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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

miércoles, 31 de diciembre de 2008

AÑO NUEVO 2009

SE NOS FUE DICIEMBRE, PERO NOS QUEDAN LAS PASCUAS

Para todos y todas y en todas partes: ¡feliz 2009!


Pascuas en los cercos de Cabañas


















UN NUEVO ARZOBISPO DE DERECHA EN EL CONTEXTO SALVADOREÑO.
REFLEXIÓN DE UN CATÓLICO POCO ORTODOXO

Este 27 de diciembre nos desayunamos con la noticia del nombramiento del nuevo Arzobispo de San Salvador. Se trata de Mons José Luis Escobar Alas, de 49 años, actual Obispo de la Diócesis de San Vicente.
Mons. Escobar realizó sus estudios fundamentales de filosofía y teología en El Salvador y en el Seminario de Morelia, México, y obtuvo una licenciatura en Filosofía en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma.
El Obispo Escobar Alas tiene 26 años de sacerdocio y una experiencia episcopal, apenas de 6 años, pues fue ordenado Obispo Auxiliar en el año 2002 y 3 años más tarde, en el 2005, fue nombrado Obispo residencial.
Un arzobispo, contrario a lo que comúnmente se cree, de acuerdo al derecho canónico tiene similar nivel de autoridad que cualquier otro obispo residencial.
El arzobispo, eso sí, goza de preeminencia en dignidad respecto a los demás obispos de un país. Es decir, goza de una especie de mayor privilegio o de primado, o como se dice en lenguaje jurídico; viene a ser el primero entre iguales (primus inter pares), por dirigir la diócesis establecida en la ciudad matriz, por lo general la capital de un Estado.

Frente a la vacante que se sabía hace un año, iba a dejar el Arzobispo actual Monseñor Fernando Sáenz Lacalle, probablemente se planteó que le sucediera como era de esperarse, el Obispo Auxiliar actual Monseñor Gregorio Rosa Chávez.

Mons Rosa Chávez, de 66 años de edad tiene una experiencia episcopal de 26 años como Obispo Auxiliar, aunque no como obispo residencial, pues a la fecha no se le ha encomendado la dirección territorial de una diócesis.

Tuve la dicha de convivir en el Seminario San José de La Montaña con el entonces compañero Gregorio Rosa, que aunque iba unos años adelante en los estudios, debido al sistema de organización del currículo, me tocó recibir algunos cursos de teología con él; y puedo dar fe de que fue siempre un seminarista ejemplar en su comportamiento y con notas excelentes durante toda su período de formación.

De 1973 a 1976, Monseñor Rosa además de sus estudios normales de sacerdocio, 3 de filosofía y 4 de teología, estudió una licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.
El pueblo salvadoreño conoce a Monseñor Gregorio y su destacada labor en la Arquidiócesis junto al gran Obispo Arturo Rivera Damas, y su actuación casi en la sombra durante la administración del actual Arzobispo.
Sobre el nuevo Arzobispo Escobar Alas, debo decir que no lo conozco personalmente. Apenas lo ví, en dos misas que él celebró en San Salvador.
Además no tengo nada en contra de él. Sólo el hecho de haber sido nombrado obispo ya dice mucho de su personalidad y entrega a Dios y no digamos por haber sido seleccionado como Arzobispo.
Pero como católico y ciudadano considero que puedo externar lo que pienso sobre esta elección, en un ambiente de libertad de expresión.

El proceso para elegir a un obispo, contrario a lo que sucede con algunas iglesias evangélicas en donde los pastores son muchas veces elegidos “a dedo” o son autonombrados por alguien que de pronto funda su propia Iglesia, en la Iglesia Católica ha existido siempre un cuidado especial cuando se trata de elegir a los Obispos, pues junto con el Papa forman el Colegio Episcopal “que es también sujeto de la suprema y plena potestad sobre la Iglesia universal” (Const. Dogm Lumen Gentium 22).
Una manera bastante sencilla por parte de la jerarquía eclesiástica para explicar a la feligresía la elección de un Obispo y de un nuevo Arzobispo, pudiera ser el famoso papel del Espíritu Santo. Dejamos ese punto para el análisis puramente teológico o mejor para almas piadosas o fervorosos creyentes católicos.

En mi caso, sé que la Iglesia está constituida por hombres y mujeres de carne y hueso y no por ángeles o autómatas ciegos por la fe. Por lo que desde un punto de vista lógico y social, por usar los términos más amplios, surgen varias interrogantes, que trato de poner en perspectiva a continuación.

