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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

lunes, 5 de mayo de 2008

HABLEMOS EN SERIO

Una calle de Sensuntepeque, El Salvaddor
(Con doble clik puede ampliar la imagen)

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MES DE LAS LLUVIAS

Mayo, te identifico rápidamente
por el olor a tierra mojada.
Y porque cuando vienes
los aguaceros cambian
el curso de los riachuelos,
y no digamos del Gualquiquira,
y del Río Lempa que serpentea
en todo Cabañas .

Con tu llegada se han transformado
las mansas quebradas,
de medio secas e inofensivas,
a peligrosas y muy violentas.
Sus correntadas llevan ahora,
desde hojas secas hasta troncones.
En esas aguas de chocolate
nadan sin rumbo,
los chacalines y las chimbolas.

En los potreros y en los guatales
hay alegría con tu venida.
Así lo expresan las vacas flacas
y los novillos que han ayunado
por varios meses con mustio pasto
y hasta con tusa.
Ahora miran con regocijo
la verde hierba, el jaraguá
y otros zacates
que han invadido cualquier espacio
donde haya tierra.

Y en los caminos
de los cantones más escondidos,
en vez de polvo, han resurgido
los pegaderos, la piedra suelta
y hasta chagüites…
Los motoristas se ven molestos
y los sortean de mala gana;
ellos ignoran,
que esas son trampas
que han colocado
la ciguanaba y el cipitío
que se rebelan al oír motores,
y que quisieran estar tranquilos.

Mayo, desde la era
de Julio César,
te bautizaron como la diosa
de primavera y de los cultivos.

Hoy en mi pueblo
de calles hondas y de subidas,
no sé si saben
de tu ascendencia;
pero se alegran cuando se inician
con tu llegada las frescas lluvias,
y te reciben con muchas flores
y con rosarios, desde la aurora.

Ramiro Velasco, mayo de 2008
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PARQUE DE CABAÑAS

Artículo elaborado por Ramiro Velasco, para el Periódico La Macana, Abril de 2008.

El legendario “cerro pelón” que bordea Sensuntepeque y que se levanta apenas unas decenas de metros sobre la misma ciudad, hasta pudiera pasar desapercibido por el turista extranjero.
Sin embargo al subirlo, nos presenta a la vista un paisaje indescriptible: al norte, nos deja ver las elevadas montañas de Honduras y la silueta de los cerros que esconden al Río Lempa. Al este, como en bella postal nos muestra al Volcán Chaparrastique; al sur, al Chichontepec de San Vicente; y al occidente, los volcanes de Izalco, de Santa Ana y de San Salvador; así como el Cerro de Guazapa y el Cerro de las Pavas de Cojutepeque.
Y en sus alrededores, nos presenta en primer plano: El Cerro Grande, El Cutuco y El Moidán, este último, mudo testigo de sangrientas batallas de otros tiempos; y bajo sus faldas la propia ciudad de Sensuntepeque, medio escondida cual chica tímida; y más lejana, reclinada en los cerros vecinos como muchacha perezosa, Ciudad Victoria.
En este sitio, hecho de arcilla y de yeso amarillento, el visionario Don Daniel Castillo, Comandante Departamental en tiempos del Presidente Rafael Zaldívar por el año 1880, tomó la iniciativa de construir un parque con el apoyo de la comunidad. El mismo, sería arreglado más tarde en 1924, por el también Comandante Departamental, Gral. Benjamín Trabanino; y en años recientes, por las autoridades municipales.
Este parque ha sido desde fechas pretéritas, lugar de gran inspiración. A él le cantaron poetas como: Rafael García con su poema “Una tarde de Enero”, el Dr. José Dolores Soto con: “En el Parque de Cabañas”, el Coronel José Merino Rosales, con “Parque Trinidad Cabañas”, y otros escritores, como José Armindo Velasco.
Cuántos niños fuimos felices subiendo a este maravilloso lugar para encumbrar las piscuchas o para entrar a la “Cueva de los ladrones” y conocerlo desde sus propias entrañas.
Cuántos novios vivieron sus idilios, motivados por su frescura y fueron tal vez sorprendidos por la brisa pícara del viento o por las gotas de la lluvia tempranera. Y en el verano, cuántos y cuántas jóvenes y adolescentes bailaron al ritmo de una orquesta o de un grupo musical en las lunadas de fin de año.
Decir Parque de Cabañas, es sentirse en casa. Es decir Sensuntepeque; es traer hechos agradables que se encuentran a la vuelta de la esquina de esa historia poco contada de nuestra gente.
Decir Parque de Cabañas es revivir la infancia y la juventud de otros tiempos. Es cantarle al viento, a la aurora y al atardecer. Es ahuyentar la nostalgia de cuando estamos lejos; es desenredar un poco la madeja del pasado y dar vuelta a la página de los recuerdos.
Decir Parque de Cabañas, es recordar el amor fuerte de la adolescencia; es volvernos niños intrépidos. Es volvernos pueblerinos y contar a los cuatro vientos los chismes del pueblo. Es subir a un balcón natural y mover la cabeza y los ojos, para ubicar la casa de la familia o la de los amigos. Es gritar y contarle a las nubes y al horizonte que este lugar es nuestro.

