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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

jueves, 26 de junio de 2014

OTRO JUNIO LLENO DE ESPERANZAS

FLORES DE NUESTRO JARDÍN


































NUEVO MINISTRO DE EDUCACIÓN, NUEVAS IDEAS

El nuevo Ministro de Educación, Ing. Carlos Mauricio Canjura, que fuera un distinguido docente en la Universidad de El Salvador dirigiendo el Programa de Jóvenes Talentos, ha comenzado a lanzar algunas ideas novedosas de reforma educativa.
Entre lo planteado por el Ing. Canjura,  le he escuchado mencionar la prioridad que pretende otorgar a la formación docente, partiendo de que la base para una mejor calidad educativa descansa en los docentes bien formados, como dinamizadores del aprendizaje estudiantil.
Docentes mejor formados es indudable que enseñarán con propiedad materias como matemáticas y lenguaje sobre las que existen graves deficiencias.
Además piensa incluir el Ministro, la enseñanza de asignaturas nuevas, complementarias a las 4 tradicionales, lenguaje, ciencias naturales, ciencias sociales y matemáticas. Entre las nuevas,  según dijo, probablemente se incluyan, la enseñanza de la música, de manualidades y de la educación física.
El nuevo enfoque del Ministro me parece muy acertado, pues he constatado por años, la debilidad con que llegan a la universidad la mayor parte de bachilleres especialmente de los institutos nacionales del interior del país y ellos son el reflejo de la educación recibida, tanto en Primaria,  como en Secundaria. En tales estudiantes, es alarmante la deficiencia para escribir correctamente y no digamos para utilizar la lógica matemática, por poner un ejemplo.
Y es que a varios políticos que han pasado dirigiendo el Ministerio de Educación, en los últimos tiempos, no les ha faltado el discurso refiriéndose a nuevos proyectos y programas, pero han andado por las ramas en cuanto a reformas en pro de la calidad educativa. 
El Ministro actual, sin embargo, espera darle un nuevo giro a la educación, comenzando por lo fundamental que es el  maestro bien formado, como lo fueron los maestros normalistas de antaño. Pero además, tocando el fondo de la calidad educativa que está en el currículo, en el tipo de asignaturas, de sus contenidos y de las metodologías de enseñanza y aprendizaje.
En otras palabras, sin decirlo expresamente el Ministro, está planteando una reforma educativa de fondo y de calidad y no de aspectos cuantitativos, que en el pasado se han orientado hacia un mayor acceso y cobertura educativa, lo que es importante, pero no suficiente.
Como le escuché decir recientemente, el Ministro considera que una Escuela de Tiempo Pleno no resuelve la problemática de calidad, si el docente va a enseñar lo mismo de manera un tanto mediocre y el estudiante va a aprender también de lo mismo, sólo que por más tiempo.
Incluir materias complementarias como la educación artística (música) y la educación física, significaría un paso que no se dio en el pasado reciente. Además qué mejor remedio para la niñez y juventud salvadoreña tan inmersa en problemas, que cultivar el aprecio por los valores estéticos y otras habilidades que van más allá del campo puramente cognoscitivo.
Con todo, debo decirle al Señor Ministro, que tenga en cuenta desde ya, que tendrá mucha oposición especialmente por parte de los docentes tradicionales, que verán en la formación y contratación de nuevos docentes en tales áreas, una competencia desleal a lo que se ha venido haciendo por décadas. Sin embargo, le aliento para que impulse y lleve adelante tales innovaciones, en un sistema educativo tan falto de calidad.








VERDADES OCULTAS

Cuando pienso lo que pienso
tal vez pienso menos;
pero cuando siento lo que siento,
entonces siento más.

Cuando digo lo que digo
tal vez digo menos;
pero cuando oigo lo que oigo,
entonces oigo más.

Cuando entiendo lo que entiendo
quizás entienda más;
pero cuando sé lo que sé
entonces sé que sé menos.

Cuando repito lo que repito
quizás repito más;
pero cuando callo lo que callo
entonces callo menos.

Cuando temo lo que temo
quizás tema menos;
pero cuando añoro lo que añoro,
entonces añoro más.

