UTENSILIOS DE NUESTROS ANCESTROS EN CABAÑAS
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¿ES EL SALVADOR UN PAÍS INVIABLE?
Desde que se constituyeron como independientes los cinco
países centroamericanos a partir de 1838, y particularmente El Salvador en 1841,
esta pregunta ha sido un tanto recurrente.
El aspecto territorial, que en buena medida significa
limitados recursos naturales, ha estado al fondo de la explicación en términos
de viabilidad de los países centroamericanos, pero especialmente de El
Salvador.
Le ha seguido históricamente en el caso salvadoreño, la
limitada capacidad productiva que estuvo
a la base de las reformas estructurales llevadas a cabo desde mediados del
siglo diecinueve hasta principios del veinte, en cuya implementación los
grandes perdedores fueron las comunidades indígenas a quienes se les usurpó sus
tierras para ser entregadas a las nuevas élites nacionales y extranjeras vinculadas
al cultivo de café. El cultivo de café y su comercialización al exterior
surgieron en aquel momento, como la
tabla de salvación “para hacer de El Salvador una sociedad más competitiva”.
A partir de los años de mil novecientos treinta, hasta
finales de los cuarenta, el estallido social reivindicó los derechos de las
clases empobrecidas sin tierra, que fueron objeto de la más cruel represión,
dando lugar al establecimiento de gobiernos militares como medio para detener
las reformas estructurales reclamadas.
De 1950 a 1969, algunos cambios en el ámbito político,
basados en una nueva constitución y en
intereses externos, se operaron lentamente. En aquel marco, aparecieron de
nuevo, las ideas de la unión centroamericana, especialmente vía Integración económica
con importantes beneficios para El Salvador, Guatemala y Costa Rica, pero nefastos para
Honduras y Nicaragua en término de balanza de pagos e inversiones. En el orden
social, grandes contingentes de campesinos salvadoreños sin tierra, abandonaron
el país y se ubicaron en otros países de Centro América.
Para 1969, la guerra entre salvadoreños y hondureños,
demostró una vez más el camino rotundamente equivocado de utilizar las armas
como solución a temas de carácter estructural y de intereses del Grupo en el poder (la clase
dominante y gobernantes). A raíz de la guerra, miles de campesinos salvadoreño
regresaron a la patria, en condiciones más precarias de como salieron.
A finales de los
años setenta y principios de los ochenta, la lucha social se agudizó de
nuevo y tuvo lugar un proyecto reformador dirigido por militares y la
Democracia Cristiana con el patrocinio del Gobierno de los Estados Unidos de
América. Aquella reforma sin amplia base social, se llevó a cabo, con
resultados exiguos y propició una mayor justificación para la lucha armada
contrainsurgente.
Así se configuró un conflicto bélico interno, con amplio apoyo
externo para el gobierno y la contrainsurgencia
(1980- 1992), en el que los muertos estuvieron mayormente del lado de
los pobres.
En los años ochenta el problema social se desbordó con
medio millón de salvadoreños desplazados a nivel interno y con miles de
migrantes hacia el exterior, especialmente a los Estados Unidos de América,
Canadá, Australia y otros países.
Para finales de los ochenta, la derecha logró posicionarse
en el ámbito gubernamental ganando las elecciones; y las reformas estructurales
de principios de aquella década fueron desactivadas, dando paso a un proyecto reformista neoliberal, en
el que lo más destacable fue el predominio de lo privado sobre lo estatal y en
el que la exclusión estuvo a la orden del día.
Un proceso de diálogo-negociación entre las cúpulas de la
guerrilla y del gobierno, condujo a reformas en el ámbito político, pero sin mayores
cambios estructurales en la base económica y social. El efecto inmediato fue un aliento de poco
alcance en el campo económico, con mejoras en los indicadores económicos, pero
limitado efecto en la pobreza de gran parte de la población y en la mayor emigración
de salvadoreños, especialmente hacia los Estados Unidos de América.
A partir de los años dos mil, con la incidencia de terremotos y gobiernos poco transparentes, se
crearon paliativos al problema de la pobreza especialmente de tipo subsidiario.
Comenzó a agudizarse el endeudamiento público externo, aunque se dieron algunos
pasos en cuanto al avance democrático y la participación de más opciones
partidarias.