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SEMBRARON VIENTOS Y COSECHAN TEMPESTADES

Hace unos días, escuché decir a una señora que ya no compraría los diarios, ni vería programas televisivos de opinión, pues cada día traen o presentan noticias desagradables como: el alto costo de la vida, la delincuencia, etc. En otras palabras para esta dama, como que la culpa de tanta mala noticia, la tienen los medios y sus comentaristas, y no quienes han tenido la responsabilidad de dirigir el rumbo de nuestro país en los últimos diecinueve años.
Una ventaja de las democracias occidentales es que se pueden encontrar culpables del manejo público y pasarles la factura, bien al momento de las elecciones, al no votar por ellos para un nuevo período de gobierno; o cuando hay escándalos, para obligarlos a que renuncien de sus cargos. Veremos que pasa en El Salvador, en los primeros meses del 2009.

En 1989, yo trabajaba como consultor nacional en el Ministerio de Planificación y no advertía lo que se venía encima. Los organismos poderosos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), unidos al gobierno norteamericano, acababan de acordar una receta para las economías en desarrollo: el famoso Consenso de Washington (CdW). Todo se manejó con mucho secreto por parte de las altas autoridades del país.

El Presidente Cristiani anunció muchas veces, que la decisión de llevar a cabo el “ajuste estructural” era dolorosa pero necesaria. Esta era una reforma llamada de primera generación. Él la comparaba, como una amarga medicina que debíamos aceptar los salvadoreños a cambio de mejorar completamente la salud de la economía y de todo el sistema de vida del país. Los salvadoreños lo creímos, algunos dándole el beneficio de la duda.

El CdW que ha sido considerado la carta magna de neoliberalismo, se presentó en 1989, como el paradigma novedoso y oportuno para la nueva situación del mundo, ante la caída del socialismo y el desenlace de la guerra fría, en la que aparecía como ganador único el sistema capitalista encabezado por la única superpotencia, los Estados Unidos.

El Padre de las primeras ideas del CdW fue John Williamson del Instituto de Economía Internacional de Washington y los temas de la receta eran:
*Disciplina presupuestaria, con la reducción del gasto público;
*Cambios en las prioridades del gasto público (enfatizando educación, salud e infraestructura).
*Reforma fiscal y tributaria;
*Liberalización financiera (bancaria),
*Tipos de cambio, competitivos,
*Liberalización comercial,
*Apertura a las inversiones extranjeras,
*Privatizaciones de los bienes del estado,
*Desregulaciones, y
* Garantía de los derechos de propiedad.
Unidos a las anteriores líneas de política, estaban los criterios de “equilibrio macroeconómico” que eran, lograr la eficiencia y la expansión del sector privado.

