DEDICATORIA
Escribo esta página, como otro pequeño homenaje a
nuestra amada Ana Carolina Velasco, para mí, Carito, que ya descansa en la paz
del Señor y que se nos adelantó a la patria celestial el 29 de diciembre de
2024.
Los escritos firmados por mí que doy a conocer, fueron expresiones de nuestro amor de padre en fechas como su cumpleaños o en ocasiones en que quisimos decirle lo importante que era para nuestra familia. Y los escritos de ella, que hoy publico, fueron manifestaciones de lo que sentía en su momento.
Así cuando cumplió los 15 años le escribí lo
siguiente:
Querida Caro:
Hace sólo quince años que viniste al mundo,
más allá de nuestro suelo patrio.
Por
las circunstancias en que ocurrió tu llegada,
todo
nos parecía incierto al principio...
Mas nuestras angustias, se convirtieron muy pronto,
en la alegría de saber que eras un “regalo de Dios”
para
nuestro hogar y para toda la familia.
Cuando
apenas han pasado tres lustros,
se
reanima hoy, de nuevo, nuestro espíritu
al
verte tan radiante y tan jovial.
Es
que justo hoy, inicia una nueva etapa de tu vida.
Por
eso te vistes de rosa,
para
celebrar tus “quince años”,
otro
valioso don celestial.
En
esta nueva etapa de tu vida,
nuevos
retos y triunfos han de trazar tu camino.
Quiera
el cielo que llegues muy lejos
por
el camino recto y con la frente muy en alto,
hasta
alcanzar las estrellas...
Tu
Padre
Y en otra fecha de su cumpleaños, le expresé lo siguiente:
QUERIDA CAROLINA:
HOY 23 DE MAYO, OTRO AÑO MÁS EN TU VIDA
POR GRACIA DE NUESTRO CREADOR.
NACISTE EN MADRID, ESPAÑA Y AUNQUE ERES
CHELITA Y OJOS CLAROS, LLEVAS TAMBIÉN LA SANGRE
Y VALENTÍA DE CUZCATLÁN.
NUTRISTE DESDE PEQUEÑA TU ESPÍRITU CON LAS ENSEÑANZAS
CRISTIANAS, PERO TAMBIÉN CALÓ MUY PROFUNDO EN TI
LO SALVADOREÑO.
RECUERDO COMO TE GUSTABA LEER LO QUE
SALVADOREÑOS COMO SALARRUÉ Y CLAUDIA LARS SENTÍAN
POR ESTE PEDACITO DE TIERRA, NUESTRA PATRIA.
AUNQUE HAN PASADO ALGUNOS AÑOS, SIGUES SIENDO NUESTRA
CARITO Y NUESTRA TUTTY.
QUE DIOS TE CONCEDA VIVIR MUCHOS AÑOS MÁS, LLENOS DE
SALUD Y MUCHOS LOGROS.
SINCERAS FELICITACIONES Y UN GRAN ABRAZO EN ESTE
DICHOSO
DÍA.