Del año dos mil cuatro al dos mil trece, tomó auge la
inseguridad y la delincuencia, se acrecentó el endeudamiento externo y se
mantuvo el predominio de la partidocracia en el manejo de la cosa pública. En
tal período, se agudizó la polarización entre las dos principales fuerzas
políticas de ARENA y del FMLN, lo que ha conllevado a un ambiente de
estancamiento en el campo económico por falta de inversión, tanto interna como
externa, y a un real agravamiento de la situación social que se refleja en los
crecientes índices de migración hacia el exterior, llegando hasta la “migración
infantil no acompañada” que representa mayores peligros para la niñez y
juventud que son los sectores más amenazados por las pandillas y el crimen
organizado.
Al momento actual, después de casi un empate en las
elecciones presidenciales entre los dos grandes partidos FMLN y ARENA, el país
se encuentra en una encrucijada en la que los principales actores políticos pareciera
que mantienen un diálogo de sordos, sin resultados concretos y cada uno,
tratando de llevar agua para su molino.
En tal situación, el escenario gira alrededor de las
próximas elecciones de diputados y alcaldes, cuyos resultados definirán con más
claridad el devenir de los próximos cinco años.
Y en ese contexto, lo político sigue teniendo mayor peso que lo
económico y por lo tanto, que lo social, en un ambiente más inseguro y
calamitoso.
Sólo porque los salvadoreños hemos aprendido a soportar
las crisis por necesidad y salir adelante de situaciones peores, las esperanzas
se mantienen aún latentes, en espera de que el estado de cosas cambie para bien
de las mayorías.
UN GOBIERNO QUE AVANZA DESPACIO
Están por cumplirse dos meses de la llegada del nuevo
gobierno al poder y las perspectivas sobre la solución a los grandes problemas
que aquejan al país parecen ser las mismas de lo que ocurrió con la
Administración Funes.
Ya en la campaña electoral reciente, se insistió en que
las políticas de este gobierno serían en buena medida continuidad del anterior.
Y la primera muestra de tal afirmación fue que una buena parte de los ministros
actuales, son repetición del gobierno pasado; lo que de alguna manera indica que los cambios
no serán muy fuertes y que a la larga, tendremos más de lo mismo.
Como sabemos, en política son importantes las señales que
se van dando desde un principio, pues de alguna manera, indican lo que se
tendrá en el desarrollo completo de la gestión gubernamental.
Analicemos pues rápidamente, algunas de esas señales:
La primera señal muy buena por cierto, fue que el Sr.
Presidente Salvador Sánchez Cerén se ha quedado a vivir en su propia casa,
dejando de lado la suntuosidad de la residencia presidencial en la Colonia
Escalón. Tal actitud es la de un gobernante sencillo que envía un mensaje de
austeridad en tiempos de crisis, para que los recursos del estado sean
utilizados de la mejor manera, en función del pueblo y no de las comodidades de
los gobernantes.
Otra señal importante ha sido la disminución de la
fastidiosa publicidad de la que abusaron los gobiernos recientes. Qué bueno,
que los recursos del pueblo se utilicen en obras para la gente y no en campañas
mediáticas para levantar los egos de los gobernantes.
Sin embargo, hay otras señales que no parecen muy buenas
para comenzar la gestión. Entre ellas, la falta de un plan de gobierno que
según se ha afirmado de manera oficial, se tendrá hasta para finales del año. Este
dato parece bastante revelador de la prioridad que se da a un tema tan crucial,
pues el plan viene a ser como el mapa que un navegante va a seguir en el camino
emprendido y el camino ya comenzó.
Otra señal no tan buena que se envía, es que el
gobernante en sus dos primeros meses ha estado mucho tiempo en el exterior
cumpliendo con visitas protocolarias con otros gobiernos que pueden ser buenas
para más adelante, pero no en este momento, cuando lo más importante pareciera ser
atender la tienda que es El Salvador, para lo que ha sido electo el presidente.
Siempre he considerado que el Presidente de la República,
es el gran gerente de la empresa llamada País.
Y un gerente, tiene la virtud de saber cuál es el destino de la empresa,
sus objetivos, su disponibilidad financiera, sus restricciones y sus metas.
Además, tiene la habilidad para hacer que sus subgerentes (los ministros y
otros altos funcionarios) trabajen a tiempo pleno y hagan trabajar a todos los
empleados, logrando el máximo de rendimiento.
En la administración pública y en un estado tan
presidencialista como El Salvador, al Presidente se le requiere acá de lleno, a
tiempo completo y dando resultados inmediatos.