Durante la Administración de Calderón Sol, se eliminó la capacidad del estado no sólo con la venta de activos nacionales importantes, sino también con la supresión de ministerios claves como el de Planificación y varias oficinas sectoriales de planificación. A cambio de esto último, FUSADES, en manos de la gran empresa, pasó a ser la encargada de hacer estudios y proponer políticas, programas y proyectos de desarrollo para el gobierno.

Desde Cristiani, pasando por Calderón Sol, Flores y el actual Presidente de la República, se ha sobredimensionado lo privado, llegando hasta la consigna de que los altos funcionarios de gobierno debían ser gente del sector privado pues consideran que tienen mejor capacidad para “eficientar” las entidades del estado. En algunos casos, lo que hemos visto ha sido gente que ha llegado a la administración pública a manejar un área de gestión como si fuera su finca o su negocio, buscando la mejor manera para lograr su beneficio personal y el de sus amigos o recomendados.

Fui testigo de cómo muchos compañeros de trabajo, como parte de las medidas del CdW, se acogieron a los famosos decretos de retiro adelantado y recibieron una ilusoria cantidad de dinero por el equivalente a doce salarios de un año laboral. Muchas de estas personas al consumir los fondos obtenidos, buscaban al poco tiempo, su reinserción al mercado laboral y no encontraron oportunidades de empleo, debido a su edad, aumentando así el ejército de desempleados. Muchas de estas personas que eran especialistas en sus puestos de trabajo, fueron sustituidas por los amigos o los recomendados del partido. Y el país perdió recursos en los que había invertido mucho para su profesionalización.
En la mayoría de oficinas de gobierno, como en la Academia de Seguridad Pública, Correos, etc. se irrespetó la ley de salarios que da estabilidad a los empleados públicos y se cambió la modalidad de contratación permanente, por contratos de 3 meses, con la malsana idea de pedirles la renuncia después de 3 meses, violentando los derechos de los trabajadores consagrados en la Constitución de El Salvador y en leyes internacionales suscritas y ratificadas por el estado salvadoreño.

Ante situaciones un tanto aberrantes del manejo público, puse mi renuncia irrevocable a la Dirección de Planificación del Ministerio de Educación en 1995, pues intuía que los rumbos no eran los correctos. De tal decisión no me arrepiento; al contrario, me da solvencia moral para referirme a estos temas con conocimiento de causa y sin presiones de ninguna clase.

Más tarde, en 1997, como profesor en las aulas universitarias, analizaba con los estudiantes de último año, en la Facultad de Derecho, el contenido del CdW y aunque sospechábamos que tenía mucho de falso, no teníamos todavía datos contundentes para demostrar sus consecuencias lesivas para la mayoría de la población salvadoreña.

En diez años que duró la Administración Cristiani y de Calderón Sol, toda la receta del CdW, había sido implementada. Durante el mandato de Flores se terminó de remachar la receta con la dolarización, cuyos efectos negativos, los sentimos hoy en nuestra vida diaria.

Uno de los principales pecados originales del CdW que dio lugar a las nuevas políticas públicas, fue centrarse en la economía y olvidarse de medidas para reducir la inequidad social, tan fundamental para el bienestar de la población, en uno de los países con mayor disparidad entre ricos y pobres, como es El Salvador.

La aplicación del CdW, también se puede interpretar como la apertura de la economía local de los países subdesarrollados a la voracidad de las Empresas Transnacionales (ETs) y a los elevados procesos especulativos.
Un resultado inmediato de la liberación de los capitales a nivel internacional fue el “efecto tequila”, es decir, la crisis mexicana ocurrida de 1994 a 1995. Y la crisis asiática, en 1997.

Entre los resultados concretos de las recetas del CdW, tenemos hoy una mayor desigualdad en los ingresos, la ampliación de la pobreza, el aumento del desempleo, de la corrupción y del enriquecimiento ilícito.

