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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

miércoles, 1 de octubre de 2008

HABLEMOS DE LO NUESTRO


1. Piscirico



2. Pispireto



3. Rambo


4. Petunia



Careto




Rabito


Pita



Carbón




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LOS AGUACATEROS


Durante el día
salen de nuestros pueblos
de Cabañas,
y van por la calle,
pendientes de todo,
tan libres como el viento…

Aunque estén muy distantes
de sus amos,
siguen perfectamente
los rumbos y coordenadas;
y saben de tiempos exactos,
marcados de sol a sol.

Mucha gente les niega su mirada
al encontrarlos por la calle;
y en vez de darles cariño,
si no los insultan,
los tratan con desprecio,
por más que ellos,
se muestren amigos.

Es cierto que nacieron
en humilde cuna;
y que perdieron su atractivo
desde que vinieron a menos;
tal vez por ser andalones,
o por pedir un mendrugo.

Las señoras copetudas
y las chicas pintarrajeadas,
los ignoran al encontrarlos,
y hasta los maltratan.
Y la mayoría de los adultos
también los desprecia.
Sólo los niños siempre sinceros,
se alegran al verlos;
y les muestran cariño,
aunque sea de lejos.

Los hay de diversos colores
y de todo nombre.
Entrada la noche, buscan la casa
y vuelven a su trinchera
en algún pobre lugar,
como seres fieles y responsables.

Ellos no saben de costosos collares
ni de cercas o de muros.
Comen de lo que haya,
y cuando hay.
Si alguna vez toman un baño,
será porque la lluvia es gratis
y cae para todos.

Es cierto que son de baja alcurnia,
pero tienen un valor inestimable:
son tan auténticos…

Despectivamente les llaman
“chuchos aguacateros”…
Pero para mí, son “nuestros perros”.
Ellos son también salvadoreños;
y me encantan por atrevidos,
y porque nacieron para ser libres.

José Ramiro Velasco
Octubre de 2008

Nota: Conteste la encuesta a la derecha del blog. Gracias
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¿VIVIR LA POLÍTICA O VIVIR DE LA POLÍTICA?
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Nuestro ambiente salvadoreño respira política o mejor dicho política electoral, de una manera intensiva, desde el 21 de marzo de 2004, cuando se dieron los resultados oficiales de la última contienda por la Presidencia de la República. Mientras la gran mayoría de población se rebusca para asegurar la tortilla de cada día, y dedica su tiempo a sudar la gota, nuestros políticos “profesionales” (les llamo así porque han hecho de ella, su modus vivendi), tienen todo el tiempo del mundo para empujar a sus maquinarias electorales.
Para ellos, es lo mismo trabajar para el partido, en días de asueto, como en las jornadas en que se desempeñan en un cargo público, contratados con fondos del erario nacional.
El mismo Presidente de la República que debía dedicar el cien por ciento a la tarea de gobernar, le dedicó buena parte de su tiempo a su propio partido, por cerca de cuatro años como su principal dirigente.
Yo expresé en algún programa de radio que cuando el Presidente actuaba como dirigente del Partido, no era el Presidente de la República, sino un arenero más, y por lo tanto para mí en esa situación, era eso y nada más.
En el Departamento de Cabañas, también he señalado en varias oportunidades que los gobiernos municipales en vez de trabajar a fondo por solucionar los problemas de las comunidades, más parece que trabajaban para ganar las siguientes elecciones.
En lo que se refiere al principal Partido de oposición, la lucha partidaria intensiva y la campaña, también comenzaron aquel 21 de marzo, cuando el finado Shafick Handal rechazó el gane de Arena y prometió una resistencia sin tregua a ese partido y a la planilla gobernante.
Los encargados de asuntos electorales en cada partido, pero especialmente en las maquinarias electorales, se han convertido en verdaderos estrategas para llamar a conferencias de prensa o tener la presencia de reporteros por cada una de las acciones que emprenden.
Aprovechan y organizan de tal manera la publicidad gratuita, ganando la anuencia de los grandes medios y disponiendo de espacios para los reportes periodísticos, que dosifican poco a poco, los avances que darán sobre un determinado tema.
De esa manera, cada mes y cada semana están en los medios, manipulando de alguna manera la opinión de la población, especialmente de la más incauta.

Por ejemplo, en vez de dar de una vez los nombres de un candidato, comienza la novela con una serie de nombres potables, a veces de personas que ni siquiera han sido consultados para participar en la contienda electoral.
Después se las ingenian para montar un show de preselección y al final sacan de la manga al candidato que ya tenía predestinado la cúpula del partido.

Lo anterior, que puede ser adecuado en términos mercadológicos, llega a ser un abuso para la mayoría de la gente que lee los periódicos, que escucha la radio o ve la televisión.

Sin embargo, tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe. La gente ya parece creer muy poco de tanta propaganda politiquera. En infinidad de veces, sienten que les han mentido y que lo que se pinta maravilloso en un spot de televisión contrasta mucho con la penuria en que se vive en los hogares, con la falta de empleo, con la tremenda inseguridad, con el elevado costo de los alimentos, etc.

Esa parece ser la respuesta que el partido de gobierno y el Gobierno mismo va teniendo de la población. Abusó tanto de los medios de difusión, queriendo vender una imagen positiva de una manera exagerada (utilizando los recursos del mismo pueblo) que ha perdido casi toda credibilidad. Y eso es muy grave a escasos tres meses para las elecciones de diputados y alcaldes, y de seis, para las elecciones presidenciales.

El mensaje que se obtiene de las encuestas de opinión política es que probablemente habrá cambio de partido en el gobierno central, lo que debiera ser normal en un país democrático donde la alternancia debiera ser fundamental. Sin embargo, los que se llenan la boca hablando de democracia, están tan reacios a aceptar un cambio, que le pintan a la población que si eso sucede, será el fin del sistema.
Tan apegados están ellos, sus compadres y sus allegados a vivir de la política o mejor dicho del poder político, que un posible cambio, lo consideran algo traumático.
Pero del otro lado, en la oposición, sucede lo mismo. Diversos partidos han venido gobernando cantidad de municipios, y allí los cheros, familiares y allegados tienen y han tenido empleos y prebendas.
Para ellos también, vivir de la política es muy rentable
.

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