Entre otras señales que muestran poco avance y pocos
resultados, está el famoso “diálogo” nacional para lograr
acuerdos en el tema fiscal con actores importantes y medidas inmediatas para
evitar tanta violencia criminal. Y aunque es cierto que tales problemas sobrepasan
el ámbito del gobierno, no se ve nada en el horizonte que indique que la
Presidencia de la República está tomando un verdadero liderazgo para su solución. Al menos
esa es la percepción que tiene la población en general y eso no es conveniente,
pues si no se dan señales positivas, el pueblo reaccionará como ya lo hizo en
las elecciones pasadas, pasando la factura al partido de gobierno y a otros
partidos como GANA y el PCN que han venido trabajando unidos en la alianza
legislativa para solucionar otros asuntos de su interés desde el gobierno
anterior.
El Presidente de la República y su gabinete de gobierno,
deben mostrarle al pueblo con hechos y a la brevedad posible, que van por el
rumbo correcto y que trabajan intensamente para lograr los cambios tan
anunciados para dar solución a la deprimente situación actual.
EL ESTADO CADA VEZ CON MENOS DINERO Y EL NIVEL DE GASTOS NO
URGENTES SIGUE IGUAL
De todos es sabido, la situación caótica de las finanzas
públicas en El Salvador. Y es que el estado ha caído en un gran hoyo fiscal, es
decir afronta un elevado déficit de recursos financieros que no le permiten hacer
frente a las necesidades más urgentes de la Administración pública.
Entre las causas mediatas e inmediatas de tal situación
está: la política desarrollada por los gobernantes del pasado, de responder a
la crisis haciendo caso omiso de ella. Es decir, haber efectuado presupuestos
que no son realistas, puesto que se basaron en supuestos alegres en cuanto a
los ingresos a percibir; haber echado mano del endeudamiento externo como
gaveta fácil y que pagarán otros en el futuro; haber programado gastos para
necesidades que no son las más urgentes y primordiales; haber autorizado gastos
hasta cierto punto suntuarios para altos funcionarios; y por último, la falta
de un acuerdo fiscal que responda a una política nacional justa para los
contribuyentes, que evite la elusión y la evasión, pero también que asegure el
buen manejo de los fondos públicos.
La situación financiera actual es efecto también del mal
manejo de los recursos del erario público, por parte de gobiernos pasados que repartieron
dinero en forma populista con los denominados subsidios o proyectos sociales,
suponiendo que la economía iba a crecer y por lo tanto, que el fisco contaría
con los recursos financieros necesarios para mantenerlos en el tiempo.
El gobierno del Ex presidente Saca creó una serie de
subsidios a troche y moche y el gobierno del Ex Presidente Funes (primer
gobierno del FMLN) hizo lo mismo.
Además hace apenas algunos meses y en años recientes, el
gobierno anterior realizó una cantidad de gastos innecesarios como: publicidad
desmedida, caravanas de escolta a funcionarios de alto nivel, viajes al
extranjero con grandes comitivas, etc.) en la lógica de que los recursos estaban
disponibles y que podían ser manejados a discreción de los gobernantes.
La situación del erario público a la fecha parece ser tan
crítica que los mismos salarios de los empleados de algunas instituciones,
corren riesgo de no ser pagados en los últimos meses del año, de no tomarse las
providencias necesarias, lo más pronto posible. Sólo en el Sector Educación, está
pendiente a mediados del año escolar, la entrega anual del bono educativo a los
centros escolares y el pago a proveedores
y contratistas, a los que no se ha cancelado la entrega de zapatos y uniformes,
rubros que fueron tan llevados y traídos como prioritarios en los pasados meses
de la pasada campaña electoral.
Por otra parte, mientras la gente del pueblo, vive la
realidad de “coyol quebrado, coyol comido” pareciera que en algunas esferas
gubernamentales no existe conciencia de la situación crítica del estado y se
gastan fondos del pueblo que fueron presupuestados en rubros como gastos de
representación, celebraciones y viajes al exterior como si se estuviera en
tiempos de bonanza.
Recuérdese que no hace más de dos años se informó de
gastos realizados en obras de arte, regalos y bebidas en la Asamblea por unos
$150,000. Y que los viajes al exterior, la mayor parte de veces constituyen misiones
sin relevancia que son más una justificación para hacer turismo oficial.