Tan nefastos han sido los resultados del CdW, que el propio Banco Mundial viene tratando de desvincularse de tal recetario. Uno de los críticos de tales medidas fue Joseph Stiglitz quien renunció como principal economista del mismo Banco en 1999.

En los últimos diez años, como para tratar de paliar las medidas iniciales, se han aplicado las llamadas medidas de segunda generación, para un mayor control a los privados que buscan a toda costa la máxima ganancia. Así se crearon instituciones como la Superintendencia de Valores, de Pensiones, de Competencia y la Defensoría del Consumidor, que todavía no parecen cumplir a cabalidad su cometido.

En el último año, una crisis de precios de combustibles y un elevado costo de alimentos y de la canasta básica sin precedentes, encuentra al país sin la base productiva del sector agropecuario, y con un Estado sin recursos por falta de una reforma fiscal adecuada que exija pagar al fisco a los grandes evasores y contrabandistas y que establezca leyes tributarias más justas, como en países con mayor equidad.

En estos momentos, el Gobierno habla de buscar petróleo en nuestras costas, de cultivar alimentos transgénicos, de utilizar las tierras ociosas o de alquilar tierras en países vecinos para aumentar la producción de alimentos. En varias de estas medidas se esconden efectos negativos nefastos que repercutirían de nuevo, sobre la mayoría del pueblo salvadoreño.

Ante la situación actual podríamos formular, algunas preguntas y plantear respuestas tentativas:
¿Qué pudiera significar la medida de iniciar la búsqueda de petróleo en El Salvador? Primero, una medida desesperada ante la coyuntura electoral por parte del partido de gobierno. Además en el caso hipotético de descubrir el oro negro, no significa que los combustibles bajarán de precio automáticamente; pues al ser concesionada la explotación de esos recursos, los precios los impondrán las transnacionales.
¿Desde cuándo y por qué subieron vertiginosamente los combustibles? La respuesta es: a partir de la invasión militar al medio oriente, lucha que el gobierno salvadoreño ha apoyado con el envío de tropas. Ante las amenazas a países productores de petróleo como: Irán, Venezuela y otros, por parte de los Estados Unidos. Y debido a la acción especulativa de las transnacionales.
¿Quiénes ganarían con los cultivos de alimentos transgénicos en El Salvador? Las grandes empresas con capacidad de adquirir esas semillas modificadas y aumentar las ventas con tanta demanda en la actualidad.
¿Qué daños pueden causar los alimentos transgénicos? La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, ha alertado al gobierno para que redoble su vigilancia sobre este tipo de alimentos, indicando que hay que evitar riegos potenciales para la salud, las alergias y la creación de resistencias antibióticas en muchos microorganismos. (Esto último significa que los antibióticos usados en la investigación transgénica son tóxicos para los humanos).
Además se sabe que los transgénicos traen efectos nocivos al medio ambiente como: el uso exagerado de herbicidas, la reducción de la población de insectos, afectando a los insectívoros como: aves y otros animales.
¿Qué se esconde detrás de la ley de arrendamiento de tierras “ociosas” en El Salvador?
Posiblemente, el interés de grandes empresas de obtener tierras y dedicarlas al cultivo de plantaciones para producir etanol. Además la posibilidad de violentar el artículo 105 de la Constitución que limita la extensión de la propiedad para una persona natural o jurídica a 245 hectáreas, a favor de grandes inversionistas.
¿Está preparado El Salvador para afrontar la crisis actual por la elevación de precios a los productos energéticos y alimenticios?
Pareciera que no. El Gobierno se encuentra debilitado y seguirá dando prioridad a los intereses de determinados grupos de poder económico, como lo ha venido haciendo en las administraciones del partido que gobierna actualmente. Y el pueblo, cada día seguirá más pobre y desprotegido, pues tiene que cargar con los efectos de las inadecuadas políticas como las implementadas en los últimos diecinueve años, como parte del Consenso de Washington.

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