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Soy profesor universitario. Trabajo por el desarrollo de Cabañas, un departamento de El Salvador, muy bello, pero también donde hay mucha pobreza, especialmente en lo educativo y cultural. Soy planificador educativo y trabajé por muchos años como director y coordinador de proyectos sociales. Me considero una persona con una visión amplia que trata de valorar lo positivo de cada quien.

viernes, 29 de enero de 2016

ENERO, NUEVO AÑO Y NUEVAS ENERGÍAS


MURALES EN LA FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES, UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR














  






 











LA POLARIZACIÓN ACTUAL, LA CRISIS Y LA NECESIDAD DE UN NUEVO RUMBO PARA EL PAÍS

Se acaban de cumplir 24 años desde el término formal del conflicto armado que tanto enlutó al pueblo salvadoreño.
Durante el decenio previo a  la guerra interna, años setenta, al menos en algunos ambientes, se comenzaron a sentir de manera muy acentuada las posiciones cerradas, por una parte, de la derecha conservadora que disponía de todo el poder económico y estatal a su favor  y que se resistía a permitir la apertura de espacios de expresión y de participación política; y por otra, la conformación de un bloque cada vez más amplio de gente de izquierda y de centro que se rebelaba contra el estado de cosas imperante.
Yo mismo viví en carne propia esa dualidad, pues por un lado, en la Universidad de El Salvador, donde estudiaba, no era muy bien visto por algunos compañeros “extremistas” de izquierda a los que llamábamos “revolucionarios de cafetín”, que sólo por el hecho de trabajar en una institución de gobierno como el Ministerio de Educación, me consideraban si no de derecha, al menos como alguien no confiable y afín a su ideas; mientras que en el Ministerio, a todo el que estudiaba en aquella universidad se le consideraba un tanto “rojillo” o izquierdoso.
Seguramente, que lo que refleja mi vivencia se repetía en otros ambientes y se fue agudizando conforme se entró y avanzó en el conflicto armado.
Durante el conflicto, aquellas posiciones encontraron su resonancia en los dos bandos en lucha, mientras que la mayor parte de la población por diversas razones trataba de no tomar partido, al menos en términos de militancia.
Llegada la firma de los Acuerdos de Paz, las posiciones antagónicas de izquierda y derecha, no necesariamente por su índole ideológica, fueron aumentando más por el lado de las simpatías ya sea hacia los llamados revolucionarios que habían abogado por cambios estructurales, como de los conservadores que se aferraban al estado de cosas existente y hablaban más de construir la democracia por medios pacíficos.
Y aunque la firma de los Acuerdos de Paz, permitió cambios radicales, aquellos se dieron sólo a nivel de la superestructura, entendida ésta como lo sostiene el marxismo. Dichos cambios se operaron especialmente en la esfera política con conquistas importantes a nivel constitucional especialmente en el sistema de partidos, sistema electoral, organización del estado y del gobierno, modificación de roles de algunas instituciones y la creación de otras nuevas. Pero de ninguna manera se llevaron a cabo cambios radicales  en la estructura económica, como tanto se había insistido durante la lucha armada. Como lo sostiene Álvaro Artiga, en su libro El Sistema Político Salvadoreño, “Con los Acuerdos de paz, un nuevo régimen político con rasgos híbridos se instauró”.  
Una vez “Alcanzada la paz”, como ingenuamente se pensaba, las posiciones polarizadas mantenidas durante el conflicto, encontraron un nuevo nicho tanto en el Partido Alianza Republicana Nacionalista “ARENA” para los conservadores, como en el nuevo Partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional “FMLN” que copió hábilmente el nombre del movimiento revolucionario que sostuvo con éxito la lucha armada y que incluía entonces una izquierda unida, que aglutinaba a varias tendencias ideológicas.
Con los años, después de una especie de “purga interna” de varios dirigentes importantes en el nuevo partido de izquierda, fue predominando la tendencia del Partido Comunista que en la actualidad lidera al partido gobernante. Sin embargo, como opinan algunos, el Frente visto desde su dirigencia se ha ido transformando en una empresa partidaria que parece en la práctica haber absorbido y disfrutado de los manjares del liberalismo económico y de las ventajas de manejar la cosa pública (el gobierno) por muchos años a nivel local y en los últimos tiempos a nivel nacional, manteniendo lo “revolucionario” sólo a nivel de discurso para tratar de mantener unidas a sus bases.
La lucha de la derecha mediante ARENA y de la izquierda por medio del FMLN y la transformación de ambos institutos políticos en verdaderas maquinarias electorales,  han caracterizado en veinte años al sistema político salvadoreño, dándole primacía a los dos partidos y a sus intereses mediante el  gane y disfrute del poder  e incidiendo en un nivel elevado de polarización que repercute fuertemente en la convivencia social.
Por otra parte, aunque en el espectro político partidario, el peso de los partidos ARENA y FMLN no es total, al menos formalmente; la “habilidad perniciosa” de los dos partidos mayoritarios mientras han ostentado el gobierno, ha sabido “comprometer” el apoyo de la tercera fuerza política, especialmente en las decisiones que requieren mayoría simple en la Asamblea Legislativa. Así sucedió con el apoyo incondicional que el  Partido de Conciliación Nacional (PCN) denominado peyorativamente “partido taxi” brindó al Partido ARENA, mientras este último gobernó durante  veinte años; y lo es desde el 2009 a la fecha, el Partido GANA, en apoyo del FMLN en el gobierno.
Pero volviendo a las posiciones encontradas de los dos grandes partidos, éstas han  entrampado muchas decisiones que debían de haberse tomado en forma consensual y oportuna en materia fiscal y financiera del estado y en otras materias importantes de orden social y de la administración pública.
Lo cierto es que en los últimos 20 años los problemas se han agravado en cuanto al bajo crecimiento económico, el elevado endeudamiento público externo, el elevado déficit fiscal, la baja inversión extranjera y nacional, el alto costo de los servicios públicos, la creciente migración hacia el exterior y la elevada corrupción. Las carencias están a la vista, en cuanto a la falta de oportunidades, los bajos niveles de atención en salud, la dotación de agua potable y otros servicios. Y como si fuera poco, la tremenda inseguridad y la delincuencia, extendidas como un cáncer por todo el país que agobian cada día a la población.
Con tales males y en un ambiente polarizado, lo único que puede salvar al país es un nuevo Acuerdo Nacional en el que el entendimiento entre los diversos sectores y el esfuerzo de las fuerzas vivas en una nueva dinámica constructiva y leal, contribuyan a un mejor estado de cosas. De lo contrario, en el mediano plazo la sociedad en su conjunto estará al borde del despeñadero.











