UN "HASTA LUEGO" A MONSEÑOR CLEMENTE BARRERA
Este 3 de noviembre
de 2019, falleció Monseñor Clemente Barrera Rivas, el penúltimo de una familia
sencilla pero honorable, que tuvo sus orígenes en Sensuntepeque, Departamento
de Cabañas.
Hace 4
años, al cumplir 90 años de vida, la Asociación Nuevo Cabañas le organizó un
homenaje de reconocimiento a su labor, al que se unió la Municipalidad de
Sensuntepeque que lo declaró “Noble hijo de Sensuntepeque”. De aquel
homenaje, hice una descripción en este mismo blog, en noviembre de 2015.
La velación
de los restos mortales de Monseñor Clemente, se llevó a cabo en el Santuario de la
Virgen de Fátima, en la Ciudad de Santa Ana.
Monseñor
Clemente era mi tío.
A
continuación, las palabras que me tocara dirigir a nombre de la familia, al
final de la misa solemne de sus exequias.
PALABRAS DE
RAMIRO VELASCO EN LAS EXEQUIAS DE MONSEÑOR CLEMENTE BARRERA RIVAS.
El día 3 de
noviembre, la luz de la vida de Monseñor Clemente Barrera Rivas se apagó en
este mundo, para iluminar desde el cielo a todas las personas que recibimos sus
enseñanzas y su entrega como sacerdote y pastor ejemplar.
Tuve la
dicha de conocerlo desde que yo era un niño. Apenas recuerdo, pues yo tenía
apenas cinco años, haberlo visto cuando se celebraba el novenario de la muerte
de mi abuelo Sotero Barrera en el Cantón San Marcos de Sensuntepeque, siendo él
ya un seminarista mayor.
El abuelo
Sotero Barrera, padre de Benjamín Barrera, era hermano de su padre Eulalio
Barrera, que eran parte de unas 20 familias descendientes de españoles que se
radicaron a finales del siglo XIX (1800) en lo que es la Cuenca del Río Lempa y
que comprendía parte de lo que hoy son los municipios de Victoria,
Sensuntepeque y parte de Honduras.
Del seno de
aquellas familias tan cristianas brotaron las vocaciones de Benjamín Barrera y
Reyes, segundo Obispo de esta ciudad de Santa Ana y de Clemente Barrera Rivas
que fue reclutado como seminarista por su primo Benjamín y que comenzara sus
primeros de años de formación con los Sacerdotes Josefinos en México y después
en el Seminario San José de la Montaña en San Salvador. Ordenado sacerdote en
1956, por su primo Monseñor Benjamín, se radicó en la Diócesis de Santa Ana que
entonces comprendía los departamentos de Santa Ana, Ahuachapán y Sonsonate.
La historia
de su vida sacerdotal es muy larga y de alguna manera ha sido descrita en estos
3 días de duelo, pero también de alegría, porque la Iglesia Católica cuenta con
un santo más.
Los que estamos
acá y que lo conocimos, damos testimonio que aunque pudo tener algunas
limitaciones como humano, fue un hombre de Dios y su obra ha quedado para la
posteridad, especialmente para esta bella ciudad de Santa Ana.
Como parte
de la familia, de su hermano Juan Antonio Barrera acá presente, su último
hermano, quisiera agradecer tanta muestra de cariño y de amor para con nuestro
querido Monseñor Clemente.
Gracias a
los Padres Rectores de este Santuario, sacerdotes y cristianos tan
comprometidos, que nos han dado muestras con su organización de su entrega y
veneración por ese sacerdote ejemplar Monseñor Clemente Barrera.
Gracias a
los señores Obispos presentes, al Clero y a los cientos de católicos que se
dieron cita para celebrar sus exequias y darle el último adiós.
Gracias por
estar acá y rendir este último homenaje por su alma y por agradecer al Señor
Jesús y a la Virgen María, que nos regaló y dio a la Iglesia a un gran pastor y
sacerdote.
Su ejemplo
y su entrega por bien de sus ovejas como el Buen Pastor, quedan en lo más
profundo de nuestros corazones.
Que Dios y
la Virgen Santísima nos sigan bendiciendo a todos y Monseñor Clemente,
interceda desde el cielo por nosotros.
Muchas Gracias.
Monseñor Clemente Barrera y su familia en la celebración religiosa llevada a cabo en Sensuntepeque, al celebrar sus noventa años de vida.
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