En otro momento, con mi estilo medio bucólico, escribí los siguientes versos pensando en ella
y en mi hija Daissie Joanna:
A UNOS OJOS BONITOS Ellos, son el reflejo de los ancestros queridos. pobladores de Cabañas, pero también de la frontera entre Jerez (Guatemala) y Chalchuapa. Su historia ya cuenta un siglo y cuatro generaciones; son la herencia de los Alfaro de los Reyes, de los Velasco, de los Bonilla y de los Hurtado. Aquellos ojos de antaño azules como las montañas lejanas se fundieron con el tiempo, con el verde del limonero y el amarillo del arrozal maduro. Cuando el día está muy brillante ellos se tornan más claros; y cuando llega la tarde, parecen recobrar el verde tan alegre de nuestros campos. Pero Carolina, además del don para cantar,
escribía con un estilo espontáneo, suelto y de mucho sentimiento. En una fecha de mi cumpleaños me escribió en
Facebook, lo siguiente: Carolina Velasco está con Ramirius Velasco. oedsSopnrt9d 1m8 2ofu7u03b022391eh1dcr601u ehltc19e24c4 l664 · ¡Feliz cumpleaños a Don Ramiro, mi
amado padre! Doy infinitas gracias por celebrar
su vida, por poder compartir con usted este día y sentir el corazón lleno de
gratitud por verlo tan bien y siempre activo. Lo amo mucho, papi. Agradezco mucho nuestras pláticas,
aprendo mucho de usted. Y agradezco que sea nuestro papá, gracias por la vida
que me viene de usted y tantas otras herencias de virtudes y talentos. Le pido a Dios que le conceda
muchos años más, lleno de plenitud y felicidad. Que comiencen los festejos Y cuando leyó mi libro publicado en
diciembre del 2022, me escribió también en Facebook, lo siguiente: Este día, al fin he terminado de leer
el libro “Un seminarista a toda prueba, de Sensuntepeque para el mundo”
escrito por mi padre: José Ramiro Velasco Barrera. No puedo explicar a totalidad lo que ha
significado para mí leer este libro. He llorado a mares, me he reído, he
aprendido mucho y me ha emocionado profundamente. Ha sido descubrir mis orígenes, conocer
a mis ancestros paternos y darles su lugar en mi corazón. Poder conocer a
familiares importantes que no tuve la dicha de ver vivos, como mi abuelita
Eugenia o tía Fide, tan maravillosas mujeres y que amaron tanto a mi papá. Ha sido conocer en su totalidad a
Monseñor Benjamín Barrera, a quién yo llamaba: tío Monse. Esa figura altísima
y estilizada, con ojos enormes (efecto producido por sus lentes), una voz
extraña (imagino que por la vejez), y que para mí era atemorizante siendo una
bebé, pero que siempre tuvo hacia mí, gestos cariñosos y palabras dulces. Pero sobre todo, ha sido volver a
conocer a Don Ramiro, el protagonista de la historia. Ahora entiendo el
porqué de su hábito germánico de levantarse temprano, su disciplina en todo
sentido, su sencillez y su corazón campesino. Ahora entiendo sus gustos, desde la
música, hasta el equipo de fútbol que sigue. Entiendo por qué le gustan
ciertas películas y por qué hace siesta. Entiendo de dónde me viene lo
idealista, lo rebelde cuando se trata de defender en lo que creo, la rectitud
de acciones y el anhelo de ser siempre mejor. Entiendo y valoro esa crianza de
pensamiento libre, siempre tratando de ayudar a los demás y de valorar a las
personas por sus acciones y valores y no por lo que tienen. Entiendo mi corazón romántico, que se
conmueve con una noche estrellada y que ama la naturaleza. Y entiendo, eso con lágrimas en mis
ojos, de donde me viene el arte, el teatro, la música. Este libro, escrito con tanto amor,
encierra muchas lecciones de vida importantes, sobre todo el no ceder a las
pruebas de la vida, sino luchar siempre por lo bueno, lo noble y lo justo. Y que si nuestros planes no se cumplen
tal como queremos, siempre, SIEMPRE, hay un camino por el que Dios nos lleva,
que sin duda, será mejor que el que imaginábamos. Gracias, papi. Gracias porque a través
suyo, Dios nos dio la vida. Gracias por ser un padre presente y demostrarnos
su amor con acciones. Gracias por la valentía con que ha cumplido
este sueño de escribir su libro. |
Nota final:
Carolina, ya no está físicamente con nosotros, pero vive
y vivirá por siempre en nuestra memoria y en nuestro corazón. Dios nos la
prestó por algunos años, dando testimonio de lo que llevaba dentro de su
espíritu: bondad, sinceridad, optimismo, alegría y entrega por el bien a los
demás.
¡Descansa en paz, Ana Carolina Velasco Hurtado!