OCURRENCIAS DEL MES

1.      La señora cuando sintió que se paralizaba su pierna, gritó asustada: Guillián Barré. Y Julián se puso a barrer. 
2.      Ella le dijo: -a mí me late mi corazón al verte; y él le contestó:  -y yo veo que a Ud. le late mi perro.
3.      Entre adultos y adúlteros hay una diferencia de apenas dos letras.
4.      Tan decidido estaba el Presidente a ponerle coto a la criminalidad que nombró a Howar como Director de la Policía.
5.      El Gobierno Salvadoreño lamentó este domingo 23 de enero la muerte de 13 costarricenses que naufragaron en aguas del Caribe al Sur de Nicaragua, pero no dice nada de las 18  personas que mueren cada día en El Salvador por la violencia.
6.      En el barrio, el insistente perifoneo en aquel pick up para que sacaran las cosas viejas a la calle, pues las compraban a buen precio, no les hacía mucha gracia a las personas de la tercera edad.
7.      La señora de Bustillo no hacía honor a su apellido, pues la naturaleza le había dotado de buenos atributos físicos.
8.      Antes le llamaban Kate del Castillo, ahora le llaman Catocha del Guzmán.
9.      Cuando ella se venga del todo, yo me vengaré con la indiferencia.
10.  Aquellos amigos salvadoreños se encontraron de nuevo. El de Oriente  le dijo al de Occidente, que estaba prendado de Mercedes Umaña. Y el otro le confesó que él siempre admiraba a la Thalía.
11.  Ella oyó decir que aquel niño eran tan lindo que seguramente “lo habían mandado hacer a Ilobasco”.  Y como era tan ingenua, mandó hacer el suyo con un amigo residente de aquella ciudad.
12.  Una flor de papel, es algo bello pero artificial y sin alma.
Una boda de papel es tan frágil, pues se celebra apenas un año después de casados.
Un casamiento de papel es aquel atestiguado por un documento formal, pero en el que el amor se ha ido muy lejos.
Un funcionario de papel es aquel que no es capaz de improvisar y que siempre tiene que leer su discurso.
Un músico de papel es aquel que no puede tocar una melodía sin leer la partitura.
Un libro de papel es aquel que aunque amarillo por el tiempo, no lo destruye ni un hacker, pero lo puede destruir un ratón de verdad, no esos de la computadora.