanzar una vida serena, libre de las pasiones que subyugan a los insensatos… O como lo expresa Lucio Séneca: “Es feliz, el que tiene un juicio recto; es feliz el que está contento con las circunstancias presentes, sean las que sean, y el que es amigo de lo que tiene; es feliz aquel para quien la razón es la que da valor a todas las cosas de su vida.”( http://es.wikipedia.org)

Ahora vamos en busca de otro Gran Maestro, Jesús de Nazareth. Su respuesta a las preguntas formuladas, tal vez serían con base al Sermón del Monte, como le llamó Agustín de Hipona, y que lo refiere Mateo, en el capítulo 5.1. Comienza así: “Felices los que tienen espíritu de pobre...; los que lloran…; los pacientes…; los que tienen hambre y sed de justicia…; los compasivos…; los de corazón limpio…; los que trabajan por la paz…; los que son perseguidos por causa del bien… Según algunos teólogos, lo que Jesús presenta como camino para la felicidad, parte desde el interior de la persona y por supuesto, es totalmente opuesto a lo que dicen los que venden poquitos de “felicidad” a cambio de dinero o de bienes materiales.

Ahora, trasladémonos más allá del mundo occidental. Muy al oriente, nos encontramos con los budistas, de los que muy poco sabemos, pero que constituyen una de las religiones con más adeptos. Sobre nuestras preguntas, ellos probablemente nos dirían algo así: - Lo importante para ser feliz, es “tener conciencia”. Para alcanzar la vida feliz y la sabiduría es fundamental estar conscientes, lo cual significa acordarnos de nosotros mismos. Una mente dominada conduce a la felicidad… (http://html.rincondelvago.com/)

Volvamos ahora al occidente y acerquemos al pensamiento de los positivistas. Pero antes recordemos como está constituida esta corriente.

Arredondo Emilio en su obra “Positivismo y constructivismo: paradigmas y educación”, nos indica que el positivismo abarca tendencias como el racionalismo, el empirismo y el realismo o cientificismo.

Acerquémonos entonces a uno de los principales representantes del racionalismo, René Descartes. Él considera que la felicidad es el fin de la vida humana y que ésta se puede alcanzar en esta vida sin tener que esperar a la contemplación divina. Para él. “La felicidad del humano, sería una realización sobre todo en el orden del saber, en cuanto que el saber mismo es un bien, y también en cuanto que no se puede discernir cuál es el bien verdadero sin un conocimiento preciso de lo que puede hacer feliz al hombre”. (Historia de la filosofía, http://books.google.com.sv)

Descartes otorga a la ciencia, el papel fundamental como explicación de la realidad o de la experiencia y como medio para comprobar y verificar los fenómenos de una manera objetiva.

Siempre en el campo positivista, pero en la línea y marco del utilitarismo, Stuart Mill, en su “Utilitarismo”, distingue entre los placeres bajos y la conducta justa y caritativa que es origen de las alegrías más elevadas (retomando esto último, de la moral evangélica). Y Spencer, añadirá que de la misma ley de la evolución, resulta una armonía progresiva entre la felicidad de cada uno y la felicidad de todos…Cuando ésta esté plenamente realizada, los hombres practicarán, unos respecto de los otros, un sacrificio recíproco, no por deber sino por deseo y entusiasmo. (“Antología de Epistemología”, México, http://epistemologia-ulisesgu-udeci.blogspot.com).

Me parece que en este campo más de algún positivista nos diría y ¿por qué se pregunta si existe la felicidad como una idea? Mejor compruebe si la gente es feliz y cómo es feliz. Y a partir de allí saque sus conclusiones.

Pasemos ahora de la visión idealista y positivista, al campo del materialismo, y veamos qué posibles respuestas daría el marxismo a nuestras preguntas. Acerquémonos entonces en primer lugar, a Karl Marx el padre de esta corriente.

Como Marx parece priorizar los elementos de tipo social respecto a los elementos personales e individuales, acerquémonos a lo que sostiene en su estudio sobre el materialismo histórico. Allí plantea que el comunismo, sería la etapa en que desaparecería la lucha de clases y se volvería a una especie de comunismo primitivo. Marx probablemente nos repetiría aquella frase: “En la fase superior, en la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la esclavizante subordinación de los individuos a la división del trabajo y, con ella, el contraste entre el trabajo intelectual y manual; cuando el trabajo no sea sólo un medio de vivir, y devenga una necesidad vital; cuando, con el desarrollo múltiple de los individuos, las fuerzas productoras aumenten igualmente, y todas las fuentes de riqueza colectiva manen con abundancia, sólo entonces el estrecho horizonte del derecho burgués podrá ser superado completamente y la sociedad podrá escribir en sus banderas “de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades” (http://portales.educared.net).

Sobre el planteamiento anterior, más por curiosidad que por otra razón, le repreguntaría a Marx y a sus seguidores, si tiene sentido considerar la felicidad en función de la conciencia, de la razón o de la existencia comprometida, como la consideran otras corrientes filosóficas. Esto a propósito de aquella premisa, de que para el materialismo, lo que existe es la materia como explicación suficiente del ser.