Sobre este último punto, sólo a modo de ejemplo, recordemos
los siguientes datos del año 2012: Diario El Mundo, relató el 18 de noviembre en
un largo artículo “Diputados viajaron en primera clase este año”, datos como
los siguientes:
“En septiembre, el presidente de la Asamblea Legislativa,
Sigfrido Reyes, diputado del FMLN, viajó a Charlotte, Carolina del Norte,
Estados Unidos. Su vuelo costó a la Asamblea $3,011.31. En esa ocasión, Reyes
atendió la invitación del Instituto Nacional Demócrata para participar en el
“Foro Internacional de líderes. En agosto, los diputados Guillermo Gallegos y
Francisco Merino viajaron a Nápoles, Italia, del 28 de agosto al 5 de
septiembre. Para comprar sus boletos, la Asamblea erogó $6,975.09 y $7,648.14. En
septiembre, Gallegos y Merino fueron en la misma misión a Beijing, China, del 7 al 19 de septiembre.
Los boletos costaron $8,665.67 y $9,993.3, respectivamente.
En agosto, Alberto Romero, viajó a Los Ángeles,
California, EEUU, por lo que la Asamblea pagó $1,540. En septiembre, se fue a
Venecia, Italia, bajo un costo de $5,587.73”.
A junio del año 2014, (Ver reporte de La Prensa) http://www.laprensagrafica.com/2014/07/27/asamblea-ya-gasto-323000-para-pasajes-avion-y-546000-en-viaticos sólo la Asamblea Legislativa ya había gastado $ 323,000 en
concepto de pasajes de avión y $ 546,000 en viáticos al exterior de los
$830,848 programados para el año.
Y de manera más concreta, el 12 de junio pasado, la
Prensa Gráfica informaba así: “Una delegación de diputados salvadoreños,
incluyendo un arenero, está de visita oficial en la República Socialista de
Vietnam, donde se reunió con el presidente de la Asamblea Nacional, el
secretario del Partido Comunista y el presidente vietnamita. Los diputados
visitaron al secretario general del Partido Comunista de Vietnam,
NguyenPhuTrong, y al presidente de la República, Truong Tan Sang. La delegación
legislativa está encabezada por el efemelenista Sigfrido Reyes, presidente
legislativo; Lourdes Palacios, del FMLN; Guillermo Gallegos, de GANA; Rafael
Machuca, de CN; Douglas Avilés, de CD; y Mario Marroquín, de ARENA”.
En el mismo sentido, hace pocos días, en un diario
digital circuló la noticia sobre 3 diputados y 2 técnicos de la Asamblea, de
visita en Cataluña España, “para conocer cómo funciona el sistema de luz solar
en una iglesia para ver si se aplica en el nuevo edificio de la Asamblea
Legislativa. Los integrantes de la
comitiva son: Vicente Menjívar (ARENA), Lourdes Palacios (FMLN) y Sandra
Salgado (GANA), además de los técnicos Enrique Menéndez y Walter González. (Ver noticia completa en: http://www.lapagina.com.sv/nacionales/97630/2014/07/23/Diputados-viajan-a-Cataluna-para-conocer-como-iluminaran-nuevo-edificio-de-la-Asamblea
Y en esta semana pasada, el Presidente de la Asamblea, hablaba
de la visita a Palestina y argumentaba: “Yo he recibido una invitación de la
Autoridad Nacional Palestina e intentaré ir lo antes posible”, dijo Reyes,
quien no aclaró el costo de los viáticos que generará su viaje a los bolsillos
de los contribuyentes. “Espero que diputados de partidos que tienen un
compromiso con la paz y respeto a los derechos humanos me acompañen” añadió
Reyes. (Ver noticia completa en el siguiente sitio)
Ante la situación crítica de falta de fondos públicos
para las necesidades más importantes, las actuaciones en instituciones públicas
como la Asamblea Legislativa rayan con la desfachatez e irresponsabilidad. Y es
que de acuerdo a la estructura del estado para el manejo de las finanzas
públicas, no existe una institución con la suficiente independencia como la
Presidencia de la República por medio del Ministerio de Hacienda que pueda
revisar los gastos públicos presupuestados en rubros sensibles como viajes,
gastos de representación, publicidad y otros,
antes de su aprobación y denegarlos si es necesario durante la ejecución
presupuestaria de acuerdo a la situación de las finanzas públicas.
Ante tales actuaciones, no nos queda más a la ciudadanía
que protestar enérgicamente, denunciar y castigar al momento de las elecciones,
tanta incongruencia y mal uso de los fondos de todos los salvadoreños.
No estamos contra los viajes, como el programado por el
Presidente de la Asamblea a Palestina, toda vez que se hagan con los fondos
propios de los interesados en viajar y no con los fondos del pueblo.