Para la elección del Papa, Obispo de Roma, se sigue un proceso democrático de voto secreto en el que participan los cardenales aptos, de acuerdo a la normativa canónica. Sólo el Obispo de Roma es elegido por mayoría de sus electores.
Al ser electo el Papa, como lo explica Gustavo Daniel D´Apice, se convierte en el Sucesor de Pedro, Primado de Italia, Metropolitano de la Provincia Italiana, Patriarca de Occidente, Jefe del Estado Vaticano y Vicario de Cristo para toda la Iglesia, Cabeza del Colegio Episcopal y Pastor Universal de los católicos.

Sin embargo, la elección de un obispo diocesano que es la autoridad suprema en una Iglesia Particular, lamentablemente no se hace en forma democrática, mediante el voto directo. ¿Por qué?
Debe decirse que en la historia de la Iglesia la elección de obispos ha estado sujeta a cambios. En los primeros tiempos de la Iglesia, cada obispo era elegido por el clero y los fieles por aclamación. Pero debido a los abusos, fueron después elegidos por el clero; posteriormente por el Cabildo catedralicio y en los tiempos modernos directamente por el Papa por intermediación del Nuncio Apostólico.
Entonces la elección no se hace a dedo, como decimos comúnmente. Y aunque el personaje principal responsable de la elección es el Nuncio Apostólico, no se le puede responsabilizar solamente a él, por la designación de un Obispo. Veamos por qué.

En el ámbito de la administración eclesiástica, existe una normativa un tanto complicada para elegir un Obispo, contemplada en el Derecho Canónico y cuyas reformas fueron aprobadas en 1983.
En los Cánones 368 al 430 se contempla todo lo relacionado a las Iglesias Particulares (las diócesis). En el Capítulo II, se establece lo relacionado a Los Obispos, Cnns 375 - 380. En el Art 2, se contempla lo relacionado a los Obispos Diocesanos, Cnns 381- 402; Más adelante, se legisla sobre los Obispos Coadjuntores y Auxiliares Art 3, Cnns 403-411. Y aplicable al caso que nos ocupa, lo relacionado a la Sede Vacante en una Diócesis, Art. 2 Cnn 416- 430.
Debe decirse, de manera general, que en este proceso tan cuidadoso para la elección de un obispo, se considera desde la elaboración de una lista secreta de nombres de sacerdotes más idóneos que cada Obispo envía a la Sede Apostólica cada tres años, hasta las consultas que hace el Nuncio Apostólico al Arzobispo, al Presidente de la Conferencia Episcopal, al Colegio de Consultores, al cabildo, a sacerdotes y hasta laicos considerados con más sabiduría dentro de la Iglesia.
Esto último explica claramente la propuesta que hace el Nuncio al Vaticano y que se ha hecho en el caso que nos ocupa.
Si los principales jerarcas católicos locales consultados, comenzando por el Presidente de la Conferencia Episcopal. Monseñor Sáenz Lacalle, son de una línea conservadora, pues necesariamente los resultados de una elección van a darse por ese lado; y si quien dirige la Iglesia Universal y sus asesores inmediatos en Roma, son también de esa línea, pues los resultados estarán más claros todavía.

Lo obispos y la política.
Por otro lado, desde el punto de vista político, la Iglesia no es una isla. Y el Nuncio y el Vaticano toman muy en cuenta también la opinión del Gobierno nacional de turno y si éste es de una línea determinada también tendrá su peso en la decisión.
Por algo la Iglesia como la primera organización transnacional sin fines de lucro ha podido durar más de veinte siglos como institución sólida, aunque en la historia haya pasado vicisitudes grandes como: la persecución en los primeros siglos de cristianismo, su carácter de iglesia oficial del Imperio Romano, la Iglesia de las Cruzadas, la Iglesia de la Inquisición, la Iglesia de la Reforma y Contrarreforma… hasta llegar a la Iglesia moderna y actual.

A raíz de los desmanes de muchos obispos en las cosas mundanas y en lo relacionado al poder temporal durante la Edad Media, se adoptaron normativas correctivas en el Concilio de Trento (1545) para la selección de los obispos. Este punto ha sido clave a mi manera de entender, para guardar la disciplina y la unión de la Iglesia a nivel local y universal.

En relación a su carácter político, la Iglesia Católica tuvo que afrontar la pérdida de soberanía nacional de los Estados Pontificios durante la unificación de Italia en 1870 y su reducción a la Ciudad del Vaticano, en donde intramuros transcurrieron 5 pontificados, hasta que en 1929, el Papa Pío XI firmó con Mussolini los Pactos de Letrán por los que se creó el Estado de la Ciudad del Vaticano, equivalente a cualquier país, y mediante los cuales el Papa es reconocido también como Jefe de Estado.