Y me encuentro, que algunos marxistas contrariamente a lo que señalan sus detractores, nos dan respuestas sorpresivas. Una de ellas en la persona de Ernesto el Che Guevara, tan admirado por muchos a nivel mundial. El Che apunta como elementos fundamentales en el procesoconciencia, de la espiritualidad, de la subjetividad y de la moral, como indispensables en la formación del Hombre Nuevo, que creará los cimientos hacia el comunismo. Y dice de manera categórica: "Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo. En el cual se perfilan rasgos morales superiores como la intransigencia hacia la explotación, el rechazo al individualismo, el humanismo, el internacionalismo, el compañerismo, la disciplina, la veracidad, la honradez, la sencillez y la modestia”...

En otras palabras, nos habla de valores, de la ética como norma de vida, contrario a lo que sostienen algunos marxistas dogmáticos. (Véase el sitio http://www.monografias.com/trabajos37/etica-che-guevara).

Con base a lo anterior, me atrevo a hacer unas rápidas consideraciones:

a) Para algunos filósofos o pensadores, la felicidad se encuentra muy vinculada al espíritu, a la mente o a la conciencia. Para quienes sostienen esa filosofía, la persona se verá realizada, si encuentra en sí misma una especie de recreación alrededor del espíritu que llena totalmente cualquier vacío, aún cuando las cosas materiales sean muy escasas.

No faltan por otra parte, algunos seguidores de este pensamiento, que asimilan que la felicidad como tal no existe en este mundo, sino en el otro, cuando llegue el paraíso una vez pasado “este valle de lágrimas”. Esta posición ha existido y existe en grupos dentro de la Iglesia Católica por parte de los que siguen una línea ascética, y castigan severamente al cuerpo para darle paso a una mayor cercanía con el espíritu, en una actitud muy cercana al estoicismo. Y por otro lado, incluimos acá, la línea del Misticismo, practicado no sólo por algunos cristianos, sino también por judíos, islámicos, budistas, hinduistas, etc.

b) Para otros pensadores la felicidad se encuentra en el conocimiento y en el dominio de la naturaleza mediante la ciencia, como medio de lograr el progreso. Ese progreso es el que contribuye a la realización real del individuo. Del progreso, la humanidad ha ido alcanzando nuevos estadios en los que la sociedad ha logrado avances como el establecimiento de leyes para garantizar la convivencia, o la inclusión de valores y derechos civiles, como la paz, la libertad, etc.

El progreso según esta corriente de pensamiento, ha conllevado a que hoy en día se disponga de medios suficientes para el logro de la felicidad de muchos, probablemente los más fuertes o exitosos en el mundo capitalista en el que la competencia de los que tienen acceso a esos medios, se ve compensada con el éxito personal y de manera complementaria con el bienestar de otros.

En esta línea se encuentran muchos seguidores del liberalismo económico, del liberalismo político y del liberalismo jurídico, pero también del neoliberalismo; que en el fondo trabajan porque exista más poder económico, pero también más poder político para resguardar el “sistema de libertades” que para ellos es la clave del éxito del individuo.

c) Para otros pensadores, la felicidad probablemente es muy relativa, mientras no se llegue a una etapa en que las condiciones políticas, económicas y sociales del sistema capitalista subsistan. Para esa línea de pensamiento todo debe cambiar de raíz hasta que se construya otro tipo de sociedad y otro tipo de persona.

En esa lucha que tiene más de siglo y medio de existencia se han dado avances importantes; pero también se encuentran tristes experiencias como la denominada caída del muro de Berlín. Ese fracaso es explicado por esta corriente, como parte de la dialéctica propia de todo proceso histórico.

En todo caso, aunque los avances parecen todavía limitados respecto a esta posición, tiene la fuerza de millones de personas que luchan tras esa noble utopía.

d) Por último, quiero referirme a una forma de pensamiento y de vida que trata de comprometerse con la persona y no necesariamente con un sistema económico y político determinado. Esa concepción que es más vivencial que teórica, busca la transformación de las condiciones que oprimen a la persona humana, especialmente por la injusticia social y otras condiciones cercanas al egoísmo, para redimensionar a la misma persona.

A esta línea de pensamiento la iluminan la enseñanza evangélica y un Jesús que demostró ser liberador no sólo del cuerpo, sino también del pensamiento y del espíritu. En el cumplimiento de esa misión también existen miles de personas que se sienten felices, luchando aunque sea por un poco de felicidad en los demás, mientras se construye un mundo mejor, aunque de paso la lucha de nuevo parezca también otra utopía.

Aunque lo mencionado, se aplica mejor a los católicos de vanguardia o seguidores de la teología de la liberación, también puede ser aplicado en parte, a otras agrupaciones o iglesias cristianas denominadas “evangelistas” no fundamentalistas comprometidas, y a otros grupos progresistas dentro de la Iglesia Católica que toman en serio la doctrina social de la Iglesia.

¿Y Usted, amigo(a) lector(a) con qué línea de pensamiento se identifica más?

Nota: Por favor, conteste la encuesta a la derecha del blog. Gracias

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