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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

domingo, 22 de julio de 2007

¿¿¿FUTUROS DESASTRES ECOLÓGICOS O MALOS SUEÑOS???

Extracción minera


POEMA NEGRO

Narro este sueño, cargado de malos presagios
y envuelto aún, en la penumbra
de un tremendo realismo
que me corta la respiración,
y de un solo tajo,
me trunca el ánimo.

Me resisto a creerlo, con todas mis fuerzas.
No quisiera ni pensar en ello, otra vez.
Pero es más fuerte el ambiente deprimente,
que encuentro, en este año dos mil diecisiete,
en mi empobrecido y saqueado
Departamento de Cabañas…

Voy por las calles de mi Sensunte,
hoy convertidas en gran mercado,
llenas de carpas y de maltrechos toldos.
Distingo apenas, el otrora Parque Luciano Hernández,
en cuyo kiosco se venden drogas y otros alijos.
Paso entre ruidos tan estridentes;
siento el hedor de negocios furtivos;
y luego encuentro a la antigua iglesia,
que luce sucia y medio derruida.
Y a pocos metros, en vez de aquellos viejos portales,
veo salones de todo tipo,
y hasta casetas de mala fama.

Salgo a los campos buscando el aire
y cualesquiera vida silvestre.
Llego a los ríos, que están deshechos,
y en vez de agua, más pareciera
que llevan lodo y toda clase de suciedades.
En esas charcas nadie se baña, porque sus aguas
son venenosas y pestilentes.

Busco algún árbol de los de antaño,
y en mi camino, no hallo siquiera
los aceitunos, ni los almendros y conacastes…

Y del ganado, apenas cuento unos vacunos
que están enfermos y desnutridos.
Como si el pasto los enfermara,
o si sufrieran de alguna peste desconocida,
que poco a poco los aniquila.

Constato ahora, las condiciones de los vecinos.
Están muy tristes, sin esperanza y desconsolados.
Están más pobres y más enfermos;
y otros murieron por los efectos de las mineras,
que han inundado todo el ambiente,
con el arsénico, con el cianuro y otros venenos.

La gente calla, pero no olvida.
Al preguntarles por los desastres,
dicen ser culpa de unos alcaldes, de concejales,
de diputados y de los de arriba,
que en otros tiempos,
se comportaron indiferentes o tal vez sordos,
a los clamores de mucha gente.
Cuentan que los compraron
los mercaderes de unas mineras
que hoy gozan fuera de nuestra patria,
con la riqueza de nuestro pueblo.

Ramiro Velasco

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