Con todo ese proceso histórico de fondo, sostener que la Iglesia católica no juega un rol político a nivel mundial, no es una tesis sostenible.

La incidencia de la Iglesia en el ambiente político local es innegable, ya que las fronteras de actuación entre su misión doctrinaria o profética y la política partidaria o de determinado Régimen son muy estrechas.

Vale la pena recordar a nivel internacional, como durante la Guerra Fría, la figura del Cardenal Stefan Wyszynki con su actitud respecto al estado popular de Polonia a la llegada del socialismo, representaba según algunos, la presencia de lo establecido; y para otros, fue “de contemporizador del sistema, aprovechándolo para mantener encendida la fe” en aquel país europeo. Y más cerca de nosotros, la figura del Cardenal Obando y Bravo en Nicaragua, nombrado justo en medio de una crisis política del modelo capitalista (mayo de 1985).
Obando fue considerado el más acérrimo opositor al Primer Gobierno del Frente Sandinista (1979- 1990) por supuesto, con la bendición de la Santa Sede.

En el caso concreto de El Salvador, hubo en el pasado obispos que abiertamente apoyaron a partidos políticos, como fue el caso de un Obispo de San Vicente que indicaba a los clérigos que debía apoyarse al PCN en aquellos famosos tiempos de “conciliación”.
Y no es remoto que más de algún obispo en la actualidad, se incline a favorecer al Partido de Gobierno, especialmente cuando sus dirigentes inclinan la balanza de favores con cargo a los recursos del Estado para determinadas “limosnas” o contribuciones.

Por otra parte, frente a la coyuntura actual, no sería remoto que los soplos del Espíritu también hayan previsto la victoria de un FMLN que desde una posición de izquierda pudiera representar una “amenaza” para la fe católica y frente al cual se requiere a futuro, un Arzobispo más bien tirado a la derecha.
Pero volviendo a la figura del Obispo Rosa Chávez, debe decirse que ha dado suficiente ejemplo de humildad y disciplina; primero, ante el nombramiento del anterior Arzobispo Monseñor Sáenz Lacalle, cuando por mérito propio y por deseo de gran parte de la feligresía y del Clero se esperaba que fuera él la persona designada.
Ahora el Obispo Auxiliar se enfrenta de nuevo ante la misma situación, y con el “agravante” de que el obispo electo es mucho más joven y probablemente con menos experiencia, como él mismo lo ha expresado públicamente.

Como parte del pueblo católico, no puedo más que quedarme un poco perplejo por esta decisión.
Lo que me compensa anímicamente en parte, ante esta decisión, son cuatro cosas:
Primero, que al menos la elección ha recaído esta vez, en un salvadoreño.

Segundo, que queda una vacante en la Diócesis de San Vicente que ojalá sea ocupada por un Obispo más progresista que combine la labor del Reino de Dios con el desarrollo y el progreso de una de las poblaciones más pobres del país.

Tercero, que algo similar pasó en la elección de Monseñor Oscar Romero, cuando muchos incluyéndome a mí, no aceptábamos tal decisión. Sin embargo, ahora se le considera uno de los Obispos más de avanzada que haya considerado el Continente Americano.

Cuarto, que la Iglesia avanza en el devenir histórico y siendo vanguardista en la vigilancia de los derechos y los valores, no hay duda que queda planteada la posibilidad de que la comunidad católica bien sea de manera directa o por sus intermediarios (los sacerdotes en general) optarán en algún momento por una elección de los obispos en una forma más participativa. A lo mejor eso sea parte del Concilio Vaticano V, allá por el año 2050, cuando varios de mis lectores vivan todavía y constaten una elección más democrática de los Obispos en El Salvador.
José Ramiro Velasco, 31 de diciembre de 2008. -
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LA TASTASEADA VA A SER BUENA

Tengo constancia de que este blog es leído por muchas personas que no son salvadoreñas, lo que agradezco de manera muy especial.
Sé de una amiga austriaca que no conozco personalmente, que entra a mi blog, porque según me comentó su esposo que es salvadoreño, dice que en él encuentra además de política, aspectos costumbristas y folklóricos de nuestro país.
Debo decir, que escribir a veces en forma costumbrista es algo que me renace espontáneamente, pues como les dije una vez a un grupo con el que intercambiamos reflexiones por internet, el “tufito a monte” y en especial “el tufito a Cabañas”, mi Departamento, me sale tan natural, a pesar de haber vivido en Santa Ana, “la sucursal del cielo”, según sus optimistas habitantes; en San Salvador donde he vivido la mayor parte de mi vida; en París “la ciudad luz”, donde viví un tiempo por cuestiones de estudio; y en África en donde estuve residiendo más de 2 años por cuestiones de trabajo.