Cuando olvido lo que olvido
tal vez olvido más;
pero cuando sueño lo que sueño,
entonces sueño menos.

Cuando detesto lo que detesto
entonces detesto menos;
pero cuando quiero lo que quiero,
entonces quiero más.

José Ramiro Velasco
Junio de 2014








CÓMO HABLAMOS NUESTRO IDIOMA

Hablar bien el idioma castellano no es cosa sencilla. Ello implica, utilizar correctamente los vocablos y construir las frases y oraciones siguiendo las reglas de la gramática, es decir de la sintaxis y de la morfología.
Se dice que los salvadoreños en general hablamos mal y es muy cierto. Tal fenómeno se debe al bajo nivel educativo y cultural de nuestro pueblo y a que aprendemos para salir del paso y no para la vida.
Por supuesto, que cuando hablamos con personas analfabetas y que no tuvieron la oportunidad de recibir educación básica, es comprensible que se expresen a su manera y con muchas faltas gramaticales; pero no es aceptable que quienes cursaron el bachillerato y no digamos carreras universitarias, cometan tantos errores en el uso del idioma. En este último caso, lo que se pone de relieve es que existen fallas de enseñanza y de aprendizaje desde la educación primaria en la asignatura denominada Lenguaje o Idioma Nacional.
Y es que tales deficiencias aparecieron más claramente después de la Reforma Educativa de 1968, cuando se suprimieron las exigencias en el aprendizaje de la gramática y de la ortografía. Antes de aquella reforma, un estudiante no aprobaba el tercer curso (ahora el noveno grado) sin una evaluación final de ortografía en la que se examinaba de manera exigente, la acentuación, la puntuación, el uso de las letras correctas en los vocablos, etc. Aquello conllevó la realización de verdaderos concursos en las escuelas y colegios con distinciones para los estudiantes ganadores.
Además, estaban los exámenes privados al final del bachillerato en los que se examinaba todo el material visto en los años de educación básica y de educación media. Así en el examen privado de Letras entraban todos los contenidos gramaticales aprendidos, pero además lo concerniente a literatura iberoamericana.
Pero volviendo a nuestra realidad nacional, uno esperaría que los funcionarios de elección popular especialmente diputados, alcaldes, ministros y hasta presidentes de la República que supuestamente gozan de instrucción notoria, es decir de una educación que es evidente, según lo ordena la Constitución, se expresaran correctamente. Pero gran parte de ellos, por no decir la mayoría, cometen muchos errores en sus alocuciones y discursos.
A veces pienso que, ya que la mayoría de tales funcionarios hablan tan mal, debieran corregirse los requisitos en la Constitución de la República para no exigir para tales cargos, instrucción notoria; pues pareciera que tales normativas se violentan continuamente.
Y es que no basta tener títulos universitarios, ni haber pasado por las aulas del bachillerato para utilizar correctamente los vocablos y la adecuada estructura gramatical. En verdad lo que parece ser más importante, es tener conciencia de que hablamos mal y hacer todo lo posible por hablar de la mejor manera, estudiando la gramática y sobre todo, leyendo incansablemente y siendo a la vez críticos de lo que leemos.
Por otra parte, uno esperaría que las personas que tienen la responsabilidad de expresarse en público como locutores y comentaristas y que aparecen a menudo en los medios de comunicación, como la radio y la televisión, lo hicieran de manera correcta. Pero muchos cometen errores graves y lo peor es que sirven de ejemplo para los oyentes menos educados.
Pero volviendo a los políticos, es cotidiano escucharles en las entrevistas, frases u oraciones con las que atropellan nuestro idioma. De entre las más frecuentes se puede citar: a) el famoso hubieron, por hubo. Por ejemplo, cuando se dice: Hubieron muchas violaciones a los derechos humanos; en vez de: hubo muchas violaciones a los derechos humanos. b) El uso del término suidadano, en vez de ciudadano; c) el famoso haiga, en vez de haya; d) y las pronunciaciones tan corrientes como libertá, en vez de libertad; salú, en vez de salud; y tantas más que denotan pobreza en el uso de nuestro hermoso idioma.

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