Esto de la tastaseada, no sé si lo define mi amigo el Lic. Matías Romero, filósofo y literato salvadoreño en su “Diccionario de Salvadoreñismos”. Pero hago el intento acá, de proponer una definición: Tastaseada. Acción y efecto de tastasear. Aporreada. Golpiza brutal. Acto de ganar a alguien en forma contundente.

Y no me refiero a los ganes de nuestros equipos nacionales de fútbol que dejé de ver desde hace mucho tiempo, cuando mi equipo favorito, el otrora incontenible “Alianza” fue tastaseado varias veces en el partido de la final, por el FAS, por el Águila y hasta por el Firpo.
Tampoco me refiero a las tastaseadas que nos daban de pequeños con el cincho, cuando desobedecíamos a nuestros padres; o cuando de niños opuestos nos encontramos a uno más matón.
Como aquella vez, cuando tenía nueve años que reté a un compañerito que yo calculaba que no me aguantaba, y que después de ponernos frente a frente, ni siquiera esperó que nos colocáramos con los puños de frente como era la costumbre, sino que me dejó ir un solo manotazo desangrándome la nariz y sacándome de inmediato del ring.

La tastaseada a que me refiero es como cuando una represa ha acumulado agua y de pronto se desborda, rompe los diques y arrasa completamente.
Y es que un gane en el fútbol logra un mayor efecto cuando el contrincante ha sido petulante y le ha ganado al equipo contrario por las buenas o por las malas y hasta medio comprando a los árbitros.
Ese fue el caso, cuando El Salvador le ganó a México 1 a 0 en la Hexagonal celebrada en Honduras en noviembre de 1981, definitoria para el Mundial de 1982.
A nuestro equipo se le había ridiculizado tanto por parte de los mexicanos al grado de decir que jugaba “con zapato cuadrado”.
Así que en aquella ocasión, los salvadoreños a pesar de que ganamos por la mínima diferencia sentimos darle la más grande tastaseada al equipo mexicano, nuestro eterno rival en el fútbol de la CONCACAF.

Bueno, ahora entro al caso concreto de la tastaseada a la que me refiero.
Se trata de lo que dice la vox populi, en los diversos lugares que frecuento como San Salvador, Santa Ana, y hasta en los pueblos tan tradicionales y conservadores de mi Departamento de Cabañas.
Y es que Mauricio Funes, va a logar un gane categórico en las próximas elecciones presidenciales de El Salvador. O mejor, como decimos en salvadoreño, le va a dar una tremenda tastasiada a Rodrigo Ávila.

Hasta la fecha, las encuestas de opinión de toda tendencia, desde hace más de un año han dado el gane a Mauricio Funes en lo que se puede denominar el “efecto” o “factor Funes” que ha catapultado al partido de izquierda, Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), más allá de lo que pudiera haberse pensado.
No soy ningún agorero y menos un mago, pero lo que está a la vista no quiere anteojos. Y a pesar de que no he sido nunca admirador del FMLN y menos su seguidor, debo de aceptar lo que dice la mejor encuesta que consiste en escuchar a diversidad de personas, de diferente edad, sexo, nivel educativo y económico: que la Victoria de Mauricio es definitiva y probablemente será en primera vuelta.
Lo anterior, significa que el Partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) de corte derechista tendrá que soportar la primera gran tastaseada de la historia. Y que el FMLN ganará no sólo la elección presidencial sino gran parte de las elecciones municipales y de diputados, por el efecto de arrastre que propicia la figura de Don Mauricio Funes.
Si lo anterior no se cumple, no será error de apreciación del que escribe, sino de gran parte del pueblo salvadoreño, que ya no soporta más la permanencia en el poder por parte del partido gobernante.

Como se dice en el fútbol, si no gana en la mesa, Mauricio ya ganó en la cancha y en el corazón de muchos salvadoreños, incluyéndome a mí. (Y que conste que no me han pagado para hacer propaganda).
En todo caso, como decía la Crisantemina Siempre Viva e Ipecacuana, “a mi que me registren”.


NOTA: Por favor, conteste la encuesta que aparece en la parte derecha de este blog. Gracias

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